Capitulo 4:

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-Hasta mañana mami.-Dijo una pequeña niña de cabello castaño metida en una pequeña cama de colchas rosas cuando su madre cerraba la puerta de la habitación.

La niña tardo unos segundos en adaptar la vista a la perpetuante oscuridad de su cuarto, pero lentamente comenzó a distinguir las siluetas de sus juguetes y de su ropa apilada en una silla.

Odiaba la oscuridad, pero su madre siempre dejaba la puerta del cuarto entre abierto para que la luz del comedor se deslizara por su pieza alejando los monstruos. Pero cuando la niña volteo su rostro noto que su madre había olvidado dejar la puerta abierta.

El pánico la comenzó a invadir y rápidamente busco con sus ojos de infante entre las sombras a los monstruos, pero no encontró ninguno.

"Quizá aun no se habían enterado de que no había luz".-Pensó la pequeña mientras que lentamente comenzaba a descubrirse.

Con sumo cuidado bajo un pequeño pie de la cama y evitando hacer el menor ruido posible bajo el otro también.

Durante unos segundos la niña permaneció quieta, en silencio en la basta oscuridad de su cuarto. "Los monstruos no vinieron hoy".-Pensó la pequeña dejando salir un largo suspiro.

Pero cuando intento levantar su pie derecho para dar el primer paso rumbo a la puerta, sintió como una mano fría y viscosa se aferraba con fuerza a su delicado tobillo.

La pequeña niña grito e intento con todas sus fuerzas zafarse del agarre, pero la mano lejos de soltarse se aferro aun mas y comenzó a tirar de ella. La comenzó a arrastras hacia la oscuridad bajo su cama.

El rostro de la pequeña niña estaba empapado en lagrimas y sudor, estaba desesperada, la mano la acercaba cada vez mas a la oscuridad. Ella perdió el equilibrio y cayo al suelo de su cuarto, la mano se regocijo con esto y tiro aun mas fuerte de ella.

La pequeña niña aterrada clavo sus diminutos dedos en el piso de madera, intentando anclarse de alguna manera. Pero lo único que consiguió fue romperse sus pequeñas uñas y ensangrentar todas sus manos.

Pasos resonaron detrás de la puerta y la luz de su cuarto se encendió revelando el rostro de sus padres quienes le devolvían la mirada con sumo terror.

Los monstruos se habían ido otra vez y sus padres no los llegaron a ver. Pero esta vez tenía pruebas de que no estaba loca y había monstruos en su habitación, sus pequeñas manitos eran una prueba solida de ello.

-Mami, cerraste la puerta y los monstruos vinieron por mi.-Dijo la pequeña Alicia mientras les enseñaba sus manos, con sus ojos llenos de lagrimas y aun en el piso.

Sus padres no respondieron, no dijeron nada, solo se limitaron a intercambiar miradas de horror al notar en el piso de madera ensangrentado pequeños pedazos de uñas.

Sus padres no respondieron, no dijeron nada, solo se limitaron a intercambiar miradas de horror al notar en el piso de madera ensangrentado pequeños pedazos de uñas

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Lo había hecho, se había arrancado la piel de su mejilla. La mirada desorbitada de Sebastian le dijo que era real, que había vuelto al mundo real, había logrado escapar de su mundo de pesadillas otra vez.

Psicosis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora