Capítulo Cuarenta y nueve, parte uno.

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Dos meses después...

—¿Se mueven?

—No, han estado bastante quietos este día. Se portan bien cuando Die vuelve.

—Matt ya debería haber llegado— mi hermano mira la hora en su reloj— me pone de los nervios.

—Casi siempre llega después de las seis, no te alteres.

—Estuvo a punto de morir— lo dice recalcando cada palabra— no puedo vivir sin él, somos como...—pone un dedo en su mentón y frunce el ceño— Somos como las hamburguesas y el colesterol alto.

Me acomodo en mi asiento haciendo una mueca por la extraña comparación.

Max nunca deja de sorprenderme. Incluso ahora que está casado pensé que dejaría de ser tan payaso pero me equivoqué. Pero debo admitir que me alegra el hecho de que no cambiará por algo así.

El sonido estruendoso desde la cocina nos hace pegar un salto. Estiro mi mano para que Max me ayude a ponerme de pie, los casi siete meses de embarazo han reducido mucho mi movilidad y recordemos que es un embarazo multiple.

Thea está ahí con las manos temblorosas y el rostro completamente pálido. El vaso roto en el piso y sus pies descalzos no son una buena combinación.

—Lleva a Thea a su habitación, Max— suspiro y le doy una sonrisa— yo iré por una escoba.

—No quise...

—No me molestaré porque rompiste un vaso de mi cocina, Thea.

—Es cierto— Max pasa sobre el vidrio con cuidado y toma a Thea en sus brazos— hoy en la mañana vi una oferta muy buena, no te preocupes.

Miro el desastre que ha dejado y asiento pensativa.

¿Cómo es que un vaso tan pequeño se puede romper en tantas partes?

Llego hasta la escoba y tengo que sujetarme del mueble cercano porque uno de los bebés acaba de patear como un demonio.

Es tan fuerte que tengo que doblarme y hacer los famosos ejercicios de respiración.

—Aún les quedan dos meses por cocinarse así que por favor ni piensen en adelantarse.

La puerta se abre y Matt entra. Se queda quieto al verme, levanta una mano cauteloso y apoya la otra en el marco de la puerta.

—Por tu cara concluyo que no es un buen momento. — mira detrás de mi y ve el desastre— Permíteme hacerlo.

No espera a que le pase la escoba, solo la quita de mi manocon cuidado y comienza a limpiar. El nudo en mi garganta aparece como cada vez que lo veo.

Pensar que estuvo a punto de morir y ahora está aquí con nosotros, me duele mucho.

Me duele no ver al Matt de siempre, ahora solo es un chico roto.

Tiene esta aura negra alrededor de él y donde antes habían sonrisas ahora solo hay una línea recta, y sus ojos solo demuestran esa tristeza y dolor profundo. 

Sacudo mis manos para dejar de pensar en eso. Haremos lo posible para salvar a mi hermano de la oscuridad que lo consume y lamentarse no es de ayuda.

—Gracias, Matty.

—No hay de qué.

Lo miro una última vez y voy hasta la habitación de Thea.

No sabría por dónde empezar pero de alguna forma Thea terminó viviendo conmigo y también lo hizo Matt. Me hacen sentir menos sola cuando Die no está. Más que una molestia son una buena compañía.

Racing With You. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora