Las primeras noches en ese lugar extraño habían sido aterradoras; la pequeña niña pasaba las noches enteras llorando, suplicandole a la oscuridad que la llevaran con su mama.
Pero las sombras caprichosas rondando la oscuridad se habían negado, incluso los monstruos la habían dejado sola. Y eso era lo que más le aterraba a la pequeña, jamas habia estado tan sola.
La pequeña Alicia bajó de la cama y salió de la habitación, la cual era compartida por un montón de niñas odiosas que disfrutaban de jalarle el cabello cada vez que pasaban a su lado.
La tenue luz de la luna que se filtraba por la ventana dibujaba en el largo corredor sombras que acompañaron a la niña en su desvelo nocturno. Ella las observaba e imaginaba su semejanza, hadas, lobos, princesas y algún que otro conejo eran liberados de su mente ayudados por las sombras.
-¿Qué haces niña llorona?.-Dijo la voz de un niño a sus espaldas.
Alicia volteo lentamente temiendo, conocía la voz de aquel niño. Cuando se giró por completo encontró el rostro de Billy, Willyam y Lucia; los tres demonios del lugar. Alicia se encogió en un intento por desaparecer, pero era imposible.
-¿Esta hablando sola de nuevo?.-Dijo Lucia con esos ojos llenos de maldad.
-No es verdad.-Dijo asustada la pequeña Alicia.
-¿Qué haces a estas horas fuera de la cama? Yo creo que eres una bruja.-Dijo Willyam con esa horrible sonrisa de dientes torcidos.
-Es verdad. Alicia es una bruja ¿Y saben lo que se les hace a las brujas?.-Dijo Billy mientras buscaba algo en su bolsillo.-Se las quema.-Continuó diciendo mientras sacaba un pedernal de su bolsillo.
Lucia y Willyam sonrieron maravillados ante su idea; como una jauría de lobos hambrientos la acorralaron y sujetaron, alicia luchó con todas sus fuerzas para zafarse de su agarre pero solo consiguió arrancar un mechón de cabello rubio platino de Lucia, quien respondió pateando su estomago.
Una vez que lograron sujetar con firmeza a la pequeña niña, las lágrimas comenzaron a correr a lo largo de su rostro ahora cubierto por un trapo sucio que ahogaba sus gritos de dolor mientras sus manos eran quemadas.
Esa noche Alicia descubrió una verdad, los monstruos si existen y son las personas, por eso su mamá siempre le había dicho que debía temerle a los vivos.
Cuando Alicia volvió a abrir los ojos todo le daba vueltas, lentamente dejo de ver borroso y comenzó a percibir el lugar.
La habitación era pequeña y de color blanco, sin ventanas, el único mueble era una cama individual y la única salida era una puerta con una pequeña ventana cerrada. Lentamente comenzó a entender dónde estaba.
Un hospital mental.
La respiración de Alicia se comenzó a acelerar al igual que su pulso, un sudor frío la invadió acompañada de miedo y pánico. Estaba en el lugar que siempre había temido, el lugar por el que su madre había muerto para que ella no fuera.
Unos pasos resonaron fuera del lugar, al otro lado de la puerta y Alicia se alejó intentando encontrar algo con que defenderse, pero no consiguió nada y la puerta se abrió.
La dorada cabellera de Beatriz Loch fue lo primero que noto, la mujer entró al lugar y cerró la puerta para evitar que alguien saliera, entrace o incluso escuchase la conversación.
-Hola Alicia, un placer volver a verte.- Dijo la mujer con una sonrisa llena de maldad.
-¿Por qué me trajiste aquí?.- Dijo Alicia intentando y fallando en mantener su voz firme.
La mujer le regaló una sonrisa enorme que dejaba al descubierto las blancas filas de dientes.
-¿Acaso no es obvio Alicia? me decepcionas. Te traje aquí porque eres un verdadero problema para mí.- Dijo la psicóloga disfrutando cada palabra.
Alicia se quedó callada sin entender la situación, lo que pareció fastidiar a la mujer quien parecía disfrutar de esa especie de juego.
-Te dare una ayuda Alicia. Yo soy la asesina, pero no es lo que tú piensas. No soy una loca, sociópata o psicópata.- Dijo la mujer mientras se limpiaba la parte baja de una uña.
Alicia no pudo evitarlo y comenzó a reírse de forma histérica, mientras la asesina a menos de un metro de distancia se limitaba a sonreírle.
-¿Porque me trajiste aquí?¿Porque no me mataste y ya?.-Dijo Alicia cuando logró controlar al fin su risa.
-Muy buena pregunta querida, veras yo voy a matarte porque eres muy peligrosa. Pero antes de hacerlo tenemos que hablar algo muy importante nosotras dos y la única opción que tuve fue traerte aquí. Este es mi territorio, aquí yo tengo el poder.-Dijo Beatriz con ojos fríos y una sonrisa perversa, decía la verdad.
-Yo no quiero hablar con una asesina.-Dijo Alicia de forma cortante.
La psicóloga chasqueo la lengua y la observó metódicamente antes de decir.
-Pero me lo debes Alicia, me lo debes por haberme arrancado el cabello cuando fuimos niñas.-Continuó diciendo la mujer pero ahora su rostro era completamente frío y carente de emociones.
Alicia sin darse cuenta había comenzado a temblar, pero no de frío. Por un profundo y total miedo hacia aquella mujer.
Hola querido lector o lectora ¿Como estas? ¿Que tal el fin de semana?. Espero que el capitulo de hoy te haya gustado tanto como a mi, Psicosis ya está a una semana de terminar. Si leiste bien, solo una semana del tan esperado final.
No sé olviden de pasar y votar cuál quieren que sea la próxima historia que se publicará luego de dar por finalizada Psicosis.
Nuevamente les quiero agradecer por todo su inmenso apoyo a lo largo de esta historia. Un abrazo de oso meloso, nos vemos en el próximo capítulo.
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Psicosis © [En Edición]
HorrorUna mujer con trastornos mentales psicoticos es testigo de un homicidio.¿Pero sera real lo que vio o fue una vivida alucinacion? Todos ocultan secretos, pero solo uno es el mas perturbador. Esta historia contiene escenas fuertes de terror y suspenso...