𝐖𝐨𝐥𝐟 | JisungHarem

capítulo treinta y uno.

Narrador.

Dejar la cama la mañana siguiente fue difícil, sobretodo cuando tenía a Hyunjin dándole mimitos que le hacían sentirse como un gatito recibiendo el cariño de su dueño.

Al final, logró librarse de las garras –labios– de ese demonio y poder alistarse para irse al instituto.

Fue caminando puesto que Hyunjin no tenía clases ese día y aún así, se ofreció a llevarlo pero rápidamente se negó y sorprendiendose a si mismo y al mayor, dejo un besó en sus labios antes de irse.

— Siento que fue hace dos años la última vez que hablamos —Bromeó Felix cuando se encontraron en la puerta del instituto

— ¿Sabes? Siento lo mismo —Sonrió— ¿te teñiste el cabello? —El color naranjizo se había ido y lo había remplazado uno rubio.

— Sí.

— Me gusta —Afirmó regalándole otra sonrisa que Felix le devolvió.

— Genial, tenemos algo en común ahora.

— ¿Ah sí, qué? —Le miro confundido, Felix se acercó a él y picó su mejilla

— A mí también me gustas.

El tacto de Felix se sintió frío pero luego se dio cuenta de que era el estado corporal de su rostro el que subió de temperatura, en un sonrojo.

Felix le sonrió, dio un paso al frente y cuando iba a acercar su rostro al suyo, una voz interrumpió todo.

— Vayan a clases.

Alejó la mirada del ahora rubio dirigiéndola al vice presidente que si bien era alguien serio pero tranquilo, ahora lucia espeluznantemente serio. Pero aquella hostil mirada no iba a él, iba a Felix que sonrió cínico al darse cuenta

— Claro Minho, lamentamos molestar.

— Hyung para ti, y quizás no sea de mí incumbencia pero, así como has tirado a todos tus liges pasajeros, ¿harás lo mismo con él?

Y a pesar de simplemente estar a su lado, Jisung lo sintió tensarse.

— Tienes razón eso no es de tú incumbencia.

— No, de hecho puede que lo sea —Miro a Jisung por un microsegundo pero Felix lo capto y su expresión se ensombreció aún más.

— Primero tendrías que pasar por mí, Minho —Camino unos pasos para quedar frente al mayor que le sonrió.

— Creeme Felix, nosotros dos no somos los únicos.

— Ya basta, no puedo creer que todos a mí al rededor siempre estén peleando, y sobretodo no lo creía de ustedes dos.

— Jisu-

— Sólo... adiós.

Siguió su camino queriendo hasta no asistir a las primeras clases pero tampoco podía simplemente saltarlas. Se acercó a su casillero en donde sacó un par de cosas y metió otras, cuando estuvo por cerrarlo un escalofrío recorrió su espalda al sentir una respiración en su nuca.

— Me gusta como hueles —El sonido de su voz fue tan ronca que le erizo aún más los bellitos de su piel.

— ¿Y a qué huelo?

— A canela —Sintio sus brazos recorrer su cintura abrazándolo desde atrás— y manzana —Un suspiro se escapó de sus labios cuando sintió un besó en el lado posterior de la nuca— con un poco de miel.

Soltó una risilla avergonzado, su cuerpo fue girando con cuidado y finalmente pudo verlo, una sonrisa estaba sobre su rostro y pudo ver algo peculiar en ella.