☘Ghostin☘ Karmaland 4

♡9♡

— ¿Sabes? En ocasiones, pienso en los bebés y en tener hijos — Rubius parecía sumamente animado — Me recuerda mucho a Mangel pensar en eso —.

— ... —

— Él siempre fue un omega muy cariñoso y deseaba encontrar a su destinado y tener cientos de cachorros — Reía levemente— Obviamente no lo decía literalmente, pero realmente amaba a los niños —.

— ... —

— En ocasiones me pregunto el cómo estará, lo extraño demasiado. Creo que a él le hubiera encantado conocerte, aún que supongo que si él estuviera aquí, hubiera tenido un cachorro antes que tu papá. Y le hubiera llamado Mangito —.

— ... —

— Cómo a él le decíamos Mango Rolo, Mangito sería porque su cachorro sería un mini él —.

— ... —

— A veces me duele la cabeza cuando intento recordar muchas cosas — una mueca se acomodó en su rostro mientras se sentaba en el sofá— ¿Sabes? Hace como 4 años perdí la memoria, Vege dice que había desaparecido de un día para otro, dice que fue uno de los peores días de su vida sentir que me perdía. Pero al día siguiente me encontraron en mi casa, pase otro día durmiendo, cuando desperté había olvidado muchas cosas —.

— ... —

— Fue un tiempo difícil, pues incluso había olvidado mi nombre, con el tiempo fui recordando poco a poco, pero aún hay cosas que no logró recordar — suspiró— Sin embargo he sabido salir adelante y no dejarme atormentar por los fantasmas del pasado, ¿Entiendes lo que te digo no?—.

— ... —

— Claro que no me entiendes, eres una bebé, Leia — suspiró. Se sentía tonto por intentar mantener una charla con una bebé que le miraba sonriente sin aún poder tener la capacidad de entablar una conversación o si quiera entender el significado de lo que él decía.

— ¿Donde pinches vergas deja los juguetes tu papá, Leia? — hace una semana que había empezado a cuidar a la pequeña para que Alexby pudiera empezar a trabajar hagas que pudiera conseguir otro trabajo que le brindara la oportunidad de cuidar a su cachorra a la vez.

Recordó aquella vez que se encontró a Luzu en la alcaldía, trabajaba arduamente y cuidaba del pequeño Lucas, así como también vio a Auron con el cachorro en su oficina de doctor o de psicólogo. Lucas siempre fue un niño risueño.

Miren esto illos

Una voz resonó en su cabeza, haciendo que esta doliera, la tomó con sus manos, intentando masajearla un poco.

Compré este bonito sonajero para bebés hace unos días para cuando yo tenga un cachorro, illos

Si es que no te ganó antes eh, Mangel

El último que tendrá cachorros de nosotros tres será Rubius, no tengo dudas de eso, así que tu opinión no cuenta

¡Oye!

A ver Alex, si tú tienes un cachorro antes que yo, esté sonajero será para él, pero si yo tengo uno antes tú tendrás que comprarle uno al mío.

¡De acuerdo!

Tomó a Leia entre sus brazos para salir rápidamente por la puerta, logró divisar el pequeño bosque que tapaba la casa de Mangel.

Tenía una idea.

Pero era peligroso.

Ir a la casa de Mangel desde allí solo le tomaría unos 10 minutos de ida y vuelta, sin embargo no podía dejar a la pequeña sola. Era su deber cuidarla y estarías dispuesto a protegerla de lo que sea.

— Bien, Leia, iremos a dar una vuelta, pero no le digas a tu padre —.

Cerró la puerta de la casa y se dirigió corriendo hacia las escalerillas, llegando a la mitad de ellas, se giró para comenzar a andar por el costado de la montaña e introducirse al bosque. Había hecho eso con anterioridad, parecía que sus pies sabían por donde moverse.  Habían talado una buena parte del bosque, sin embargo aún había partes frondosas que se congelaron en el tiempo cuando el omega desapareció. Rubius no se percató de los ojos que tienen las sombras.

Un golpe de nostalgia llegó directo a él cuando pisó adentro de la casa, el aroma a durazno de aquel omega aún se sentía en el lugar. Quería llorar.

Vegetta podía sentir la tristeza que comenzaba a invadir a su omega, un mal presentimiento de apoderó de su pecho. ¿Qué estaba haciendo?

Rubius se dirigió rápidamente a la habitación de su mejor amigo, sabiendo donde se encontraba aquella sonajero, abrió el segundo cajón y, efectivamente, estaba un poco cubierta de polvo, haciendo que se opacaran sus colores pasteles azules y naranjas. Sonrió suavemente mientras lo metía en su bolsillo.

— Aún no te lo puedo dar, hasta que lo desinfecte, Leia, ahora andando que tu padre no tardará en llegar a tu casa —.

Salió de la habitación y camino rápido hacia la puerta, pero al estar a punto de salir, una voz le detuvo — ¿Te vas tan rápido? — un escalofrío recorrió su cuerpo, era una voz profunda y grave, sin duda la voz de un alfa — Ni siquiera nos hemos divertido— un alfa que le había atormentando hace mucho tiempo atrás.

Sin previo aviso, Rubius comenzó a correr lo más rápido que sus piernas le permitieron. El alfa rio con burla, le daría unos 10 segundos de ventaja antes de alcanzarlo. Jamás podría ser más rápido que él.

El omega sabía que si llegaba a casa de Alex podría ser peligroso, aquel alfa que le había atacado anteriormente podía tumbar la puerta con facilidad y atraparlo.

Sentía como su omega interior se encogía pero a la vez se encontraba completamente alerta, pues aún traía a la pequeña en sus brazos.

Comenzó a correr hacia el pueblo, por el molino logró divisar a Fargan y a Alex caminado alegremente hacia el hogar del menor. Así que trato de comenzar a correr más rápido hacia ellos, quienes al mirarle se asustaron un poco.

— ¿Rubius qué pasa? — preguntó Alex preocupado.

— ¡No hay tiempo! — Sin previó aviso, el omega empujó a los chicos fuera del camino haciendo que cayeran detrás de un arbusto.

— ¡¿Qué haces?!— exclamó Fargan, observando cómo el castaño le entregaba a la cachorra al menor con rapidez.

— ¡Solo escóndanse antes de que él..! — se giró asustado, observando hacia la dirección de la casa de Alex.

— Te tengo, delicioso omega — una voz llamó la atención de los policías. Rubius se hecho a correr y tras de él iba aquel alfa. No tardaron 3 segundos en darse cuenta de la situación.

Rubius corría peligro.