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I will protect you.

Al día siguiente, el frío era mucho más intenso. Las pocas ganas de levantarse hacían efecto en sus cuerpos. 

El primero en despertar fue Wonwoo. Su cuerpo estaba entumecido; y aunque Mingyu a su lado parecía una lapa no podía evitar casi ronronear por el calor que le entregaba. A comparación de su cuerpo, era muchísimo más corpulento y grande. Seguían en la misma posición, Mingyu sosteniendo su cintura y las piernas cruzadas. Se sentía cálido y acogedor. Por alguna razón, sentía como en casa. Deseaba no dejar que el tiempo pasara, deseaba no separarse de aquel calor corporal. No quería que Mingyu despertara y dejara de producir aquellos suspiros y ronquidos que lo enternecían al punto de sentir su aliento en su propio cuello.

Era adorable. 

Mingyu poco a poco fue despertando. Soltó un suspiro pesado cuando estaba ya consciente de donde se encontraba.

—Hola.—Susurró Wonwoo mientras se acomodaba un poco, tirando de las mantas.

—Wonie.—Una voz ronca y somnolienta sacudió al menor. Un respiro se atascó en su garganta y un rápido pensamiento lo azotó con fuerza. 

Jodida voz de ultratumba se cargaba.

Y eso fue suficiente como para ponerlo nervioso un día sábado como este. 

—¿Dormiste bien?—Terminó por decir el menor. Sus sentidos estaban alborotados por la mera existencia de Mingyu con la voz mañanera. Pero intentaba situarse en el hecho de estar acurrucado y con frío a su lado.

—Bastante bien. No sé si eres tú el cómodo o la cama.—Su voz rozaba el cuello de Wonwoo, y una risita se le escapó.—¿Tú dormiste bien?

—Sí, aunque tengo frío.—Susurró Wonwoo mientras volvía a cerrar los ojos. Se acurrucaba mientras que el agarre en su cintura se fortalecía con delicadeza. No querían separarse. Era un acuerdo mutuo silencioso pero correcto. 

—¿No deberíamos levantarnos?—Mingyu suspiró un poco y su garganta carraspeó al sentir su voz más ronca de lo habitual. 

—Es sábado.—Gruñó Wonwoo cuando el mayor intentaba levantarse con agilidad.—No quiero...

—¿Debes hacer algo hoy?—Preguntó el castaño. Sus ojos se cerraron y por inercia volvió a besar su cuello con delicadeza. Sus caricias no se detenían; las ganas de Wonwoo de voltearse y besar sus labios se fortalecían a medida de que los chasquidos de besos se pasaban en su cuello. 

—No.—Negó Wonwoo con los ojos cerrados.—Para. 

—¿Parar qué?—Preguntó separándose un poco, mientras miraba al pelinegro con un puchero.

—Eso...—El menor un poco avergonzado se refugió en las mantas e ignoró el hecho de que las caricias seguían sobre su cintura. Se sentía cálido.—Te voy a patear otra vez si continúas. 

—Vale, vale.—Suspiró Mingyu mientras se recostaba pesadamente, moviendo la cama con fuerza al recibir su peso completo. Ignoró el hecho de que un silencio se convirtió en algo consistente y difícil de quebrar.

Poco a poco, Wonwoo comenzaba a quedarse dormido de nuevo. Sentía sus párpados pesados, y su respiración más calmada. A pesar del sueño que había vuelto y del calor corporal que los abrazaba; no buscaban separarse en ningún momento. 
¿Acaso habían hecho algo como para hacer este pacto y evitar separarse? 

No sabían, pero lo disfrutaban.

—No quiero levantarme.—El menor terminó de salir de su trance de sueño. Así de fácil fue sentir de nuevo su pecho acelerado.