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La cogió con fuerza

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La cogió con fuerza. Lú soltó un respiro debido a los brazos de Cornelio.

- Baja. - le dijo firme. Lú se volteó de nuevo. Vaya, su voz era igual. La misma que a ella tanto le gustaba escuchar. Le dio un regocijo en el estómago. - Por qué haces esto?
-le preguntó. Lú se dejó caer entre los brazos de Cornelio, este la sostuvo y colocó sus pies de nuevo en el piso. Se volteó. Y se miraron. Se miraron por un largo tiempo. Unos increíbles segundos que no podían remplazar a ese largo año que no habían estado juntos.

- ¿Qué haces aquí? - le preguntó ella. Se sintió avergonzada por el estado en el que estaba. Cornelio se quedó callado. De un momento para otro su cuerpo se llenó de temor consigo mismo. De miedo, de timidez.
Timidez con ella. Porque no la había
visto desde hace mucho. Y se le hacía
difícil. Si. Muchísimo. Era ella. La
chica que le había gustado desde que
la habia conocido y que ahora volviía
a ver. Cómo podía ser tan cobarde
justo ahora? Cuando antes, no temía
en decirle lo que sentía. Cuando antes
podía verla desnuda junto a él y decirle cuanto la amaba.

- Me dijeron que te casabas... - dijo él.
Lo más frío posible. Sin ser impulsivo.
asintió. Y tragó saliva. -Por qué no me lo habías dicho?

- Piensas que es fácil contarte esto?

- No, claro que no... y menos después
de a verme prometido que volverías y
nunca lo hiciste.

- Yo...yo quería volver...

-Sí. -le cortó él. Lleno de resentimiento. En el fondo lo estaba.
Y tal vez eso no le permitía reconocer
que aún sentía algo muy fuerte por ella. -y por eso ahora vas a casarte.

- Déjame explicarte... - le rogó ella. Cornelio se volteó. Observó los edificios que se extendían en frente de él. La vista era maravillosa.               - Cornelio... - lo llamó. La piel de él se erizó por completo. De pies a cabeza. Hace mucho que no escuchaba su nombre entre los labios de Lú.. - yo... yo no quiero casarme, te lo juro...
esto a sido una pesadilla desde que
regresé y...

- ¿Quién es él? - esta vez no pudo
aguantar ni un poco sus impulsos.
Estaba celoso. Jo.der, sí. Quería
gritárselo y decirle lo mal que le ponía saber que otro en algún momento había podido llegar a gustarle.

- No importa.

- A mi me importa vale? - se acercó asu rostro

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- A mi me importa vale? - se acercó a
su rostro. - me importa todo... - le dijo.
Y sintió una fricción en su corazón. Un pequeño fardo en su garganta. - quiero saber ahora mismo si ese im.bécil con quién piensas casarte te ha hecho algo, si te está obligando a hacerlo...

- Cornelio...

- Si te ha tocado. Si se ha atrevido a
ponerte una jo.dida mano encima, te
prometo que no volverá hacerlo sin
pensárselo dos veces y acordarse de
mi.

- Escúchame, por favor... - le rogó ella.
Pero él continuó. Debia desahogarse de alguna forma. Y podía. Claro que podía. Pero solo con una persona existente en la faz de la tierra.

- Cuando me dejaste no fui por ti por
que sabía que encontrarías a alguien
mejor que yo. - y esta vez no quiso
aguantarse las lágrimas. Una de ellas
mojó su mejilla izquierda. - pensé que
alguien te daria lo que yo nunca...
- tragó saliva.- Lú se mordió el labio. Respiró hondo. Ninguno de los dos había cumplido sus promesas. Ní él había ido por ella, ni ella había regresado. Y el momento de enfrentarse había llegado por fin. -
por eso no te busqué días después.. -
admitió. - lo iba a hacer, te lo juro que
lo iba a hacer... puedes preguntárselo
a quien tú quieras. - se pasó las manos
por los ojos, limpiándose furioso las
lágrimas.- pero no quería que pasara
esto contigo. Que te obligarán a hacer
esto... no quería si tú...si tú me lo hubieras dicho antes, si alguien me lo hubiera dicho antes... yo hubiera sido capaz de secuestrar te de nuevo si era posible. - entonces se atrevió a mirarla. Le provoco besarla. Besarla a ella. Todo su cuerpo. Cada centímetro de su cuerpo. Respiró hondo. La tenía junto a él. Frente a él. Después de largos meses que habían parecido años. Después de tantas lágrimas que había votado. Después de tantas noches arrepentido y llenándose de culpas. Después de a verla recordado tantas veces. Después de a verla soñado. Estaba justo en frente de su cuerpo. Y tal vez mañana ya no lo estaría. Tal vez mañana estaría
casada, con alguien más. Si eso pasaba, debia saber la verdad. Esa verdad que había brotado de pronto, pero que siempre había estado ahí. - te amo - le dijo. Tal vez furioso. Tal vez lleno de resentimiento. Pero asílo sentía. - te amo... - bajó la cabeza.- y no... no sé que has hecho conmigo-le dijo rendido. - pero no dejaré de sentir esto nunca...

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S-E-D-U-C-E-M-E ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora