Racing With You. [Completa]

Capítulo Treinta y ocho. 1/3

~Feliz lunes <3

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—¿Estás ya con tus hermanos?

—Max debería llegar en cualquier momento.

—Estaré ahí en unos días.

—No te preocupes y disfruta con tu familia. Diles otra vez que lo siento por irme tan de pronto.

—Ellos saben que la familia es lo primero.

—El abuelo estará bien, pero de todas formas quiero estar aquí en caso de que se muera.

—Indolente.

—La triste realidad— me río y diviso a mi hermano— Te dejo porque ya veo a Max.

—Dales mis saludos a todos.

—Lo haré. Te amo.

Cuelgo la llamada y camino hasta mi hermano. Ayer en la mañana me llamaron diciendo que el abuelo estaba en el hospital, no grave pero que quería verme.

—Hola, doble de Matt.

—Matt es mi doble, yo nací primero.

—No lo sé, yo no estaba ¿No vino contigo?

—Está a cargo de una misión. Solo sube al auto antes de que nos den una patada en el trasero por estar mal estacionados.

Hago lo que me dice mientras él sube mi maleta. Frunzo el ceño al ver un labial en el asiento. Lo tomo y le doy mi aprobación, es un color muy lindo.

—No sabía que ahora te pintabas los labios.

Alzo el labial para que mi hermano lo vea. Rueda los ojos y lo toma divertido.

—No es mío. Debe ser de Quinn.

—¿Esa Quinn?

—Si.

—Te mueves rápido—pincho su costilla y se ríe sin ganas.

—Y eso que vamos con calma.

—Interesante ¿Cómo está el abuelo?

—Dentro de todo está bien pero creo que le hacen falta vitaminas.

—Pobre.

—¿Cómo estás tú? ¿Los bebés?

—Seguimos siendo uno. Por cierto mira —pongo mi mano en frente de él, la que tiene el anillo.

Se aclara la garganta y se remueve un poco incómodo en su asiento.

—Que lindo. — mira la carretera unos segundos y voltea a verme con los ojos muy abiertos— ¿Es un anillo de compromiso?

—Si.

—Tu si que te mueves rápido.

—Puede ser.

Sonrío viendo el anillo y pensando en quien me lo dio. Solo espero que Die pueda disfrutar de su familia un buen tiempo.

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Tomo el pomo de la puerta y hago una mueca al pensar que últimamente he vivido esta misma situación con mi abuelo. Él ha estado muy enfermo.

—Abuelo, cada vez me da más miedo de que te mueras mientras no estoy— cierro la puerta detrás de mí y pongo mi mentón sobre mi mano, su rostro se ilumina cuando me ve— eres muy desconsiderado.

—Ah pero si es la nieta más ingrata que tengo ¿No estabas en el medio oriente o algo así?

—Soy mala en geografía pero me atrevería a decir que no. Estaba en Alemania disfrutando de la familia de Die y ahora tengo que ver tu rostro demacrado porque resulta que te faltan vitaminas.