Jo & Laurie [Terminada]

19. Con el abuelo Laurence

Narrado por Laurie:

Después de dar un largo paseo y esperar a que las emociones se desvanecieran un poco, regreso a casa, el abuelo está ahí.

Quise cansarme lo más que pude para no tener que pensar, pero a pesar de eso, no tengo cansancio mental.

Me siento y comienzo a tocar el piano, la "Sonata patética", de Beethoven. Mi abuelo, que ha estado todo este tiempo acompañándome me interrumpe.

Eso está muy bien, muchacho, pero es demasiado triste... ¡Toca algo alegre, vamos! -me pide el abuelo.

Comienzo una animada melodía, y la hubiese terminado si en ese preciso instante no se hubiese oído la voz de la señora de March:

-Jo, querida, ven, que te necesito...

Justamente lo que yo deseo decir en otro sentido...

Pierdo el compás y lanzo un suspiro.

-Sé lo que te pasa, hijo...

-¿Cómo lo sabes?

-Jo misma me lo contó.

-¡Entonces no hay nada que hacer!...

-Sí, todavía hay algo... Me imagino que no querrás quedarte aquí después de esto-me dice el abuelo

-No pienso huir de una muchacha. Jo no puede impedirme que la vea y me quedaré a seguir mirándola todo el tiempo que quiera... -Lo interrumpo

-No lo harás si eres el caballero que yo te creo... Lo único que cuadra es marcharse por un tiempo... ¿Adónde quieres ir?

-A cualquier parte. No me importa lo que me pase-respondo

-Toma las cosas como hombre, hijo mío, y ¡no hagas nada imprudente!... ¿Por qué no ir a Europa como habías proyectado?

-No puedo.

-Pero si estabas loco por irte y te prometí el viaje para cuando te recibieras...

-¡Ah! ... ¡pero no tenía la menor intención de irme solo!... -digo ocultando mi tristeza

-No te digo que vayas solo; hay alguien que está dispuesto a ir contigo a cualquier parte del mundo.

-¿Quién es?-pregunto

-Pues yo, hijo.

-Gracias, abuelo, lo siento, soy un bruto y un egoísta... Pero, tú sabes, yo...

-¡Naturalmente que lo sé! ... Como que he pasado por todo eso en mis años mozos y después, de nuevo, con tu padre... Siéntate tranquilo, muchacho, y escucha mi proyecto.

-Hay un asunto mío en Londres que necesita atención inmediata. Tenía interés de que lo atendieses tú, pero es mejor que lo haga yo, y aquí las cosas van a anda, muy bien con Brooke al frente.

-Pero tú odias viajar, abuelo. No puedo pedirte que hagas ese sacrificio a tu edad-digo

-¡Bendito Dios! Todavía no estoy imposibilitado. muhacho; me gusta la idea de viajar contigo. Me va a hacer bien porque hoy día viajar es tan fácil como sentarse en un sillón.

-Como tú quieras, abuelo. Por mí, me da lo mismo.

-Pero a mí sí me importa, hijo mío, recuerda eso.

Los días que siguen a los preparativos me parecen sin sentido, no tengo hambre, ni ganas de nada, mi unico consuelo es tocar el piano.
Evito a Jo, pero la observo por la ventana, veo a mi querida Jo, de pie, con los brazos alrededor de su cuerpo, la extraño y necesito tanto...

Cuando por fin llega el día de nuestra partida, la familia March va a despedirme, parece que esperan que con este viaje olvide a Jo y regrese feliz. Finjo estar feliz, y ellos fingen creer que lo estoy.