☽Epilogo

1.7K 231 18
                                    

-No estoy muy seguro. -Hice un mohín, sintiendo cómo el corazón me latía nervioso bajo mi pecho. Él sonrió y se acercó para besarme la mejilla.

-¿Qué piensas que va a pasar?

-No sé, Min. -Musité, viendo cómo se podía vislumbrar la cúspide del edificio del aeropuerto tras la ventanilla trasera del taxi. -Sé que ha pasado un año, pero te recuerdo que la última vez que hablamos, me dio una bofetada.- Mi entrecejo se arrugó en un expresión de congoja al recordarlo. Minho rió y el soplo de su risa me acarició el cuello, luego sus labios se posaron en él dulcemente, haciéndome erizar la piel.

-Tú mejor que nadie conoce a Yeeun; ella no puede guardar el rencor durante tanto tiempo. -Me dijo, ahora mirándome. -Además, ahora ya está bien, ya está con Sorn. -Me sonrió. -El tiempo cura las heridas, ¿recuerdas?

-No todas, Min. -Contradije, ahora de veras nervioso, ya que el taxi aparcaba justo en frente al aeropuerto.

Minho pagó el taxi y luego bajé de el. Me quedé de pie hasta que, el ahora pelinegro, se colocó a mi lado y pasó una mano por mi cintura. Su tacto me hizo sentir un poco mejor.

-Vamos. -Me dijo, empujándome amablemente. Caminé a su lado, mientras la gente iba de un lado a otro con maletas y boletos en la mano.

-¿Por qué estás tan tranquilo? ¿Qué acaso sus últimas palabras para ti fueron "Está bien Minho, no hay problema que te hayas enamorado de mi mejor amigo. Vete en paz"? -Farfullé y pensé que iba a reír, pero en vez de eso, su rostro se volvió un poco tenso.

-No. Ya sabes que no me despedí, pero... mira, si quisieron venir a visitarnos yo creo que ya no hay rencores. -Se encogió de hombros. - Tranquilo, ¿si? -Me dio un casto beso en el cuello mientras seguíamos caminando para sentarnos a esperar que el vuelo llegara.

Luego de unos minutos las vimos salir por la puerta por donde emergían los demás pasajeros provenientes del vuelo de Italia y reconocí la cabellera rubia de Yeeun, su mirada iba baja, indiferente, la seguía conociendo.

-Min... -Murmuré temeroso, a nada de decirle que nos echáramos a correr.

-¡Ya las vi! -Pero me interrumpió y tomándome fuertemente de la mano, me hizo correr hacia ellos. -¡Sorn! -Gritó y levantó su mano izquierda para que lo viera. Fijé mi vista en Yeeun y nada más en ella; no es que no extrañara a Sorn, pero quería saber cuál era la expresión de Yeeun y si no era tan mala idea echarme a correr. Al momento de oír la voz de Minho, levantó la vista y sus ojos al verlo, lucían distintos, era la clase de mirada que das a un viejo amigo que aprecias sinceramente. Luego me miró y aunque me congelé repentinamente tenso, ella esbozó una tenue sonrisita apenas visible y volvió a bajar la mirada, haciéndome sentir confundido y atolondrado.

-¡Min, Sung! -La voz de Sorn me hizo mirarle, no lucía tan distinta, de hecho ninguna de las dos había cambiado.

-Hermana.- Minho abrazó a Sorn en un cariño fraternal cuando estuvimos por fin cerca los cuatro y yo volví a mirar a Yeeun, cauteloso aún.

-Hola. -Me dijo ella con una tenue sonrisita dibujada en su rostro.

-Hola, Unie. -Respondí tímido, era raro intercambiar con ella palabra después de un año y siendo las últimas un sin fin de maldiciones. Miró a Min y le sonrió, no como lo hacía antes, pero sí se notaba sincera.

-Yeeun. -Dijo él y se inclinó para abrazarla. Un abrazo rápido e incómodo para ella, según pude notarlo en su rostro. -¿Vamos a algún restaurante? Yo invito, como bienvenida. ¿Qué dicen? -Ofreció Minho.

-Suena bien. -Admitió Sorn. -¿Me acompañas por las maletas? -Le preguntó, pero la conocía lo suficiente como para darme cuenta de que lo hacía por dejarme a solas con Yeeun. Estuve a punto de ir tras ellos cuando la voz de Min me detuvo.

-Espérennos aquí, no tardamos, ¿está bien? -Me guiñó un ojo y siguió a su hermana entre el tumulto de gente. Me mordí el labio inferior con nerviosismo y giré sobre mis talones para ver a Yeeun, su mirada seguía baja hasta el momento en que notó que la miré, fue entonces que poco a poco comenzó a alzarla.

-Dime, ¿has visto a Chris o Felix? -Pregunté, como para entablar conversación, haciéndome recordar irónicamente cómo antes no había huecos de silencio en nuestras pláticas.

-Oh, sí, Felix te envía saludos, bueno, Lix y Chris, los dos. -Sonrió.

-Oh... genial. -Fue todo lo que pude articular. Bajé la mirada y me dediqué a golpetear nerviosamente el suelo con la suela de mi zapato, mientras las manos en los bolsillo de mi chaqueta se removían ansiosas entre el pequeño espacio.

-Escucha... -La firme voz de Yeeun me hizo levantar la mirada rápidamente. -Sé... sé que nuestra relación se... se quebró al último. -Estaba nerviosa, igual o poco más que yo. -Y, tuviste razón, creo que fue falta de comunicación o algo así -Hizo un mohín. -Solo... -Exhaló -Solo quiero decirte que no te guardo rencores y que... -Me miró. -Espero no me lo guardes a mí. Reaccioné bastante mal y dije palabras que no debí de haberte dicho. Supongo que también le debo una disculpa a Minho por eso. -Dijo como para sí. -El punto es, que quizá no volvamos a ser los... mejores amigos que éramos antes; pero... al menos no seamos enemigos. Yo la verdad te... estimo mucho.- Se encogió de hombros. La miré y respiré, era increíble que aun adivinara mis pensamientos.

-Gracias Yeeun. -Dije. -Gracias por, bueno, por no odiarme. -Ella rió y movió la cabeza. -Disculpa por... todo. Yo...

-Sung. -Me interrumpió. -No tienes que darme explicaciones ahora, digo, el tiempo ya pasó y bueno, yo estoy con Sorn. -Me sonrió.

-Hablando de eso, en serio me alegra que estén juntas. Ella es genial y te quiere demasiado.

-Sí, lo sé, me lo ha demostrado y a decir verdad, estoy feliz.

Aquella confesión me hizo respirar.

-Tú más que nadie merece ser feliz, Yeeun. -Dije.

-Tú también. Yo espero que...

-¡Listo! -Dijo Sorn a mi espalda, interrumpiendo a su novia. -Vayamos a comer.

Sorn le extendió la mano a Yeeun y ella la tomó, luego caminaron juntas hasta la salida. Detrás íbamos Minho y yo, él cargaba las maletas de su hermana con una mano y con la otra me tomaba de la cintura. Me miró y yo hice lo mismo, luego sonrió.

-¿Todo bien? -Susurró. Asentí y le devolví la sonrisa. -Sorn me contó que va muy bien con Yeeun y que espera que ella se la mujer de su vida.- Se acercó a mi oído al susurrarlo y la piel se me erizó completa. Me alejé un poco para poder mirarle.

-Me alegra que estén felices. Lo merecen. -Musité.

-Por supuesto.

Al salir la luz de medio día nos alumbró y Sorn ya se encontraba subiendo sus maletas al taxi. Minho corrió en su ayuda y subió también las que él iba cargando, me quedé de pie a unos metros. Los hermanos reían haciendo bromas y ese tipo de cosas, mientras que Yeeun miraba a uno de ellos como jamás había mirado a alguien. Podía ver en sus ojos que realmente estaba enamorada y de la forma más sincera y profunda que jamás haya visto. Sorn le devolvió la mirada y le sonrió y ella, al notarse en el reflejo de sus ojos, unas chispa le iluminó el rostro.

Entonces, ¿qué se volvía ahora todo el sufrimiento anterior? No había nada en el mundo capaz de separarme del hombre que yo amaba, ni fuerza sobrenatural que separara a Sorn de Yeeun. Es que así era como debía de estar el mundo, así era como debió de ser desde un principio; pero si no hubiéramos sufrido, jamás podríamos haber llegado hasta donde estábamos ahora. No traía mi cámara, pero fue como si tomara una fotografía en mi mente de aquella escena del mundo correcto, revelándola donde iba a permanecer guardada por siempre. En mi corazón.

Manual de lo prohibido⭑⭑⭑ Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora