Día 25. Leyenda Teke Teke

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Leyendas van y vienen
Pero esta se mantiene
Del terror de aquellos que la vieron
A la incredulidad de los que mejor no siguieron
Su risa inocente por las vías
Hasta su grito aterrador con el paso de los días
Aquellos causantes de la desgracia ahora temen
Al medio cuerpo que los busca al son del "Teke-Teke" 

—¿Por quéééééé? Tomoyooo ¿Por qué Naoko siempre trae relatos de horror al club de lectura? —Una Sakura sollozante se aferraba al brazo de su prima con todas sus fuerzas manteniendo los ojos cerrados y hablando con suspiros ahogados. Naoko seguía maravillada conversando sobre la leyenda de la desdichada joven partida en dos por un tren, quien ahora, solo con la mitad de su cuerpo, buscaba su otra mitad. 

—Calma, calma Sakura… la leyenda incluso es de otra región de Japón no de aquí… 

—Si pero esas cosas se mueven… Estoy segura.  —La castaña seguía hiperventilando. 

Tomoyo solo le sonrió y comenzó a acariciar la cabeza de la esmeralda, mientras esta intentaba poder respirar con normalidad. Jamás le contaría que un día que volvió tarde de la práctica de canto, había oído al "Teke Teke" arrastrarse. Por suerte nunca la vio. 

Sakura volvió a casa casi corriendo. No quería andar en la calle sin la luz del día y para su alivio su padre y su hermano estaban en el hogar ese día. Al menos podía sentir un poco de paz con eso. 

Luego de llegar y darse un baño, Fujitaka llamó a ambos para cenar, sin embargo el padre de Sakura notó a la chica un tanto diferente. 

—Hija, ¿te sientes bien? ¿Pasó algo en el colegio? —Sakura volvió a temblar a la sola mención del centro educativo

—Quizás tiene una nueva tarea de matemáticas… 

—¡Hermano! Pues no, no es eso. —Sakura miró a su padre luego de intentar asesinar con la mirada a Touya—. Es una tontería papá… hablaron del Teke Teke en el club y pues no me gustan esos relatos. 

—Ah… la tenebrosa niña que se arrastra. Bastante antigua esa leyenda. 

—¡Papá! no ayudas.  —Sakura se tapaba de nuevo los ojos. 

—No veo cual es el problema… —interrumpió Touya con tranquilidad—. Cuando la veas y te pregunté por sus piernas solo le dices a cual estación de tren debe ir. No dejes que te corte con su oz. 

La cara de Sakura se transfiguró a un pánico completo. —Calla callaaaa no existe no existe lalalalalalalala. —La castaña subió corriendo las escaleras hacia su habitación haciendo el mayor ruido posible con tal de no escuchar una palabra más del asunto. 

—Hijo… no la molestes así —le dijo Fujitaka gentilmente. Touya sonrió un poco pero luego miró seriamente a su padre. 

—No la molesto papá, es lo que hice cuando la vi… 

—No la molesto papá, es lo que hice cuando la vi… 

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