Capítulo 11

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El recuerdo del rostro del asesino brillo en la mente de Alicia durante un instante, pero cuando ella volvió a abrir sus ojos el recuerdo se desvaneció, volviendo a esconderse en algún reto ido rincón de su mente.

Lo primero que detectó ella al incorporarse fue su abdomen, el cual se encontraba en perfectas condiciones y libre de cucarachas.

Una vez su miedo fue descartado se incorporó y retomó su baño ya que aún tenía sangre en diferentes partes de su cuerpo, una vez logró sacarse cada minúscula rastro de ésta, dió su baño por finalizado.

Ya vestida salió del baño y comprobó para su pavor dos cosas, el sol ya estaba brillando en el cielo lo cual significaba que se había desmayado por al menos una hora, lo segundo y más doloroso fue el mensaje en respuesta de Sebastian.

-Okay.

Okay, ella había estado frente al asesino en serie de sus sueños y la única respuesta de su amigo fue Okay.
Un dolor punzante se instaló en el medio de su pecho, pero Alicia lo ignoro decidiendo que ella misma iba a comprobar que demonios le pasaba a su amigo.

Se apresuró a la cocina y comió lo único que tenía, galletitas con mermelada. Mientras hacía una nota mental para comprar comida, algo llamó su atención en el centro de la mesa.

Era una nota, la nota que Sebastian le había escrito la noche del primer asesinato, a su lado aún intacto se encontraba la caja con su medicamento. Ella tomó la caja entre sus manos al mismo tiempo que tomaba una decisión, necesitaba dejar de tener esos ataques, más aún sabiendo que el asesino conocía su rostro.

Alicia abrió el paquete y sacó del blíster una pequeña píldora color hueso, la cual tomó acompañada por un vaso de agua.

Necesitaba ser más cuidadosa y responsable de si misma, después de todo había tenido suerte de solo haberse desmayado en su ataque anterior.

Una hora después de haber desayunado Alicia salía de su departamento, tomó las escaleras mientras sentía el efecto del medicamento, era una sensación similar a la somnolencia pero que solo se instalaba en su cerebro.

Cuando llegó a la planta baja vacía, salió por la entrada principal en dirección a la casa de Sebastian, no le había mandado ningún mensaje pero de todas formas nunca lo hacía cuando iba a visitarlo. El sol cálido calentando suavemente su piel fue lo que la hizo decidir por caminar.

Las amplias calles de la ciudad casi vacías lentamente se fueron pintando con personas, ajenas a la realidad las unas de las otras, pero de cierta forma Alicia se sentía más ajena a ellas todavía; ella se sentía como un espectador que observaba la pintura desde un rincón de la sala, pero aún así disfrutaba la sensación y el observar a todos.

Tardó aproximadamente una hora y media en llegar a la casa de Sebastian, de camino al lugar se vio forzada a pasar por el parque donde el cuerpo de la primera víctima había Sido encontrado, las cintas de peligro ya habían sido retiradas del lugar pero ella de todas formas evitó mirar, temiendo quizás despertar algún demonio ya dormido.

Cuando por fin llegó a la casa de su amigo y tocó la puerta principal, su amigo tardó unos momentos en abrir. Al principio tenía una brillante sonrisa llena de luz, la cual se desvaneció al notar su figura al otro lado de la puerta, él no dijo nada y la observó durante una fracción de segundos antes de acercar la puerta a su lado, en un intento desesperado por evitar que ella viera su interior.

-Eh... ¿Hola Alicia..yo no sabía que vendrías?.- Dijo Sebastian con tono de pregunta y entre balbuceos.

-¿Qué ocurre?¿Porqué no me acompañaste?.-Dijo ella en tono seco, aunque por dentro temblaba ante su posible respuesta.

Psicosis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora