~ Tal para cual ~

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~ Capítulo 16 ~

Mañana se llevaría a cabo el tan ansiado concierto de gala y por ello Jimin practicaba con esmero y con gran emoción, independientemente de la hora y el lugar, como en ese instante, era de noche y él tarareaba en voz alta la melodía mientras sostenía la partitura entre su hombro izquierdo y su mejilla, meneaba su mano derecha como si se tratara de su querido violín.

Sus pasos y su suave voz se escuchaban por el pasillo de su casa, se dirigía con alegría hacia su habitación para tener una gran noche de descanso y dar todo de sí en el concierto.

Estaba a punto de llegar, pero sus piernas le fallaron y le hicieron caer al suelo con rudeza en un ruido estrepitoso, ni siquiera tuvo oportunidad alguna de detenerse con sus manos, provocando que se golpeara en la cabeza.

Se quejó, aturdido por el golpe, trató de incorporarse usando sus manos como apoyo, llevó una de ellas a su cabeza, cerca de su frente, que era el lugar donde le dolía, y miró hacia atrás, veía sus piernas, preguntándose, ¿por qué le habían fallado haciéndolo caer?.

El sonido de un goteo le hizo desviar la mirada lentamente, sobre las blancas hojas de su partitura, las gotas de sangre resaltaban y caían constantemente, se dio cuenta de que el goteo venía de su brazo, con un pálpito nervioso, quitó la mano de su frente y vislumbró una escandalosa cantidad de sangre en ella.

Su vista empezó a tornarse borrosa y el mareo no tardó en asaltarlo, perdió la consciencia y cayó sobre sus partituras con la sangre aún saliendo de su frente.

Entre la fina línea de la inconsciencia, escuchó la voz preocupada de su madre llamar su nombre y posteriormente el sonido de una sirena de ambulancia y luego, todo se volvió completamente negro.

Despertó en la cama de un hospital, con una venda en la cabeza y un suero conectado a su brazo, así es como había llegado al hospital y lo único que podía hacer estando allí era mirar por la ventana mientras tarareaba la melodía de la pieza musical que hubiera interpretado junto a Yoongi.




~ 🎻 ~




Dawon tocaba el piano con firmeza, su público estaba conformado por Namjoon y Yoongi, su tutor, todos estaban reunidos en la casa del hombre peliplateado para que el profesor de la chica calificara su interpretación.

La castaña presionó unas cuantas teclas más y dio fin a su interpretación bajo la atenta mirada de ambos chicos.

- Acabé.- Dijo la chica mientras giraba su cabeza hacia atrás.

- Adelante, profesor.- Animó el hombre mayor, dándole un golpe en la espalda baja al chico pelinegro, el cual dio un paso hacia el frente por la fuerza empleada en la poderosa mano de Dios griego del peliplateado. Min carraspeó y se aproximó a la chica.

- Se sincero.- Le dijo ella con los cachetes inflados y el ceño fruncido de manera adorable.

- No te reprimas.- Aconsejó Namjoon con el dedo índice arriba, mientras recargaba su espalda en el respaldo de su sillón gris y cruzaba las piernas con gracia.

Lo que ninguno sabía es que Yoongi era terriblemente sincero, hasta el punto en que podía ser hiriente y de ninguna manera se reprimiría cuando se trataba de música y piano. No, 'reprimirse' no estaba en el lenguaje del gran pianista Min Yoongi, entrecerró sus pequeños ojos felinos y suspiró.

- El fortissimo y el pianissimo deben de ser más claros. Cuenta bien los silencios. No frunzas el ceño. Tienes mala postura. No te muerdas los labios como si estuvieras sufriendo.- Dijo con rapidez como si respirar fuera algo que el gran pianista Min Yoongi no necesitaba, cada punto era una apuñalada a la cabeza de la chica y aún más si el mayor usaba este tono grave y neutro.

𝓣𝓾 𝓶𝓮𝓷𝓽𝓲𝓻𝓪 𝓮𝓷 𝓪𝓫𝓻𝓲𝓵 | ʏօօռʍɨռDonde viven las historias. Descúbrelo ahora