☽Especial Minho

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Contemplé por un rato a la feliz pareja de pie junto al altar y luego mi mirada revoloteó hacia el bello chico que estaba sentado a mi lado. Los recuerdos salieron a florecer en mi cabeza, haciéndome vibrar por la nitidez con la que se proyectaban.  

Mientras el ministro hablaba uniendo a la pareja frente a él, recordé las palabras de Yeeun el año pasado; me golpeaba el pecho con fuerza y rencor, mientras me miraba con sus grandes ojos cafés y lloraba sin contenerse. Me partía el alma verla así.

-¡Vete tras él entonces! -Me decía. -¡Alcánzalo porque el amor de tu vida se te escapa! -Me golpeó por doceava vez el pecho.

-Yeeun.- Musité.

-Debí darme cuenta antes. -Gritaba. -¡Nos hubiéramos ahorrado todo esto! -Manoteó, cansada.

-En ningún momento te engañé, Unie. -Expuse. -Jisung me robó un beso, pero estaba ebrio.

-¡Pero tú no! -Exclamó con voz estrangulada. -Además, el que haya estado ebrio o no, no quita el hecho de que se haya enamorado de ti. -Señaló el papel sobre la mesa, arrugado violentamente. -¿Y sabes que es lo peor? -Sollozó. -Que tú, perfectamente sabes que te enamoraste también... de él. De mi mejor amigo.- Gimoteo.

-Unie... -Quise acercarme, abrigarla en mis brazos para que de alguna manera cesara su dolor, pero me quedé a distancia, sabiendo que después de mi confesión, no serviría de nada. -Nunca quise hacerte daño. -Expliqué. -Simplemente... no pude controlarlo.

Recordé entonces el primer día que descubrí que sentía algo por Jisung, o mejor dicho, acepté que sentía algo por él. Aquella vez que veía una película de terror y que de cierta manera, sin explicarme cómo, quería protegerlo entre mis brazos y luego, jamás dejarlo ir. Con el paso del tiempo me di cuenta que me gustaba pasar tiempo a su lado, pasar las horas en su compañía y hacer chistes de cualquier cosa.

-Pero pudiste decírmelo! -Las palabras de Yeeun continuaban. -No había necesidad de que me hirieras de esta forma. -Sollozó de nuevo. -Pero soy la estúpida, ¿sabes? Debí darme cuenta, por como mirabas a Felix cuando se le acercaba, le hablaba o lo besaba.

Mi rostro se endureció al recordarlo. Era una furia devastadora, una inquietud por querer alejarlo de Felix cuando este se le acercaba. Algo en que momento me inundaba de pies a cabeza y no podía explicarme la razón. Ahora lo sabía.

Volví a perderme en el recuerdo, en la escena de aquel día gris.

Me encontraba inmovilizado en el centro del departamento de Yeeun, después de haber parecido un idiota y sentirme como uno. Viendo a Sorn parada en la puerta y a Yeeun entre sus brazos, sollozando en su pecho. Entonces, solo entonces, me di cuenta que yo había sido igual de ingenuo que Yeeun, ahora comprendía quien era la chica a la que Sorn amaba y porque es que nunca me lo dijo. Estaba de pie allí mirándome con la comprensión de una amiga, con el dolor de una hermana; mientras Yeeun la apartaba lejos, llevándosela consigo como el único apoyo con el que contaba.

-Acepto. -Musitó la novia, mirando fijamente a su futura esposa y sonriéndole, haciendo que mi mente volviera al presente.

-Y tú, Jang Yeeun, ¿Aceptas a Chonnasorn Sajakul como tu futura esposa? -Preguntó el ministro.

-Acepto. -Respondió ella.

Jisung se levantó de la silla y sacó su cámara fotográfica. Lo miré desde abajo, sentado aún.

El recuerdo continuó en mi mente.

Me acerqué hasta la mesa en donde Yeeun había dejado aquel papel arrugado y vuelto a desarrugar y curioso lo tomé entre mis manos. El corazón me volvió a palpitar cuando leí escrito del puño y letra de Jisung las palabras "te juro que lo amo". Pero ya era demasiado tarde, su vuelo había partido y se lo había llevado lejos.

Manual de lo prohibido⭑⭑⭑ Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora