Hace miles de años en las tierras de Aridum, existieron 5 poderosos hechiceros a los que llamaron los dioses. Estos eran capaces de controlar los cuatro elementos de la naturaleza. Pero esto ha logrado a alterar a los humanos. Y después de tanto al...
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Claire Reynolds
—Me gustas, Eloy— la sorpresa es su rostro es indescriptible.
—Ya lo sabía— dice arrogante y ambos reímos—. No es cierto, quiero decir, sí lo sabía, pero no lo habías aceptado como tal, es imposible que lo hayas dicho.
—No lo es, ya lo hice— no sé ni por qué lo dije, pero se sintió bien admitirlo—, y creo que estoy bien con eso.
Eloy besa la comisura de mis labios y sin poder evitarlo yo giro mi cabeza rápidamente hacia el lado y sus labios chocan los míos. Esto no sólo se siente bien, se siente fantástico.
Es como si nuestras magias se reconocieran, es una sensación fuerte, nuestro beso se siente poderoso, y aunque es obvio, debo decir que se siente mágico.
El beso es suave, pero a la vez es desesperado, por más que quiera, no puedo despegarme, y no quiero hacerlo. Sus labios se sienten adictivos, pero por razones de obvias nos separamos.
—¿Por qué necesitamos respirar?— pregunto con un tono de curiosidad—. Somos inmortales, no deberíamos tener que dejar de besarnos.
—¿A dónde se fue la Claire que me odiaba?— pregunta con diversión—, a esta no la conozco.
—Ahh, pues si no me conoces, no me beses y ya— me cruzo de brazos.
—Imposible— se acerca a mí y vuelve a estampar sus labios contra los míos.
Sonrío en medio del beso entonces una pregunta comienza a rondar por mi mente.
—¿Cómo sabías que mis padres no estarían aquí?— hablo con curiosidad.
—Están en Proelium— dice y eso sí me parece sorprendente. Los hechiceros que se gradúan de Imperium no deben ir a Proelium—, ayudan a encerrar a... la chica.
—Perfecto, mis padres luchando contra una hechicera ancestral que hará lo que sea para llegar a mí... o que yo llegue a ella— levanto la mirada hacia Eloy—, ¿Y si los mata?, ellos no son inmortales.
—Oye— se acerca a mí y acaricia mi cabello con ternura—, estarán bien.
—¿Cómo estás seguro?, ella hará lo que sea para hacer que la enfrentara, quiere acabar conmigo— hablo desesperada y comienzo a caminar hacia la puerta pero la mano de Eloy se encierra en mi muñeca.
—No saldrás de aquí hasta que tus padres lleguen y aseguren que la encerraron— dice firme.
—Yo voy a ir— muevo mi mano pero no logro soltarme—. Eloy, no quiero hacerte nada...
—Escucha, Claire— comienza pero lo interrumpo.
—No, escucha tú— hablo con firmeza—. Suéltame, voy a ir a encargarme yo, si no me sueltas, sabes lo que soy capaz de hacer.
