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Cornelio abrió la puerta de su casa

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Cornelio abrió la puerta de su casa. Atrás Norma lo abrazó por la cintura,
entrando también a la casa de Cornelio.

- Te dije que los Yaquis ganarían! -le
dijo ella, colocando su mentón sobre el hombro de Cornelio. Este cerró la puerta con una mano y siguió
caminando con Norma detrás suyo
hasta su pequeña cocina.

- Bueno, sí... me has ganado la apuesta...

-Solo eso? Me debes mil pesos, guapo.

- ¡Dijimos que serían quinientos!- le dijo él, y soltó una risa. Norma lo soltó
y se colocó en frente de él. Lo miró
divertida. - enserio... - Susurró él, con
una bonita sonrisa en los labios. - vale, vale.. como quieras, yo en vez de
darte los mil pesos te iba dar otra cosa, nena. - abrió la nevera y sacó una Tekate helada, con otra sonrisa pícara en los labios. Norma abrió los labios. Sus finos y pequeños labios. - te pago mañana, si?

-Como quieras. - aceptó ella. Cornelio
tomó de su lata de Tekate. Sintió el frio de la bebida dentro de su garganta.
Ese frio que pronto se convirtió en lo
contrario cuando sintió la mano de
Norma tocar la suya y quitarle la lata.
- al menos deberías regalármela. - y
tomó de su lata. Vaya, vaya...

- Es mía.-se la quitó él. Norma lo miró
mal.

- ¡Cornelio!

- Qué?-le preguntó él. Lo más
inocente posible. Entonces ella fingió
estar molesta. Le gustaba hacer eso
y sentir que a Cornelio en verdad le
importaba mucho lo que ella sintiera.
De alguna manera, la hacía sentir
especial. Intentó irse, pero Cornelio la
cogió del brazo. - ven.. - la acercó él. -
no te molestes..

- Me debes mil...

- Si, si..ya sé... - Cornelio puso los ojos
en blanco. Y una pequeña oleada de
deseo se pasó por su cuerpo. Un deseo
limpio. Uno que no sentía hace mucho
tiempo. Miró sus labios y sintió la
mirada de Norma en los suyos. Era
bonita. Guapa. Muy guapa. La había
empezado a conocer poco después de... bueno, de aquello que no quería recordar. En una cafetería. Y así
había empezado todo. Entonces deseó
besarla. Y hasta más que eso. Jo.der.
Hace mucho que no se sentía de esa
forma. Y fue aún peor cuando sintió las tibias manos de Norma sobre su pecho, lo hicieron estremecerse tanto que hasta empezaría a temblar.. ahora sus manos le abrazaron la nuca y él abrazó su cintura suavemente. Que bien se sentía...

- Bésame. -le pidió ella. Y él la miró de
nuevo a los ojos. Lo hizo. Sus labios se
comieron los de ella. Mezclando sus
alientos. Ella se separó, soltando un
respiro. El aliento de Cornelio era delicioso. Se relamió los labios. Y pronto, volvió a besarlo de nuevo......

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Hola amigas, como están?

S-E-D-U-C-E-M-E ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora