3. Verdad

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La hacienda San Isidro apenas se estaba vaciando de policías y más carros de las amistades allegadas a la familia, por lo sucedido a Jimena junto al obrero Oscar que apenas se reponían de haber vuelto de ese horrible episodio del secuestro.

Doña Gabriela apenas se podía poner en pie, sus hijas no estaban seguras y su padre apenas le ayudaba a tener el control. Ella quería a sus tres hijas en casa, juntas, con ella. Saber que estaban a salvo. Fernando apenas si hablaba con ella, tal parecía que Norma y él aun no resolvían sus problemas, pensó que talvez se había equivocado casando a Norma con él.

Pero volviendo al hecho de que sus hijas estaban bien, y que quería a todos con ella, le propuso a Raquel ir a la hacienda y su amiga vino con su hija, la cual estaba con ella, Ruth la cual parecía disfrutar los paceos con los caballos.

-Mamá no le quitaremos la libertad a Sarita, por Dios. - Norma le dijo después de ella expusiera el tema en la cena.

-Ella merece ser feliz, además recuerda lo que nos conto. -Doña Gabriela miro a su hija más pequeña, la ultima noticia de Sarita fue que su compromiso con el joven David se había roto poco antes de la muerte de Bernardo. Así que ella no quiso estresarla con esa noticia, pero también tenía varias noticias muy buenas, ya tenían más acciones, tal parecía que una cadena de supermercados quería más producto bovino, el cual Sara firmo un contrato con ellos, así que la hacienda sería proveedor de esos supermercados.

-Sara trabaja mucho, es una gran mujer-. Tanto Norma como Don Martin miraron a Fernando, todos sabían que Sarita se fue a los pocos meses de la boda de Norma, algunos no estaban tan seguros del porque, ya que se veía que Sara aprobaba a Fernando como lo hacía la madre ellas.

-Es verdad, mi nieta es una mujer muy ocupada.

-Papá no puedo hacer más. Mira a mis hijas ellas no quieren que la llame, sé que Sara haría un gran trabajo en la hacienda.

-No Gabriela, ella merece ser feliz, por lo menos que uno lo sea en esta familia. -en la mente de Fernando, éste solo envidiaba la vida de Sara, ella era una mujer fuerte y que nunca se dejo intimidar de nadie. Incluso se entero de un episodio donde Sara le dijo a su fallecido suegro que no toleraría injusticias con los obreros. Él incluso pensó que lo invitaban (en aquel momento) más a la casa y sus actividades por Sara.

-No empieces ahora Fernando. -Fernando rodó los ojos. Y Norma lo miraba con ojos pesados.

Oh sí, recordó Gabriela, ese era otro problema, su yerno tenía pocos días de haber salido del hospital. Tal parecía que no había nada solido para ese matrimonio. Miro como su padre miraba a Norma y Jimena solo dedicaba miradas entre todos ellos.

-Bien, que Sara se quede en la capital.

Todo lo que paso después Doña Gabriela no lo pudo predecir, tal parecía que su hija Jimena estaba loca con uno de los obreros. Y era el mismo tipo que Ruth, la hija de su amiga Raquel también estaba encaprichada.

A Norma no parecía molestarle ese comportamiento es mas parecía apoyarla, su padre solo dijo que si se querían que hablaran como era debido y ya se vería que pasaba. Fernando pasaba más horas fuera de la casa que de costumbre y parecía que su relación con su hija estaba más tranquila.

Doña Gabriela no era tonta, así que llamo a Sara para decirle que si Jimena podía irse con ella un tiempo, su hija le dijo que sí, no había problema, pero le pregunto si pasaba algo. -Claro que pasaba algo. Pero después que Jimena terminara el compromiso con Leandro no podía dejar que Sara volviera.

Todo era un caos.

Jimena nunca se fue a la capital sino que huyo con el inconsciente hermano Reyes.

Pasión ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora