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- Qué? Jo.der, vas a estar ahí ca.gándote de risa toda la noche? - le preguntó Valentín. Se acomodó el smoking blanco que Ashley había elegido para él.
- Ella escogió el traje? - le preguntó Cornelio. Y sí, se reía escandalosamente solo para jo.der a C Valentín. Desactivó la alarma de la camioneta. Llevaban esperando por ellas afuera desde más de diez minutos.
- Sí. - contestó Valentín. Se frotó las manos. Invierno había empezado desde hace mucho en Obregón.
- Está lindo... - se burló él.
- El tuyo tampoco está mejor.
- Lú tiene mejor gusto. - se defendió Cornelio. Él en cambio traía un smoking negro que lo hacía lucir guapísimo.
- No, no lo creo... si está contigo es por que debe tener un muy mal gusto.
- Im.bécil.
- Idio.ta.
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-Te das cuenta que nos están esperando desde hace más de diez minutos? - le preguntó Lú. Se hecho brillo labial y se bajó el vestido, aunque este igual seguía siendo pequeño.
- Ya sé, ya sé... ¡pero no encuentro el otro zapato! -le dijo Ashley. Respiro profundo, tratando de tranquilizarse. - si tan solo pudieras preguntarle a Raúl o Axel si es que lo han visto...
- Bromeas? No voy a salir así de la habitación, para que esos dos empiecen a hablar tonterías sobre mí.
- Por favor... - le rogó Ashley. Lú cerró los ojos. Frustrada. Sabía que terminaría por hacerle el favor. La miró.
- Vale.. abrió la puerta de la habitación y salió hasta la sala en donde estaban los dos. Viendo no sé que cosa en la televisión. Ambos la escucharon caminar con aquellos tacos altísimos que le hacían unas buenas piernas.
- Uh...- Axel se volteó a mirarla, al igual que Raúl, pero este último no hizo nada exagerado. Aunque igual le gustaba mucho lo que veía. - A dónde te llevo guapa? - le preguntó bromeando, sin perderse un minuto de su anatomía. Lú puso lo ojos en blanco.
- No hay nada ahí abajo?
- Aquí abajo hay mucho... nena, tú solo tienes que pedirlo...
- No, idio.ta. Abajo del sillón en donde estas. - Raúl soltó una carcajada. Axel se agachó de mala gana y logró palpar una punta fina, al parecer un taco.
- Quieres esto?- le preguntó Axel, enseñándole el zapato. - ruégame.
- No te portes como un niño, vale?
-Y tú no andes por ahí provocándome.
- Provocándote? -la voz de Cornelio sorprendió a todos ahí dentro. Él la miró de pies a cabeza. Bueno sí, era verdad. provocaba a cualquiera. Pero era suya. Y estaba preciosa. Ese vestido le quedaba de lujo. Blanco y pegado a sus pechos, desde la parte baja de sus pechos empezaba a señirse y caia la otra parte del vestido acampando, todo cubierto por más mangas largas. Traia el cabello suelto, ondeado, y lo había dejado caer sobre sus hombros. Tragó saliva. De un momento a otro había dejado de estar cabreado. Lú estaba tan...tan... hermosa. Se quedó sin poder hablar.
- Ya me das el zapato? - le sonrió a Axel, este se lo dio sin decirle nada más, ella lo cogió y caminó hasta donde estaba Cornelio. Los dos hombres que miraban la televisión no pudieron evitar observarla mientras caminaba. Definitivamente había demasiada testosterona en una sola casa. - estás guapísimo. -le dijo ella, con una bonita sonrisa. Y él no podía concentrarse en otra cosa que no fueran sus labios. Brillantes y llenos de ese delicioso labial que él le quitaría en cualquier momento.
- Lú!- gritó Ashley desde la habitación. Tenía la puerta media abierta. - te molestaría dejar a Cornelio por un jo.dido momento y venir?- Lú soltó una risa que logró hacer que Cornelio sonríera también.
- Espérame. - le susurró en el oído, haciendo que la erección de Cornelio terminara de formarse entre sus pantalones. Esa noche iba a ser brutal....
