I'm not worried anymore.

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Un mes y medio había pasado desde aquel incidente tan desafortunado. Pese al intento de evitar a los medios y la prensa, ellos insistieron rotundamente a seguir reportando sobre lo que se sabía. 
Mingyu salió en varias revistas, pero se desconocía el papel que ocupaba en cuanto al altercado. 
En cambio, Dongyul se llevó todo el foco de atención, cosa que la pareja agradecía rotundamente; para seguir con sus vidas. 

Era complicado lidiar con rumores, pero no les importaba si eso les permitía vivir de igual manera. 

Mingyu luego de un reposo; obligado por parte de Kelly y Wonwoo por seis semanas, volvió al trabajo como normalmente lo hacía.

Wonwoo comenzaba a terminar sus trabajos de moda, y Kelly seguía siendo Kelly. 

No habían muchos cambios, excepto que Wonwoo y Mingyu estaban en la grandiosa etapa de luna de miel en su relación. Se la pasaban en las nubes pensando en el contrario, preguntando si harían algo al terminar el día, o si se verían durante el fin de semana. 
Kelly a esas alturas se estaba por arrancar los pelos de la cabeza. Soportar a su mejor amigo y a la pareja del mismo sujeto, hablar de lo maravilloso que era uno u el otro, la mantenía ocupada y con la vena del cuello inflamada completamente.

Aún así, le agradaba ver como Mingyu había cambiado su actitud, y Wonwoo parecía menos atormentado que antes.

Era sábado, Wonwoo estaba entusiasmado. El viernes habían quedado en una cita con su novio. Estaba entusiasmado después de todo.

Disfrutarían de sus presencias, y de un ambiente que ellos solamente podrían disfrutar. Querían ir a algo sencillo, al centro comercial. 

La puerta fue tocada, Wonwoo aún no estaba listo y un miedo por esto se le estaba subiendo a la cabeza. El fotógrafo aguardó un par de minutos, impaciente por ver a su novio.
El diseñador abrió la puerta, mientras aún se colocaba un abrigo sobre sus hombros. Casi listo para salir. Vio a Mingyu, completamente arreglado, con un suéter de color celeste, unos pantalones de jean desgastados y zapatillas blancas. Su cabello estaba ordenado y su tez parecía más brillante que otras ocasiones. 

—¿Pasa algo cielo?—Rió Mingyu al verlo desordenado, con el abrigo mal colocado.—Permiso.—Entró, dejó la puerta semiabierta, y arregló el abrigo del muchacho.—No tenías por qué apurarte. Podía esperarte.

—Lo sé, pero siempre soy impuntual con arreglarme.—El menor arregló el abrigo, e hizo un puchero que Mingyu se vio obligado a deshacer con un casto beso.

—Y no pasa nada, tengo todo el tiempo del mundo para esperarte, cariño.—Sonrió complacido de ver a su novio con un atuendo que le gustaba.

Wonwoo llevaba debajo de aquel abrigo, un delgado suéter con cuello de tortuga que había doblado. El abrigo de color café claro, y por último unos jeans cafés oscuros que entallaban sus piernas. Sus zapatillas eran blancas, con cordones completamente pulcros. Le agradó ver unos lentes de marco dorado que dejaban resaltar sus ojos castaños. Era como tener el otoño encarnado en una sola persona.

Le encantaba.

—Te ves grandioso.—Mingyu besó su frente y sonrió al verlo levemente sonrojado. El menor aún no se acostumbraba a aquellas acciones o demostraciones de afecto del fotógrafo; mas, le agradaba ver esa gran forma de ser suya.

—Debo buscar mi billetera.—Notó la ausencia de documentos y peso en su bolsillo, volviendo al comedor donde había dejado esta misma. 

Luego de quince minutos, ambos se encontraban en el automóvil del castaño.

Por suerte hacía buen día, aunque no quitaba la ventisca y el frío que hacía. 

Llegaron al centro comercial, y decidieron pasearse hasta encontrar alguna tienda o algo que les llamara la atención.
Estuvieron varios minutos buscando algo que les atrajera a la mente. Hasta que por un despiste, la mano de Wonwoo no estaba tomando la suya. Se desesperó al notar que su cabellera negra favorita se había perdido entre las familias y tumultos de gente que paseaban.
Se movió un poco, y notó que una ventisca provenía de un sitio. Wonwoo estaba viendo una pista de patinaje en hielo; a la cual miraba fascinado, con sus lentes brillando al ver a niños, adultos y adolescentes patinar sobre el hielo. 
No hacía mucho frío, pero era lo suficiente como para sentirse un poco cambiado de ambiente.

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