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Norma estacionó su vieja camioneta

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Norma estacionó su vieja camioneta.
Resopló su propio cabello quitándoselo de la frente. Era ahora, o nunca tendría el valor de ver a Cornelio de nuevo. Sin pensárselo mucho y darle mucha vuelta al asunto, tocó la puerta principal
mientras se acomodaba la falda.
Él le abrió la puerta.

- Ah..hola... - le dijo casi estupefacta.
Dios, era en ese momento donde notaba lo mucho que le gustaba Cornelio. Él le dedicó una sonrisa a medias.

- Hola...

-Puedo pasar? - le preguntó ella,
Cornelio solo asintió, abriendo más la
puerta principal, haciéndola pasar.
De inmediato ella se volteó a mirarlo,
lo conocía muy bien. - estás bien?,
me he perdido de algo? - dijo riendo.
Cornelio la miró enternecido. Por qué
Norma tenía que ser tan jo.didamente
asombrosa? Simplemente no se
merecía nada de esto. Cerró la puerta.

- Perdón por no llamarte...

- No te preocupes. Ya me acostumbré a que estés desaparecido siempre.

- No, no...no es asi...

- Hey. - ella le acarició una mejilla. Cornelio sintió un pequeño remordimiento en el corazón. - está bien, estamos bien, no?

- Creo que sí.

Un silencio incomodo se paseó entre los dos. Norma decidió romperlo.

-Crees?

- Yo... Norma...es que... - murmuró.
- quiero que estemos bien vale?, como
amigos, que todo este bien... - Norma sintió una oleada fría en el estómago al escucharlo hablar. Por qué recalcaba la palabra "amigos"? Lo eran pero..es que acaso Cornelio se había olvidado del beso de la otra noche? O simplemente no había significado nada?

- Se puede saber que te sucede? -le
preguntó ella. Y entonces recordó.
La útima noche. Aquella que habían
hablado por celular. El cumpleaños de
Valentín. Cornelio no fue por ella. Y no había ido por ella por que... - ah..tu novia te ha prohibido que me veas? es eso? - le preguntó. Y era como si ella misma se hubiera marcado el corazón con una navaja gruesa. Le dolía. Le dolía y lo mucho que aún podía importarle a Cornelio a pesar del
tiempo. Era injusto. Injusto para ella,
que había pasado un año cerca de el
solo para enamorarlo.

- No, no es asi...

- Claro, defiéndela. Jo.der, no puede
ser que seas tan idio.ta. - le dijo sin
pensar, y a continuación, lo siguiente
también lo diría sin antes meditar. -
no puede ser que sigas enamorado de
ella mientras yo he estado a tu lado
todo este tiempo, Cornelio... - un nudo se le formó en la garganta al escuchar sus propias palabras. El la miró atónito. Sin saber que decirle. - no sé que vine a hacer aquí...

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Compañeras las quiero, jajaja es que justo cuando hiba a actualizar mi maestro nos llamo "compañeros" jajaj me hizo morir y pues ya saben...

S-E-D-U-C-E-M-E ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora