Rose me miró disgustada. Mi cara pasó de tener una media sonrisa a estar más seria que nunca. El simple hecho de conocer gente extraña me revolvía las tripas. Pero el momento llegó, Rosy abrió la puerta y las luces se encendieron. Un montón de jóvenes de entre 12 y 16 años salieron de detrás de sus escondites y gritaron a la vez “Feliz Cumpleaños”. Yo saqué mi sonrisa falsa y Rose se animó pensando que estaba feliz, pero en realidad estaba jodidamente cabreada. Todos se acercaron a mí formando un semicírculo a mí alrededor. Nadie interesante en la banda del medio… Nadie que me convenciera en la parte derecha… Pero entonces llegué a la izquierda, oh dios mío, te doy gracias por haber inventado el lado izquierdo de las cosas. En la punta del semicírculo de la izquierda se encontraba alguien que realmente llamó mi atención. Era un joven alto y delgado, no muy delgado, pero lo bastante delgado para mi gusto. Moreno y de preciosos ojos grisáceos. Lucía una bonita camisa azul celeste y unos jeans desgastados de color oscuro. Ese chico tenía la mirada fijada en mí, y creo que se dio cuenta de que lo estaba contemplando con atención porque segundos más tarde se puso colorado.
-Bueno… Vamos a empezar a presentarnos.
Dijo Rose. En ese momento deseé que dijese de empezar por la izquierda, vendita izquierda. Pero no.
-Empecemos por la derecha. Venga, a presentarse.
Una chica bajita y morena con un vestido verde lima dijo en voz alta y vigorosa.
-Yo soy Miranda, tengo 12 años, y estoy encantada de estar en tu fiesta Moon.
Sonreí a esa chiquita la cual me respondió con otra sonrisa gigante. Me puse a pensar y en realidad no eran tantos. Solo 7 personas, personas llenas de granitos y de aparatos, con gallos en la voz y mucho pavo. Cuatro chicas y tres chicos. Suficiente.
Segundos más tarde un chico tremendamente rubio y con ojos azules que hechizaban se presentó tímidamente. Hablaba muy flojito pero creo que se llamaba Junior, no sé, no me acuerdo de muchas personas a decir verdad. Y de su edad no me acuerdo, no llegué a oírla, pero apuesto a que tenía unos catorce años.
Luego, una chica muy guapa, preciosa en realidad, Rubia y alta se presentó. Se llamaba… ¿Melanie? Creo que sí. 16 años me parece. Solo recuerdo que esa chica estuvo la mayor parte de la fiesta con su Smartphone en las manos.
Segundos después un joven de orígenes asiáticos se presentó. Se llamaba Ross. Tenía trece años. A él le recuerdo muy bien. No sé porque, en realidad solo nos dijimos dos palabras, pero me acuerdo de él y de su horrible camiseta de cómic manga.
Cuatro personas… Venga a por la siguiente. Ella era Lauren, actualmente es mi mejor amiga, así que supongo que esa fiesta no fue tan moñas al fin y al cabo. En esa época tenía 12 añitos y era de una estatura media. Llevaba su pelo moreno y ondulado recogido en una cola. Sus aparatos de colorines lucían bajo su sonrisa y su carita llena de granitos me transmitía confianza. Ahora su pelo es azul y su sonrisa ya no tiene hierros ni colorines, simplemente unos bonitos dientes blancos y perfectamente alineados. Su cara ya no tiene ni un solo rastro del acné, aunque sigue aportándome mucha confianza, eso tengo que decirlo.
Más tarde la última chica del grupo se presentó. Su nombre era Michelle si no recuerdo mal, de catorce años. Hablé con ella unos pocos meses pero perdí por completo el contacto.
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El don de la luna.
Romance¿Un don o una maldición? Nunca llegué a saber de que se trataba. Viví encerrada en esa clase de manicomio la mayor parte de mi vida, y ahora, ahora he decidido explicar al mundo lo terrible que era ese lugar. Y Brent... Brent, fue realmente lo único...