Capitulo 3:

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Todo aquel que veía a Sebastián en la calle cruzaba de vereda, sujetaba sus pertenencias con fuerza o evitaba a hacer contacto visual. Al parecer que sea el siglo veintiuno no cambió para nada la mentalidad de las personas, no es extraño después de todo el tiempo no es suficiente para penetrar una idea en la mente de las personas. Por ese motivo muy pocas personas conocían el brillante cerebro que escondía esa maraña de pelo donde un gorrión podría anidar.

-Buenos días Bas, perdón por hacerte venir tan temprano.-Dijo Alicia un poco nerviosa sin antes de inalar una larga y profunda bocanada de su cigarro que casi logró consumirlo.

-¿Quieres hablar ahora o con un café?.-Pregunto él, notando su gesto nervioso.

-Cafe primero por favor.- Contesto ella y repitió el gesto con el cigarrillo por última vez antes de arrojar la colilla al suelo.-Bien entremos.

El lugar era algo pequeño y con poca iluminación, ideal para esconder las ratas que paseaban por el techo del lugar. A ellos no les importaba mucho eso, después de todo iban porque era el unico lugar donde una mujer con fuertes ataques psicoticos y un potencial ladron/violador catalogado así por la sociedad pudieran sentarse a tomar algo sin que las personas se voltearan a verlos con mal ojo.

Cuando tomaron su lugar habitual junto a la ventana que revela la calle principal un hombre bajito y calvo, con una silueta similar a Mike Wazowski se acercó a ellos.

-Hola Toni, un café para la dama y una hamburguesa triple con queso para mi por favor.-Dijo Sebastián al dueño del lugar quien se limito a asentir lo que hizo a la cicatriz en su ojo derecho serpentear como si fuera una culebra.

Cuando Toni se alejó Sebastián volvió su atención por completo a ella y con una leve inclinación de su mentón le dió una señal por si quería comensar a hablar.

-Bas necesito que me describas a lujo de detalle como me encontraste anoche.-Dijo Alicia parando una mano nerviosa por su cabello.

-Anoche llegaste a mi casa muy conmocionada, estabas demasiado pálida y balbuceabas cosas sin sentido, estoy seguro que tenías un ataque muy fuerte.-Explico algo preocupado.

-¿Que cosas balbuceaba?.-Incistio ella.

-Mencionaste una paloma blanca, una oveja sin lana y luego dijiste que estaban en el bosque.-Dijo él observándola con cautela.

Paloma blanca.

Oveja sin lana.

El bosque. Ella estuvo ahí, no podía haber sido una alusinacion.

-¿Que ocurre Alis?.- Preguntó Sebastián, pero ella no le contestó porque su mente ya se había ido a la noche anterior, a su sueño y a la mujer con su cuello cortado y su sangre drenada al igual que si vida.

Las náuseas revolvieron su estómago vacío, apartó las imagenes de su mente y volvió a mirar a su amigo.

-Bas, creo que hice algo malo.-Dijo ella y con mucho esfuerzo le conto con el mayor detalle que pudo lo que había soñado la noche anterior y la historia que había salido en los noticieros sobre la aparición de una mujer muerta, la mujer de su sueño.

-Alis tranquilízate, quizás todo fue una enorme coincidencia. Además, la mujer que encontraron no sólo tenía la garganta cortada, le faltaban ambas manos; creen que fue un mensaje de la mafia o algo así .- Intentó calmarla Bas pero su corazón latía desbocado por haber revivido en voz alta su sueño.

-Podemos ir a la policia para que les cuentes ésto, quizás les sirva pero yo dudo que tengas algo que ver Alis.-Dijo Sebastián tomando su mano por encima de la destartalada mesa.

Psicosis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora