Como Brent dijo, vino a visitarme. Eran las nueve de la noche, y no había aparecido en toda la tarde. Bueno, estaría ocupado. A lo mejor se había decantado por la perfecta Melanie y me había olvidado en cuestión de minutos. En ese momento perdí la esperanza y me metí en la cama. Apagué la luz y cerré los ojos. Deseando dormirme para poder ver a Brent en mis sueños.
Alguien me despertó a las diez y media de la noche. Era el hombre de recepción.
-Moonlight… Tienes visita.
-Pero… Hum… Es muy tarde. ¿Quién es?
-Un tal Brent Michael Douglas. Viene un poco… Bueno ve y lo verás.
Hacía frío. Y eso que estábamos en agosto. Me levanté en busca de mis zapatillas y salí al pasillo detrás del hombre grande que protegía la recepción. Antes de llegar al lugar el hombre se detuvo.
-No te preocupes. Seguro que estará bien.
-Pero… ¿A qué te refieres?
El hombre no me contestó. Simplemente abrió la puerta y vi a Brent sentado en una de las mesas. Estaba mal. Tenía la nariz sangrando y moratones por todas partes. Sus bonitos ojos grises lloraban y lloraban sin cesar.
-¿Pero qué coño te ha pasado Brent?
-Me han metido una paliza unos... Bueno… No sé cómo explicarlo… Unos hombres me pidieron el dinero que llevaba para el bus y yo les dije que no y me comenzaron a pegar y he terminado así… Conseguí escapar y llegar corriendo hasta la próxima parada. Tengo una cosa para ti.
-Pero… Brent ven aquí.
Le di un abrazo. Sin importarme que estuviese sangrando y lleno de moratones, me dejó el hombro lleno de sangre y lágrimas pero me daba igual. Quería estar a su lado, no solo en ese momento, si no toda mi vida, junto a él. Brent estaba llorando como un crío.
-Pero no lloro solo por eso.
Me dijo entonces.
-Lloro porque me he escapado de casa sin el permiso de mis padres para verte y me sabe mal haber acabado así.
-Shh… No pasa nada… Todo irá bien créeme.
Entonces cogió mi mano, la abrió y me puso una pequeña caja en ella.
-¿Y esto?
-Lo que te he dicho que tengo para ti.
-Pero…
-Ábrelo y punto.
-Vale…
Abrí la caja y miré el contenido. Dentro de ella había un pequeño collar que parecía de oro, con un corazón en el centro.
-No me lo puedo quedar Brent…
-¡Que sí hombre! Te lo he comprado para ti, porque lo vi y me recordó a ti. Por favor cógelo.
-Si tú lo dices…
Me puse el collar. Sinceramente, era precioso.
-¡Bob! ¿Tienes un pañuelo?
-Sí, tengo un pañuelo.
El hombre vino y me dio el pañuelo. Entonces le limpié la sangre de la cara a Brent.
-Me duele la nariz… Y bueno… El ojo también ¡y todo! Es horrible.
-Tranquilo. ¿Te duele cuando te doy con el pañuelo?
-No, no. No te preocupes. Estoy bien.
Tenía una pinta terrible. Juro que en ese momento tuve unas ganas terribles de besarlo. No fui capaz por si os lo preguntabais.
-Moonlight, me da la impresión de que Melanie quiere hacerte la vida imposible. Esa chica está chalada. Primero me deja porque decía que no quería nada conmigo y salió con Joshua. Ahora quiere volver a ser mi novia… Pero el problema es que yo no quiero nada con ella porque por fin te he encontrado a ti y me he enamorado.
-Brent, te quiero mucho. En serio. Gracias por ser la primera persona que me entiende y me acepta tal y como soy, pero no creo que lo nuestro funcionase. Quiero decir, tú eres un chico normal, vas al instituto, tienes colegas… Yo simplemente vivo encerrada en esta cárcel, con un vacío en mi interior que no me deja ser feliz. Simplemente quiero que no sufras, yo tengo la culpa de lo que te ha pasado hoy y realmente lo siento, lo siento muchísimo, y quiero que sepas, que te quiero…
Entonces las lágrimas brotaron de mis ojos. Brent me abrazó lo más fuerte que pudo y yo, simplemente, me derretí.
Estuvimos horas y horas hablando. A las doce y media Brent se fue. Yo me quedé sola pensando en sus palabras, en su sonrisa, en sus ojos, en su pelo, en su nariz ensangrentada, en sus detalles, en sus historias, en sus amigos y en su familia, en su vida entera… Tantas cosas que me llegó a contar. Brent era un buen chico, un chico perfecto a decir verdad, pero no podía permitir que por mi culpa estuviese mal. Mal y encima dolorido. Me levanté de la silla y me fui a mi cuarto. Cerré la puerta y me metí en la cama. Taylor estaba sentada en la almohada. Me gustó verla sentada allí, así que me abracé a ella y caí rendida en mis sueños. Pensando en que ese chico era lo mejor que tenía en esos momentos.
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AVISO IMPORTANTE: éste, por desgracia, es el penúltimo capítulo que me queda en el ordenador de casa, porque lo demás lo tengo en el otro y se está reparando, por eso, quería pedir disculpas a mis lectores y lectoras por si tardo mucho en publicar. Mañana llegará el último capítulo y ya no podré subir más hasta que no me devuelvan mi ordenador en condiciones. Lo siento, de verdad, si queréis saber cuando subiré, seguidme y os llegará un aviso. De veras que lo siento MUCHÍSIMO. Un beso enorme, gracias por el apoyo. :) <3
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El don de la luna.
Romance¿Un don o una maldición? Nunca llegué a saber de que se trataba. Viví encerrada en esa clase de manicomio la mayor parte de mi vida, y ahora, ahora he decidido explicar al mundo lo terrible que era ese lugar. Y Brent... Brent, fue realmente lo único...