38. Especial Halloween 2020: II. Retrato del más allá (Jihyun)

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Quería montar mi propio estudio de pintura y localicé un solar vacío, que antes había sido una especie de secta. Se convirtió en un lugar comercial y la gente aprovechaba para poner su negocio allí, así que yo no iba a ser menos.

Todo fue bien las primeras semanas, tenía muchos alumnos y ganaba beneficios. Un día, al terminar las clases, me puse a recoger como siempre, encontrándome con un hombre de cabellos verdes a juego con sus ojos embrujadores. Era muy apuesto, pero parecía tímido y azorado.

Tenía una sonrisa dulce y encantadora, no pude evitar suspirar. Le sonreí y se acercó.

—Buenas noches, he visto que da clases de pintura aquí —comentó—, solo quería decirle que admiro mucho su trabajo.

—Muchas gracias, ¿usted pinta? —me interesé.

—En realidad no mucho, aunque me hubiera gustado...

—¿A qué se refiere? Aún está a tiempo de aprender, podría apuntarse a las clases —sugerí.

—Oh, no creo que fuera buena idea, pero gracias de todas formas.

Vi como se iba a ir y lo detuve.

—¡Espera! Ni siquiera me dijiste tu nombre.

—Perdone, tiene usted razón, mi nombre es Jihyun —sonrió de lado con timidez y me puse roja.

—Encantada, yo me llamo...

—Lizzy, lo sé.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Quedé impresionada, ¿cómo sabía mi nombre si no lo había visto nunca?

—¿Cómo sabes...?

—Lo cierto es que la veo todos los días, espero que no suene acosador, simplemente admiro su trabajo.

¿Él me veía todos los días? ¿y por qué no me había dado cuenta hasta ese momento? Era un chico que llamó mi atención desde el primer instante, ¿cómo era posible?

—Ya veo, ¿y por qué nunca te presentaste? Me hubiera gustado conocerte antes —afirmé con cierto aire de coqueteo.

Sus mejillas se tiñeron del color de las amapolas, estaba adorable.

—Debo de confesar que me daba algo de vergüenza. Es usted una mujer muy atractiva e imponente.

Ahora fui yo la que enrojeció.

—Gracias, eres muy amable. Debería volver a casa, aunque... me estaba preguntando si te gustaría venir a tomarte un café conmigo. —No perdí el tiempo.

—Es usted muy amable, pero me temo que no podría.

Me sentí fatal ante su rechazo. Tal vez tenía novia o quizás ni tan siquiera estaba interesado en mí.

—Entiendo. Perdona mi indiscreción —solté, avergonzada.

—No se preocupe, no es que no me resulte emocionante su presencia, todo lo contrario. Más bien... bueno, es complicado.

No entendía lo que quería decirme, así que terminé por decirle adiós.

Los siguientes días volví a verlo al terminar las clases, siempre aparecía a esa hora y al final terminábamos hablando. De alguna forma conectamos y me sentía muy atraída hacia él, claro que ya no me atrevía a lanzarme de nuevo.

Hablamos sobre técnicas de pintura y también me enteré de que era fotógrafo, por lo que guardaba en él ese lado artístico.

Una vez quise capturar su belleza, por lo que le invité a posar después del taller para retratarlo.

One shots de Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora