Fictober 2020: Reader's edition

Día 28. Leyenda del Kraken

  Las olas azotaban con ferocidad el barco mientras que el viento aullaba entre las velas creando el augurio de lo que  estaría pronto a suceder. Los marineros corrían de un lado a otro, con caras largas y ojeras debajo de sus ojos, asegurándose de que las cuerdas estuvieran ajustadas y no ocurrieran más accidentes. Los más experimentados se encargaban de afilar los arpones y tenerlos al alcance de sus manos para cuando aquello que buscaban apareciera mas la expectativa era grande por la ausencia de su capitán quien tenía un par de horas encerrado en su camarote preparándose para lo que sería su más grande hazaña. 

Un crujido de la madera alertó a la tripulación que su capitán estaba apunto de salir. El hombre, de unos 30 años aproximadamente, abrió lentamente la puerta para mostrarse ante sus seguidores. 

Lan Lianhua Qiang, el poderoso loto azul de las olas como era conocido en los puertos, un hombre de ojos negros, piel pálida, contextura delgada pero trabajada y cabello azul que llevaba atado en una coleta, era la apariencia  que tenía el navegante que había logrado acabar con casi todas las criaturas de esa zona.

Lan miró primero a los lados del barco para encontrarse con la imágen de un cementerio de naves destrozadas por la criatura que era su misión acabar, el temido Kraken. Después de ver el panorama que les rodeaba, le dedicó una larga mirada a su tripulación, se aclaró la garganta y dijo:

—El día de hoy nos enfrentaremos a una leyenda de los siete mares, una criatura que como pueden ver ha destruido barcos más grandes que el nuestro y una criatura que hoy tiene los días contados. —el clamor de su público lo hizo mostrar una sonrisa llena de confianza—. Hoy el calamar conocido como el Kraken morirá bajo la punta de nuestros arpones. ¡Hoy haremos historia!

Como si los gritos de júbilo resultaran la carnada perfecta, remolinos de agua se empezaron a formar. El viento aumentó su fuerza y las olas ahora movían a su voluntad el barco. Capitán y tripulación se colocaron en sus debidos puestos. Lan en el timón gritando órdenes a todo pulmón mientras que las armas y cañones se preparaban para la inminente batalla. 

Repentinamente, las aguas se calmaron todo para crear la expectativa de lo que seguía. Unas cuantas órdenes más fueron dadas por el capitán mientras esperaban el primer impacto. 

Enormes, largos y viscosos tentáculos aparecieron de la nada rodeando al barco, las balas y armas lograban mutilar a la criatura que gritaba de furia y sacaba de las profundidades del mar el doble de los tentáculos que le eran cortados. La batalla continuaba sin bajar la intensidad. Algunos morían mientras que otros lograban vengar temporalmente la muerte de los camaradas perdidos. 

Con el cañón de arpones, Lan lograba asestar los más letales golpes a la criatura, sabía que solo faltaba un poco más y la bestia se mostraría completamente. Unos minutos pasaron y la predicción del hombre se hizo realidad. Sintiendo como el barco era levantado del agua, la temible criatura dejó ver el resto de su cuerpo. 

Dos ojos color ámbar ahora lo miraban fijamente, solo tenía una oportunidad. Un último tiro con el que haría historia o acabaría con su vida. El barco se sacudía violentamente, la ventisca era ahora similar a un huracán lo que complicaba la visibilidad. Aferrándose al arma, el peliazul apostó todo en esa última jugada. Una ola inmensa apareció en el momento en que el arpón salió en dirección a la criatura y luego....

—¡AHHHHHHHHHH! —Harto de ver que no lograba despertar a su amigo, Shaoran le había lanzado un vaso de agua fría a Lan en el rostro. Sin duda la acción había surtido efecto pero el chico estaba en un estado de euforia que el hechicero no lograba entender. 

—¡EL KRAKEN! ¿SHAORAN QUÉ HICISTE? MI TRIPULACIÓN Y YO LE DISPARÉ Y LUEGO…¿POR QUÉ ESTOY TODO MOJADO? —gritó.

—No parabas de quejarte y creía que tenías una pesadilla. Además tenemos examen de historia antigua en 15 min ya es hora de ir al salón. 

Aún aturdido por el agua fría y el sueño, el peliazul asintió levemente pensando en el final de aquel sueño tan vívido que había tenido—. ¿Sabes,Shaoran? Creo que me dejaré crecer el cabello. 

—Deja de hablar idioteces y camina.

—Más respeto a tu capitán aunque...te pareces al monstruo que vi en mi sueño. Me pregunto si logré acabar contigo…

—Me voy a abstener de hacer comentarios, camina que ya vamos tarde...