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Ya era la penúltima competencia, se trataba de tiro con arco y valía 10 puntos. El equipo rojo llevaba 97 puntos y el equipo azul 104, si ganábamos este probablemente ya no podrían superarnos aunque igualmente..

Quiero ganar ambos.

El juego acabó con una puntuación casi perfecta por nuestra parte ya que habíamos practicado demasiado y teníamos una buena técnica. El casi perfecto fue porque Jungkook no es muy paciente y le cuesta mantenerse concentrado, así que dió en un 7 en uno de sus tiros. Sin embargo, lo hizo muy bien, los otros dos fueron un 10.

Yoongi no parecía tan frustrado como al principio por perder, además de que cuando esto pasaba Jinsol iba a confortarlo y a hacerle cariños para que se sintiera mejor.

Era tan molesto.

Las cosas ya no estaban tensas entre nosotras y de unos días para acá nos habíamos hecho bastante cercanas, ya que Yoongi se había ocupado mucho en entrenar para los juegos ella estaba pasando mucho tiempo con Jihyo y con Daniel y debido a que Jihyo acostumbra a pasar mucho tiempo conmigo, también compartí en esos momentos con Jinsol.

Yoongi y yo apenas nos dirigíamos la mirada, pero mientras más días pasaban tenía más ganas de romperle la cara contra la carretera.

Un par de días después ganamos el último juego, el cual valía 30 puntos. Realmente podrían habernos ganado en la puntuación final si hubieran ganado ese.

Ahora Yoongi sí estaba realmente molesto.

-¡Maldición! ¡Maldición! ¡Váyanse a la..- Exclamaba mientras golpeaba el suelo con su franela entre oración y oración.

Todos simplemente observábamos desde una distancia prudente, algunos anonadados por su comportamiento y otros simplemente irritados, como yo.

-Ya van casi dos años así, ¿No deberías ya haber aprendido a perder?- Le dije con molestia sin poder creer que hasta el día de hoy se comporte como un niño malcriado. Se volteó para mirarme furiosamente mientras su cuerpo temblaba de la ira y casi se notaba la palpitación de la vena en su cuello.

-¿Aprender a perder? Yo nunca pierdo.- Dijo en un balbuceo casi indescifrable más para él mismo que para mí.

-Ya.- Suspiré cansada de su escenita y me di la vuelta dispuesta a alejarme de allí con un nudo amarrado en mi pecho. Sin embargo algo me detuvo.

-¡Suga!- Escuché en una alta exclamación y me volteé para ver como Yoongi corría hacia mí como un toro furioso. Saltó sobre mí para derribarme con su peso y me dió un tosco golpe en la mejilla, iba a lanzar otro puñetazo pero lo agarré de la muñeca para con mi otra mano presionar su cuello duramente. Estuvimos forcejeando unos minutos en donde intentaban separarnos pero nadie lo lograba y luego escuché como llamaban a los administradores y a nuestros padres. Aunque, sinceramente, no podía importarme menos.

Le di un golpe certero en una parte de su costilla, que fue suficiente para que bajara la guardia y pudiera voltearlo para ahora estar encima de él. Lancé varios puñetazos un poco débiles pero eficaces a su cara y cuando vi, su nariz sangraba violentamente.

Lanzó su pierna con toda su fuerza hacia mi, dándome una patada en el estómago que no pude esquivar. Seguimos el forcejeo aunque ya un poco más débiles por los golpes y finalmente llegaron los adultos para separarnos.

Desperté después de un rato en una habitación blanca, acostada en una suave camilla de hospital.

-Al fin despiertas, te quedaste dormida una vez empezaron a revisarte.- Explicó alguien que no pude reconocer bien, ya que veía todo borroso y no escuchaba su voz claramente.

-Soy Chuu, por tu cara de confusión supongo que te sientes como si estuvieras de trip.- Bromeó mientras tomaba mi mano. -¿Cómo te sientes?- Preguntó mostrando su preocupación.

-Del asco.- Le dije sin filtros mientras intentaba levantarme para sentarme en la camilla.

-Así te ves- Dijo sin dudarlo mucho.

-¡Hey!- Exclamé mientras le daba un leve golpe y la escuchaba reír.

Llamó a la enfermera del campamento que empezó a hacer unos chequeos para asegurarse que todo estuviera bien. Después de revisar le pidió a Jiwoo que me acompañara y me dio unas píldoras para el dolor.

-Esta vez se han pasado.- Dijo rompiendo el silencio que habíamos mantenido desde que salimos de la enfermería.

-Ya.- Claro que lo reconocía, fuimos unos idiotas. La miré con un poco de remordimiento y me atreví a preguntar.

-¿Cómo está él?- Hubo un pequeño silencio incómodo después de eso.

-Peor que tú, seguro.- Contestó con una expresión seria, mandándome un mensaje subliminal de "te has pasado, TÚ".

-Entiendo.- Asentí tensa para seguir el camino hasta la cabaña en silencio.

- Asentí tensa para seguir el camino hasta la cabaña en silencio

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