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Alex y Rubius caminaban tranquilamente por el estrecho bosque que simulaba la entrada para llegar al hogar de su mejor amigo Mangel, pues sabían que el de lentes estaba por empezar sus días de celo e iban a pasarlo a su lado para cuidarle, pasaba lo mismo con Alex y Rubius, sin embargo, el alfa de cada uno también hacía acto de presencia para ayudar.

Reían suavemente hasta que ambos de detuvieron de golpe, estaban a unos metros de la casa, pero ambos lo percataron al instante.

Un olor nuevo provenía del lugar. Un olor que nunca antes habían olfateado. El olor de un alfa.

—Alex...— susurró el castaño, sus delgadas manos comenzaron a temblar.

-Yo también lo sentí— sin siquiera pensarlo corrieron hacia la puerta, el mismo miedo se adueñó de sus corazones y rezaron a los Dioses por la seguridad de Mangel.

—Créeme que nunca los visualicé a Rubius y a ti como pareja— Frank caminaba tranquilamente con Vegetta, ambos estaban de guardia en el pueblo, aprovechaban esos momentos para ponerse al día con todas sus cosas.

—Yo tampoco— respondió sonriendo— Es decir, siempre hemos sido muy diferentes, pero por alguna razón el destino nos quería juntos y no puedo estar más agradecido con ello— su tímida sonrisa era notable, pues habían pasado unos meses desde que el castaño y él descubrieron que eran destinados.

—Se les nota muy felices juntos— halagó el moreno.

—Gracias, sin embargo Alex y tú no se quedan atrás— respondió, una sonrisa enorme se posó en el rostro de Frank.

—Yo siempre he sido muy feliz con mi pequeño Titán y creo que siempre lo seré— sus ojos verdosos siempre brillaban cuando hablaba de aquel omega, sin duda, era uno de los amores más puros y sinceros que podían presenciar en Karmaland.

—¡Frank!—

—¡Vege!—

Los gritos de sus omegas destinados los pusieron alertas, pues ambos chicos salían corriendo del bosque entre lágrimas, preocupando y poniendo en guardia a los alfas.

—¿Qué sucede?— preguntó Frank al momento que Alex escondió su rostro en su pecho, soltando sollozos y lágrimas cayendo por sus mejillas, igual que Rubius.

—¿Están bien?— preguntó Vegetta, en ese momento el castaño se separó y tomó la mano de su alfa, el azabache sólo podía sentir el temblor de esta.

—¡Deben venir con nosotros!— exclamó con la voz entre cortada— ¡Mangel desapareció! ¡Deben ayudarnos a buscarlo!— sollozaba.

Frank y Vegetta se miraron preocupados, era alarmantes cuando algún omega desaparecía de la nada, pues probablemente era culpa de algún loco alfa suelto.

—¡No deben estar lejos!— Alex se soltó de los brazos de Frank, estaba muy alterado—¡El olor era bastante fuerte!—

—¿Olor?— El moreno colocó sus manos suavemente sobre los hombros del menor, buscando reconfortarlo.

—Había un olor de alfa en el casa de Mangel— Rubius se abrazaba, buscando un poco de consuelo en sí mismo— Y él se supone que empezaba su celo hoy...— su voz se cortó con eso último.

—Vayamos a casa de Luzu para alertar al pueblo, ustedes dos se quedarán ahí, al igual que Willy por si hay algún alfa en celo cerca, deben estar a salvo— habló Vegetta firmemente, al intentar tomar el brazo de Rubius este se alejó rápidamente, igual que Alex.

—Estas loco si crees que nos quedaremos sin hacer nada...— Rubius se veía molesto

—¡Estamos hablando de nuestro mejor amigo!— exclamó Alex— Él nos necesita—.

Sin necesidad de mirarse o decir alguna palabra, salieron corriendo hacia la misma dirección al mismo tiempo, ocasionando un mini infarto en sus respectivos alfas.

—¡Chicos, esperen!— gritó Frank.

—Vayamos detrás de ellos, llamaré a Luzu en el camino—.

Comenzaron a seguir los pasos de ambos omegas, quien no paraban de gritar.

— ¡Mangel!—

—¡Mango rolo!—

—¡Espérenos!— dijo Frank acercándose a ellos.

— ¿Luzu?— Vegetta estaba agradecido por que el alfa contestara a la primera llamada.

— ¡Vegettita!— exclamó feliz — Me sorprende que me llames, ¿cómo anda todo?—

— Luzu, no hay tiempo— le interrumpió

— ¿Qué sucede? ¿Estás bien? — preguntó preocupado.

— Mangel desapareció — respondió.

—¡¿Qué?!—

— Rubén y Alex nos dijeron que había un olor de alfa en su casa — decir aquello fue difícil — Emite una alerta de búsqueda inmediata—.

— De acuerdo, llamaré a los demás para unirnos a la búsqueda— colgó.

—  ¡Frank!— exclamó el azabache — ¿Dónde está Rubén? —

La pareja se percató de que el omega se había esfumado de la nada, adentrándose en el bosque.

— Oh no...— Alex no se había dado cuenta de ello, ahora se estaba preocupado más.

— No pudo haber ido muy lejos — Vegetta estaba apunto de salir corriendo, sin embargo la delgada figura de Rubius se dislumbro entre los árboles.

Se acercaba lentamente y mantenía la mirada hacia el piso.

— ¿Doblas? —

— ¿Rubius? — preguntó Alex— ¡Rubén!— gritó y corrió al ver cómo este caía de rodillas al piso, se acercó cuidadosamente— ¿Qué pasa?— preguntó.

El híbrido levantó su rostro con lentitud, dejando ver las lágrimas que caían con fuerza por sus mejillas, se sentó sobre sus piernas, dejando a la vista lo que ocultaban sus manos.

— Las gafas de Mangel... — susurró Alex.

Estas habían sido pisoteadas, estaban completamente rotas.

El resto del equipo de héroes apareció al lado de Vegetta y Frank, quienes observaban la escena con tristeza.

Ambos omegas se abrazaron rápidamente, un grito de dolor salió de sus gargantas, alertando a sus compañeros que era demasiado tarde. Habían perdido a su mejor amigo... Para siempre.

☘Ghostin☘ Karmaland 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora