Capítulo Treinta.

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Die se mueve incómodo a mi lado. Puedo comprender sus nervios porque estamos fuera de la mansión y sé que tiene miedo de que mis hermanos se enteren de todo. Llegamos al acuerdo de que les diremos a todos de la noticia cuando los resultados de los últimos exámenes y ecografías, esas cosas estén listas.

—Oye, bebé— lo llamo para que deje de apretar el manubrio— relájate.

—Si no supiera que tus hermanos son parte de la mafia pelirroja no estaría tan nervioso.

Hago una mueca por el mal apodo pero me causa gracia de todas formas. Llevo mi mano izquierda a su muslo y le sonrío.

—Lo siento por hacerte parte de esto. Cuando volvamos a Londres dejaremos esto de...

—No— eso me sorprende— es tu familia, Apple, he visto lo unidos que pueden llegar a ser y no sería capaz de separarte de ellos. La familia también es importante para mi , podemos con esto.

—¿Te he dicho lo maravilloso que eres?

—Eres tan adorable—pellizca una de mis mejillas— vamos al ataque.

Bajo del auto y quito la mano de Die en mi hombro inmediatamente, estoy embarazada, no a punto de morir y no podemos levantar sospechas.

—No actúes como si me fuera a romper— susurro tomando su mano.

—Cierto— traga duro.

—Mi hermana y su novio— Matt abre la puerta de entrada.

—Ojos bonitos y mi manzana sucia— Max da un salto pasando a su gemelo— tardaron mucho, la pizza ya ha llegado.

—¿Pizza?— pregunto emocionada.

—Tu favorita, sin duda.

Me adelanto dejándolos a todos atrás, incluso mi hermano Harry cuando se acerca a saludar.

—¿Qué le ocurre?— pregunta atrás de mi.

—Pizza.

Que todos respondieran juntos me causa mucha gracia. Llego a la cocina buscando el delicioso trozo de pizza, mi boca se hace agua de solo pensar en el rico sabor.

Abro la caja y saco un trozo, me muero de hambre. Lo guío directo a mi boca y el olor agridulce de la salsa me golpea la nariz. Literal me golpea. Dejo el trozo de pizza en la caja a la velocidad de la luz e intento controlar las arcadas.

Antes que mis hermanos lleguen a la cocina corro o más bien vuelo a algún baño cercano.

En la primera planta hay tres baños y el más cercano es el que queda en el pasillo de la oficina de padre.

Me encierro tratando de no llamar la atención pero es verdaderamente difícil cuando tu cuerpo te traiciona de esta forma.

Unas cuantas arcadas más y respiro tranquila. Odio esto.

Tengo los ojos llorosos así que refresco mi rostro antes de abrir la puerta.

Mi padre me mira sospechoso cuando salgo del baño.

—¿Estás bien?

—¿Te importa?

—Como sea.

Pasa de mi sin mirar atrás. Supongo que tendré que decirle algún día que será abuelo otra vez.

Nada que decir, hago mi camino de vuelta a la cocina donde mis hermanos y novio me esperan para comer.

Que suplicio.

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¿Cómo le dices a tus hermanos sobreprotectores que estás embarazada de tres meses sin que maten a tu novio? presiono enter por tercera vez para buscar ideas.

Racing With You. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora