—Pasado mañana tenemos en mente ir a la cantera... — decía Stan rascando su nuca con un tanto de nerviosismo mientras miraba a la chica ahora con su rodilla tratada — digo... si quieres unirte a nosotros... si tienes otros planes con tus amigos, lo entiendo.
—No tengo planes — le sonrió (t/n) con timidez —, ni amigos en realidad... así que, puedo ir... mientras a tus amigos no les moleste, no quiero ser una molestia.
—No eres una molestia.
Stan le regalo una sonrisa cariñosa al negar con la cabeza, en si la forma de tratarse a sí misma le disgusto, pero era capaz de entender porque lo diría si era una persona considerando las emociones del resto, como su comodidad.
—Ellos están bien con ello, realmente nos divertiremos, es una promesa.
Él fue el primero en señalar el intercambio de números para indicarle mañana la hora exacta para salir. Aceptando un tanto tímida al hecho para luego disponer a despedirse, ambos en la dirección de sus propios hogares a las cinco de la tarde. Y era curioso como con la carta había decidido aceptar más que nada por mera curiosidad, sin saber que al hacerlo cambio el evento terrorífico en la vida de Stanley Uris; su primer encuentro con eso.
Destinado a ocurrir mientras practicase su tora, pero una vez que el destino se alteró, ese evento no ocurrió. Pero (t/n) no podía saberlo, no esta línea de tiempo.
Una vez en casa acomodo su bicicleta en el garache al lado del auto modelo escarabajo amarillo de su madre. Adentrándose a casa, al salón en donde su madre debía de estar tomando un té mientras leía un libro de Shakespeare.
—Ay cariño.
Hablo su madre tan pronto la vio entrar al salón, sus ojos preocupados viajando a la rodilla con una pequeña gaza que cubría la zona herida, un tanto manchado con la sangre.
—¿Qué ocurrió?
—Solo un incidente fuera de la escuela — contesto suavemente con una sonrisa tranquilizadora para su madre —, alguien me ayudo ya que no quería causarte preocupaciones.
—¿Alguien?
Sonrió su madre a la palabra tomando en cuenta que su hija realmente no señalaba a ni una persona de la escuela, ocasionalmente a Ben Hanscome con quien, hacia trabajos, quizá lo más cercano a un amigo.
—Su nombre es Stanley Uris.
—Uris, Uris... — repitió su madre pensativamente —. Ah, la familia Uris... conozco a sus padres, es un buen chico.
—Hm — asintió (t/n) —. Iré a dejar las cosas.
Su madre asintió tranquilamente al volver a su lectura, con (t/n) subiendo los escalones con calma a la calidez que se sentía en el segundo piso en los días de verano, adentrándose a su habitación, notando la cama hecha y agradeciéndole a su madre por ahorrarle ese trabajo luego de la escuela. Dejo la mochila sobre la cama para empezar a sacar todas las cosas en su interior hasta llegar a las cartas que le brindaron un poco de nerviosismo ahora que recordaba sus palabras.
Tomando asiento a un lado para repasar sus palabras una y otra vez.
"¿Como es que lo pudo saber?"
Se preguntaba a si misma con sus ojos siguiendo las palabras. Sintiendo un escalofrío recorrer su columna vertebral. Solo supo que guardaría el resto de cartas, sin querer leer más de ese día, porque como algo como una carta que señalaba ser su yo del futuro sabia esto, atinándole, no sabía que creer.
Repitiéndose a sí misma que solo tenía que deberse a una coincidencia. Durante el resto del día las cartas estuvieron en su mente, pero no quiso mostrárselas a su madre, seguramente le comentaría que alguien le estaba haciendo una broma, en la noche una vez acostada no pudo dejar de pensar en ello.
ESTÁS LEYENDO
Romantic Bird {Stanley Uris & Lectora} Finalizada
FanfictionLas misteriosas cartas que arribaron en el verano de 1992: Listas a cambiar la historia una vez ya escrita. ------ Todos los personajes tienen 16 años en esta historia. Crossover con el anime & Manga: Orange.