I don't want to.

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Había pasado una semana desde aquel suceso. Mingyu por obligación del más pequeño debió seguir con su trabajo.

Estaba aburrido y un poco inquieto. Directamente quería estar con Wonwoo las veinte y cuatro horas del día. Lo llamaba cada que tenía la oportunidad. Sinceramente el joven de cabellera azabache quería tirarle el teléfono por la cabeza por cada llamada. 

Pero agradecía que estuviera preocupado.

Odiaba no sentirse libre. Odiaba ir a comprar al jodido supermercado mini que había bajo el edificio del departamento donde se estaba quedando, y temer a encontrarse con su agresor y ex al mismo tiempo. Cosa que curiosamente eran la misma persona. 

Vivió con miedo por una semana. 

Dongyul, había sido visto en noticias, en el periódico. Y varios rumores se especularon. ¿Por qué había vuelto al país? ¿Acaso eso era una notificación de una vuelta definitiva? Quizá nunca nadie lo sabría.

Pero por cada noticia nueva que Wonwoo encontraba en la televisión, o en el celular, su ansiedad se incrementaba más de lo que le gustaría. 

Le estaba costando dormir, y aunque no quería admitirlo; Mingyu era quien más acojo le daba a su insomnio tan inesperado. 

El día había acabado, igual de aburrido y monótono que el anterior y que probablemente el siguiente. Mingyu llegó cansado, pero algo estaba mal. 

Corrió hasta la habitación que ahora compartían, y entró rápidamente para buscar a Wonwoo. Tenía un mal presentimiento. 

Al abrir la puerta, vio a Wonwoo mirando la pantalla de la televisión, con los ojos bien abiertos, las cortinas cerradas y la pantalla iluminando sus ojos perdidos y tristes. Sus labios entreabiertos estaban temblando, su mentón cometía el mismo error de tiritar en amenaza de llanto. Todo el cuerpo del azabache parecía gelatina. 

Ahí fue que recordó la conversación que había tenido con Kelly.

—Wonwoo no es un chico normal.—Dijo con sinceridad Kelly, cuando el trabajo de ambos había terminado y hablaban a solas en la oficina del castaño. Se encontraba en una pequeña crisis al saber que Wonwoo no estaba completamente bien. Ambos estaban sumamente preocupados.—Nunca lo será, y eso tienes que entenderlo.

—¿Cómo lo sabes?—Mingyu la miró con los ojos confundidos. ¿Cómo podía entender tan bien lo que Wonwoo estaba viviendo? 

—Porque también abusaron de mi.—El castaño frunció el ceño.—Fue hace cinco años, en una fiesta. En la universidad. Estaba borracha; pero estaba tan vulnerable que... Simplemente sucedió.—Susurró Kelly con un rostro sombrío. ¿Cómo alguien tan feliz podía lucir tan triste de pronto?

—¿Quién fue el hijo de...

—Mingyu.—El castaño apretó su mandíbula, rabioso por dentro, con sus entrañas quemando como si el mismo tártaro se hubiese instalado para hacerle cosquillas.—Uh, fue hace años. No lo denuncié y ya es muy tarde. Me culparon muchísimo tiempo sabiendo que no era mi culpa. Así que, sí, si sé lo que está pasando Wonwoo.—Kelly se acercó hasta el escritorio de Mingyu, sentándose sobre este con confianza.—Sé delicado, no es algo fácil de llevar. Me tomó años asumirlo.

—Lo sé. ¿Acaso no ves lo que he estado haciendo por él?

—Soy consciente de ello. Pero no podrá hacer algunas cosas que tú piensas normales.—Kelly asintió con seguridad.—Deberás estar ahí si piensa afrontar a su agresor, o tomar alguna acción grande. Mantente alerta. Y avísame si necesitas ayuda. Ustedes dos son un caos que hay que solucionar de vez en cuando. 

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