☽Capitulo 8

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Los golpes en la puerta me despertaron, entonces me percaté en ese momento de los gritos de Yeeun.

-¡Sung, levántate ya!- Gritó.

Me removí entre las sabanas y no hice intento alguno por abrir los ojos.

-¡Bestia!- Volvió a tocar la puerta.- Min vendrá en cualquier momento.

¿Minho? Abrí los ojos, ya me encontraba completamente despierto y tiré las sabanas a un costado. Salí de la cama tan rápido como pude y abrí la puerta. Yeeun corría de un lado al otro en busca de algo.

-Creí que no te levantarías jamás.- Farfulló.

-¿Qué estas buscando?- Pregunté.

-Mi bolso, puedo jurar que lo dejé aquí.- Señaló el sofá.

Miré el reloj, faltaban veinte minutos para las seis. ¿Cuánto se tardaría Minho en llegar?

¿Por qué me pregunto eso?

-Busca en tu cuarto, Unie.- Musité.

Ella me miró y salió corriendo a su habitación. Unos segundos después llamaron a la puerta.

-Ve a abrir, por favor.- Me gritó desde su pieza.

Camine perezosamente hasta la puerta y la abrí. Lo que vi me deslumbró por completo.

-Buenos días.- Me sonrió y la pequeña fierecilla dentro de mí saltaba de un lado al otro en su jaula.

-Bueno días, Minho.- Le devolví la sonrisa.- Pasa.

Le abrí camino y me le quedé mirando mientras pasaba a mi lado. Llevaba puesta una chaqueta negra al igual que los apretados pantalones que traía. Usaba unas gafas de sol que le daban un aspecto mas comercial a su rostro, era como esos rostros que solo se ven en televisión.

-Bonito pijama.- Musitó mirando mi atuendo.

Me enrojecí hasta los huesos y me mordí el labio inferior completamente avergonzado. Nadie, excepto Yeeun, me había visto en pijama.

-Gracias.- Murmuré.

-¿Donde está Yeeun?

-En...

-¡Aquí estoy!- Dijo llegando a la sala con su bolso en mano.

-Hola, preciosa.- Dijo él y luego se acercó para besarla.

Desvié mi mirada dándoles privacidad y me encaminé hasta mi cuarto.

Privacidad, ¿Eso quería darles? Tal vez, o quizás solo trataba de calmar la fierecilla que se removía incomoda dentro de mi pecho.

-¡Sung, debo irme!- Gritó mi amiga desde una lugar cercano a la puerta.

Salí de mi cuarto mientras tomaba mi cámara fotográfica entre mis manos.

-Los veo más tarde. Espero que se diviertan.- Dijo.- Los amo a los dos.

-¡Suerte!- Le respondí y cerró la puerta mientras salía.

Dirigí mi vista a Minho que se encontraba parado detrás de mí, mientras me miraba.

-Creí que íbamos a desayunar en pijama.- Dijo divertido al notar mi cambio de ropa.

El calor corrió de nuevo por mis mejillas y bajé la cabeza.

-Es muy temprano para desayunar.- Musité.

Él rió.

-¿Entonces quieres que nos vayamos ya? El camino no es muy corto que digamos.

-Claro.- Sonreí y nos dirigimos a la salida del departamento.

Manual de lo prohibido⭑⭑⭑ Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora