Capítulo 15: Desastres y voces.
Sabrina llegó dispuesta a llevarme hasta el salón de clase, claro que me di cuenta de que era ella hasta que alguien me sostuvo del brazo y algo sorprendida me intenté safar de esa persona.
—Luna... Soy yo... Sabrina... —exclamó y detuve mi intento de golpear a esa persona.
—Ohh Dios —solté un suspiro— ¿Recuerdas a caso que no veo nada? —le pregunté algo molesta— me asustaste.
—Perdone —la escuché decir.
—Hay que entrar a clase —le dije con un tono más calmado y soltando un suspiro cancino.
Nos tomó algo de tiempo y un par de miradas curiosas pero logramos llegar al salón sin problema alguno, al parecer el profesor aún no había llegado. ¿Y cómo sabía todo eso? Sabrina me lo iba diciendo al oido
Una vez llegamos a mi asiento pude soltar un suspiro de alegría, “no sería tan difícil después de todo” pensé, estaría escuchando atentamente a la clase y lograría pasar todo el día de clases sin problema alguno.
—Buen día jóvenes —escuché la voz del profesor— disculpen la tardanza me surgió algo importante y por eso llegué tarde, pero ya estoy aquí y podemos empezar la clase. Bien, la música abarca cultura, arte, emoción e ideología. A medida que la sociedad evoluciona, también lo hace el estilo y el sonido de la música, y lo que surge es un tapiz diverso...
Y comencé a prestar atención a su clase un par de minutos hasta que una risa me distrajo, era una risa que ya había oído antes y que me era algo familiar.
—Eres tan tonta —escuché, junté las cejas con confusión pero traté de ignorar esa voz y continuar en la clase— y eso es divertido.
Me crucé de brazos algo incómoda.
—Puedo continuar torturándote hasta que pierdas la cordura. —algo me decía que esa voz era de un fantasma, uno real, el que había vuelto para torturarme. Apreté los labios y continué intentando prestar atención a la clase, no podía perderla y quedar como una completa loca hablando con algo que nadie más veía, aunque básicamente yo tampoco podía ver pero si escuchar— Me gustaría saber cuánto tiempo puedes aguantar viva —tragué saliva al escuchar aquello, apreté mis ojos y tallé mi frente tratando de mantener la calma, el fantasma solo quería asustarme.
—Señorita Black ¿a caso no le interesa mi clase? —aquellas palabras lograron sacarme de aquel trance aterrador en el que estaba, sentí como si hubiera despertado de un terrible sueño en medio de la clase.
—Disculpe profesor —le respondí.
—¿Sí señorita? ¿Qué ocurre? —escuché de nuevo la voz del profesor pero de alguna forma más clara. Arrugué el entrecejo al no entender sus preguntas.
—Si me interesa su clase —asentí y escuché unos segundos de silencio.
—¿Y detuvo mi clase para decirme solo eso? Sabe que no me gusta que interrumpan mi clase. —me mantuve unos segundos en silencio tratando de procesar sus palabras.
—P-pero usted me preguntó si no me interesaba su clase y yo...
—Yo no le dije nada a usted, no entiendo a que viene está broma. Además espero y pueda quitarse esos lentes que trae ya que lo considero una falta de respeto estar así en mi clase.
—No puedo quitarme los lentes —le respondí algo nerviosa. Hubo un silencio de unos segundos.
—Estás ignorando mis órdenes señorita.
—No estoy ignorando lo que dice solo...
—¿Con quién hablas? —escuché la voz del maestro— pareciera que estás hablando con alguien más —me mantuve en silencio.
¿Qué estaba pasando?
—¿Ves lo fácil que es para mí manipularte? —escuché la voz del fantasma a un lado mío— ni siquiera sabes en qué momento hablas con el profesor o conmigo, eres tan patética.
Apreté mi boca y traté de controlarme.
—Disculpe, creo que necesito algo de aire —me levanté de mi asiento y traté de recordar el camino hacia la salida y di mi mayor esfuerzo a pesar de que choqué con dos mesas y con la puerta. Al final salí del salón apresurada y cerré la puerta rápidamente con el corazón a mil.
No podía moverme de dónde estaba pero necesitaba ir a algún otro lado. Afortunadamente escuché el sonido de la puerta atrás de mi y la voz de la persona que me ayudaría con mi misión.
—Luna, ¿Qué ocurrió? ¿Por qué estaba hablando sola en medio de la clase?
De seguro había parecido una loca en frente de todos. Odiaba a ese fantasma que me perseguía.
—Sabrina —solté en un susurro— ¿Puedes? ¿Puedes llevarme a los baños? Solo necesito remojarme la cara.
—Como ordene. —escuché y me llevó del brazo a los baños.
Le pregunté si podía dejarme unos minutos sola y ella aceptó cerrando la puerta del baño.
Solté un suspiro y mojé mi rostro con el agua del grifo cuando pude encontrarla, una vez terminé de qué mi rostro con una toalla de papel. Después recargué mi espalda en la primera pared que encontré y solté un suspiro cargado de emociones.
Pensé ¿Había sido buena idea venir así? Y también llegó a mi mente otras preguntas ¿Por qué a mí? ¿Por qué me pasan estás cosas a mi? Yo no quería seguir sufriendo, cada día más preocupaciones me alteraban y me cargaban de estrés: la universidad, mi embarazo, los fantasmas que me perseguían, las voces, el libro misterioso de la biblioteca que tenía mi rostro y ahora la ceguera. En un arranque de impotencia golpeé la pared en la que había dejado descansar mi espalda segundos antes, mi puño dolió al resonar en la pared, pero yo solo quería descargar el coraje que se pegaba a mi cuerpo como un parásito.
Entonces algo inesperado sucedió, algo que le ocurrió a mi vista en tan solo 2 segundos, la luz apareció, los colores del lugar en el que estaba, podía distinguir a duras penas ya que veía completamente borroso, pero podía distinguir ciertas cosas a pesar de que parecieran desenfocadas con una cámara, reconocía los lavabos en los que segundos atrás había lavado mi rostro y arriba de ellos, en el espejo que había podía observar mi reflejo pero también completamente borroso.
—¿Ya terminaste de hacer rabietas niña tonta? —escuché una voz masculina atrás de mi, me asusté y dí una mirada hacia dónde había escuchado esa voz, podía ver unas manchas borrosas que parecían ser una persona.
—¿Quién eres? Y ¿Qué haces aquí? —pregunté con temor abrazando mi mochila como escudo.
—Cuanto interés por mi bonita, ¿Alguna vez te han dicho que hacer rabietas no sirve de nada? —respondió esquivando por completo mis preguntas.
—¿Qué?
—Los problemas seguirán hasta que decidas enfrentarlos —tragué saliva al escucharlo decir eso, no quería que me ayudara a resolver mis problemas, solo quería saber quién rayos era y que se largara para estar por lo menos dos segundos sola en los baños, así que me armé de valor para volver a preguntarle y exigirle respuestas.
—¿Quién eres y qué haces en el baño de mujeres?
—Soy tu ángel de la guarda —respondió inesperadamente.
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Misteriosa Luna (#EA2)
Про оборотнейSEGUNDA PARTE DE LA HISTORIA: Estúpido Alpha ¿Como reconocer a aquellos dispuestos a causarte daño? ¿Como distingir a los que en su corazón solo abundan malas intenciones y malos deseos? Han pasado meses después del sufrimiento pero ¿es seguro que n...