Sin esperarlo llegó el ocho de noviembre. Lo más alarmante del caso es que estaba sobrio. En las noches anteriores volví varias veces al bar donde había hablado con Regina con la esperanza de encontrarla pero fue en vano. Mi musa se había esfumado como pasa con el dinero de las arcas del país cada vez que hay un cambio de gobierno.¡No podía dejar de pensar en ella! En un momento en que revisé debajo de la cama en busca de mis pantuflas me encontré la estampa del Ánima Sola que el anciano me había entregado. Casi me da risa el darme cuenta que por un momento consideré intentar el hechizo de amarre que esa estampa tenía en el reverso con tal de tener a Regina. Luego, ya un poco más sereno, me pregunté sobre las otras oraciones que seguramente la gente se había inventado para «la Bendita» con tal de obtener sus favores. El viejo del parque Central había mencionado que la susodicha era capaz de interceder por sus adeptos en varias cosas, no únicamente en hacer amarres.
Tomé mi móvil, me puse a investigar sobre la mentada Ánima Sola. La ignorancia reflejada en la infinidad de comentarios que la gente hacía al respecto me resultó sumamente ofensiva. «No hagan la oración del Ánima Sola», era el título que podía verse con más frecuencia en los temas de varios foros, iniciados generalmente por mujeres desesperadas que aseguraban haber invocado muchos males (como la muerte de familiares, accidentes, enfermedades y mala suerte), por el capricho de recuperar a un novio que las había abandonado o traicionado, ayudándose para ello con la invocación del Ánima. Debajo de comentarios de ese tipo aparecían otros más de legiones de cristianos que acusaban de herejes a las que se confesaban por practicar brujería. Luego venían las condenas al infierno o las exaltaciones a Cristo (incluyendo testimonios cursis de su infalibilidad) y las declaraciones de que aceptarlo como nuestro salvador era la panacea para todos los problemas de la humanidad. También había infinidad de respuestas editadas en las que se habían borrado las oraciones y los conjuros con tal de prevenir que el mal ocasionado por los efectos secundarios se dispersara.
Leer semejantes estulticias me provocaba ardor en los ojos, pero no niego que también estimulaba mi curiosidad. Quería revisar aquellas oraciones para descifrar la razón de tanto escándalo. Me encontré de nuevo con la que estaba al reverso de la estampa que me había obsequiado el anciano. Entre otras, llamó mucho mi atención una que servía para destruir a cualquier enemigo que consistía en una retahíla de deseos muy crueles que teóricamente se activaban en el momento en que una vela negra ardía en su totalidad. Dado que Giovanni era creyente del Ánima Sola no pude evitar imaginármelo haciendo algo similar con intenciones de perjudicarme.
Seguí investigando por varias horas más, intrigado. Noté que el culto al Ánima Sola prácticamente se había regado por la mayor parte de Latinoamérica. Al filtrar mis búsquedas para enfocarme en Guatemala apareció en un enlace el nombre de Celso Lara. Me sonó conocido, y tardé unos minutos en acordarme de los libros que había comprado el año pasado cuando vine a la capital. Fui a por ellos, sentí culpabilidad al verlos, pues caí en la cuenta que llevaba más de un año sin leer nada. Mala suerte para Asturias, pues su obra seguiría empolvándose en el cajón de mi mesita de noche.
En el libro de Lara encontré más información con respecto al Ánima Sola, principalmente una ilustración monocromática de la susodicha y una oración, siempre para hacer amarres y ser favorecido con protección, mucho más elaborada y hermosa que la del reverso de la estampa. Debajo del dibujo había una leyenda que decía que quien rezara aquel texto sagrado obtendría la protección y la gracia solicitada. Al momento de escribir esto quiero dejar clara mi razón por la que no he transcrito el rezo: así como los integrantes de los foros no quieren que se riegue el mal, yo, en la actualidad, tampoco quiero proporcionarle a nadie medios para recibir cualquier tipo de bendición, ni siquiera de índole sobrenatural.
También se explicaba en el libro de Lara que aquella oración se escuchaba en voz baja el día de Finados y de Todos los Santos en varios cementerios, beaterios y capillas de iglesias en toda Guatemala. Eso me hizo recordar el artículo relacionado con los asesinatos a españoles en los últimos años que leí cuando vine a la ciudad. Supuse que eso explicaba la razón por la cual nadie había sido asesinado el primero de noviembre, pues era un día reservado para hacer conjuros e invocaciones, no para matar.
Estaba asimilando eso cuando comencé a escuchar nuevamente el sonido de cadenas arrastrándose. Esta vez no pude asegurar que el rumor proviniera de mis vecinos de la par; más bien parecía venir del corredor, en la parte de afuera. Molesto, corrí hacia la puerta con la intención de pillar al desgraciado que se había dedicado a torturarme por varias noches, pero al salir no encontré a nadie, únicamente me topé con un silencio sepulcral. Ya había anochecido. Cinco minutos después tocaron a mi puerta, lo cual me provocó un respingo pues no sabía qué esperar. Al abrir sentí un vacío en el estómago que casi me hace desfallecer: ¡era Regina!
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Ánima Sola
HorrorAntonio Rodríguez, un guatemalteco que ha vivido la mayor parte de su vida en España, regresa a su país natal para cobrar una oportuna herencia que lo salva de la penuria. Sin embargo, mientras se va adaptando de una manera hedonista e irresponsable...