26. Hermosa

234 17 8
                                    

Franco llevo a Sara a su casa, sabía que sus hermanos le preguntarían que pasaba, pero él solo quería ver y sentir la seguridad de Sara. También se enteró que Doña Gabriela y Don Martin estaban en la hacienda, cuando estuvo dando vueltas por el hospital llamo a la casa, y Eva le conto todo.

Ahora llevaba a Sara, a la cual podía dejar en una habitación de invitados, pero no, quería verla y estar seguro que ella estaba viva.

Cuando salió de la iglesia junto a Fernando vistiendo como novios algo dentro de él se revolvió. No fue lo mismo que sintió cuando supo de la boda de Rosario y de Armando, cuando eso paso él aún no había madurado, Franco pensó que ese hombre a de hoy había crecido y mucho, había madurado, había encontrado un significado más a su vida.

Miro como Sara iba ya dormida en la silla del copiloto y sostenía la cabeza con el cinto de seguridad. Sonrió, Sara tan bella parecía un ser eterno en ese momento.

Llego a la hacienda y dejo el motor encendido para mantener el calor en el auto. Miro como su chaqueta envolvía a Sara, se la dio apenas habían salido del hospital y le quedaba algo grande.

—¿Sara?

Sí, ella estaba bien dormida. Las emociones la habían cansado. Termino de apagar el auto y bajo para poder ayudar a Sara, la tomo delicadamente y entro a la casa, cuando entro noto que Don Martin estaba en la sala con una taza de ¿café? ¿té?, bueno Don Martin estaba ahí, lo miro y noto como Sara iba dormida.

—¿A dónde la llevas muchacho?

Franco no sabía que contestarle al anciano, pero solo una habitación se le cruzaba en su cabeza.

—Buenas noches, Don Martin, pensé que estaría dormido. Talvez Oscar estaría despierto.

Don Martin lo miro y negó—. Ese chico no ha llegado.

—Oh. Bueno.

—Me iré ahora, cuida a mi nieta, Franco.

—¡Claro que sí!

Y con eso camino escaleras arriba, paso el cuarto de Oscar y en efecto no había ruidos de él y paso por el de Juan, apenas vio una luz muy débil, a lo mejor Juan David estaba con ellos, que con todo lo que paso, no sería tan descabellado.

Con eso entro a su habitación y dejo a Sara en la cama. Tenía que llamar a Eva para que le ayudara con Sara, no podía dejarla dormir con ese vestido, la pobre podría tener pasadías. Además, él no quería que ella estuviera más con esa ropa. También le diría a Eva que lo llevará a una tintorería tendría que devolverse a Norma, lo cual no estaba seguro si su cuñada lo querría de vuelta con todo esto.

—Qué recuerdos más feos traerá esa cosa.

Franco aun no sabía qué hacer con ese vestido. Pero lo primero Eva, ella tenía que venir para ayudar a Sara.

Salió de su habitación y la busco en la cocina, aún estaba despierta y estaba hablando con Doña Gabriela.

—Buenas noches.

Doña Gabriela le miro cansada, pero le devolvió el saludo

—¿Eva me podría ayudar con Sara por favor?

—¿Sara? ¿qué tiene mi hija?

Franco parpadeo y pensó un poco. No podía mentir.

—Es solo para que la ayude cambiarse de ropa, pensé que usted estaría cansada, si guata también puede acompañar a Eva, ella está en la habitación que da a la entrada.

Eva lo vio con una ceja levantada, pero no dijo nada, y Doña Gabriela no sabía nada de como estaban repartidas las habitaciones.

—Claro que sí.

—No se preocupe Doña Gabriela, yo puedo sola, usted debe de ir a la cama.

Doña Gabriela lo pensó un poco y asintió. —Está bien.

Cuando la suegra de Juan salió de la cocina, Eva lo miro con ojos penetrantes.

—¿Por qué esta en tu cuarto, Franco?

—No sabía dónde llevarla, Eva.

—Sé que solo quieres que este bien, pero, ¿dónde estará usted esta noche?

—Mirandola. No sé qué más hacer.

Eva negó.

Y Franco sabía que estaba sobre actuando, pero que más podía hacer.

Eva llegó a su habitación y Franco le dejo un pantalón de chándal y una camisa suelta de color blanco para que vistiera a Sara, él salió al patio para ver si Oscar llegaba o solo para pensar algo que no sea el día tan pesado y lleno de emociones que tuvieron todos.

Franco notó que a lo lejos se veían las luces del carro de Oscar, el convertible llegó y solo Oscar bajo, Franco le miro con una pregunta mudo y Oscar se encogió de hombros.

—Se quedo con Ruth y el novio de ella. No pensaba dejarla sola me dijo.

—¿Se quedaron en el apartamento del novio de Ruth?

Oscar asintió.

—Me dijo que vendría mañana por la tarde para ver si todo estaba bien. Y también me dijo que iría al hospital para ver a Sara.

Franco asintió.

—No sé cómo ver las cosas ahora, mira mi Flaco. Ese tipo era un dolor de cabeza para Juancho y Norma, pero luego se hizo un fantasma y estaba tras la sombra de Sara, y tal parece que tenían algo. Leandro me dijo que Sara casi no cuenta nada de su vida privada, pero era algo que se le veía a ella, eso de estar enamorada.

—Ya veo

—Mira Franco, te lo dijo porque también note que ella te mueve el tapete. Pero ahora ella está sufriendo por ese hombre, hombre que no es de mi favorito, pero bueno...

—Sí, lo que hizo hoy por Juan no cualquiera lo hace.

Oscar asintió, y luego negó—. Lo siento mi Flaco. Bueno llamare temprano a Leandro para que le lleve cosas a Sara en el hospital

Franco negó—Sara no está en el hospital, aunque no lo creas, Armando y yo llegamos a tener la misma idea, y estar de acuerdo.

—Tú y ese tipo ¿Cómo es posible?

—Él es amigo de Fernando y de ella, por lo visto, así que Sara está aquí. Él se quedó en el hospital.

—¿Esta aquí?

—Sí, Eva esta con ella.

—Bueno, me imagino que se irá mañana.

Franco miro hacía su ventana, y la luz ya estaba más tenue, supuso que Eva ya había terminado con Sara, era hora de volver, antes que Juan escuchará algo y bajara solo para regañarlos.

—Mejor entramos ya.

—Tienes razón.

.

.

.

.

Un capítulo con los pensamienos que tiene Franco, uff que cosas ya se viene lo bueno.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 14, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Pasión ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora