Click and check;

Worthless.

Otro día igual. 

—Buenos días. — Susurró el azabache, un sábado por la mañana mientras un bulto en las mantas gruñía por haberlo despertado. —Iré a hacer el desayuno. 

Wonwoo se levantó con poco cuidado, tambaleándose con torpemente, amenazado por la idea de caer al suelo. Su cabeza dolía, y su espalda también. 

Flashes de la noche pasada golpearon su cerebro con realidad suficiente como mantenerlo apoyado unos segundos en el mueble cerca de la cama. 

Dongyul lo había obligado a acostarse con él. Eso explicaba los moretones en su cuello, la ropa interior que era la única prenda que traía puesta y el dolor de cabeza que tenía por algunos golpes anteriores. Con los ojos llorosos siguió caminando, cojeando pero intentándolo; llegando a la cocina para preparar el desayuno. Dongyul no apareció en todo el tiempo que preparó el desayuno.

Era un sábado normal, uno al cual estaba lamentablemente acostumbrado. 

Dejó el desayuno en la cama, comenzando a comer. Dongyul estaba tomando una ducha rápida y no le molestaba comer solo. Es más, le gustaba.

El mayor salió y miró de pies a cabeza a Wonwoo.

—Me sorprende que sigas vivo.—Susurró Dongyul mientras soltaba una risita maliciosa. —Que hijo de perra estás hecho.

—¿Vas a comer? —Preguntó Wonwoo con la fortaleza suficiente como para olvidar sus palabras. No quería hacer caso, pero su corazón se estrujó como una uva al escucharlo decir aquello. No debería afectarle, pero cada vez se hacía más difícil no hacer caso.

—No, debo ir con mi secretaria-

-Valle. Adiós.—Siguió comiendo, y Dongyul ni siquiera tocó el desayuno antes de irse

Wonwoo tuvo una jornada relajada. 

En la noche, todo se volvía el triple de peor. Dongyul estaba borracho y con un aliento horrible al llegar con Wonwoo. 

—¿Por qué estabas tomando? Me preocupé y llamé a...

—Cállate, me duele la cabeza. — Dongyul abrazó el menor, apoyando su cabeza en su hombro. —Nunca me dejes. 

Wonwoo no supo que decir, no quería decir nada en realidad. Abrazó a Dongyul, sólo para llevarlo a la cama. 

Ahí fue como todo se salió de control. 

—¿Por qué no me dices nada de vuelta? —Nuevamente silencio. El malhumor mezclado con el alcohol eran lo peor que podían pasar ahora mismo; pero al azabache más pequeño no le importó. No respondió, sólo tomó su mano para poder llegar a la habitación y recostarlo rápidamente.—Suéltame. 

—No.

—¡Qué me sueltes!—Exclamó el azabache mayor, con una mirada completamente enfocada y distorsionada de quien supuestamente amaba.—Maldita perra, hijo de puta. No sabes ni siquiera vivir sin mi. 

—Cállate tú.—Musitó a regañadientes Wonwoo. No había sido un buen día para ninguno de los dos, pero fue suficiente para su humor. No se dejaría pisar, no esta vez. 

—¿Qué me calle? ¿Quién te enseñó esos modales? Seguro fue el jodido de tu amiguito.—Dongyul había tomado de su cabellera azabache para arrastrarlo al salón.

—¡No quiero verte más! ¡Quiero romper contigo, quiero irme! ¡Joshua no tiene nada de cul-

Un golpe llegó a sus costillas, torpe pero contundente como para dejarlo revolcándose en el suelo luego de que lo soltara.