El interés de Dinora Rosales con el mayor de los hermanos Reyes, era tan notable que Franco y Óscar se reían de su hermano. Juan se negaba a las comidas y a toda invitación hecha por ellos. Desde que una vez, se regó la voz que los vecinos Trueva, ahora ya Reyes, estaban dando fiestas y cenas con algunos vecinos, los Rosales no se quedaron atrás.
Franco al ser el heredero de todo, solo no podía denegar cada invitación, aunque desde la última vez que estuvo en la hacienda de los Rosales y al ver a Rosario Montes, todo se había complicado.
Óscar no lo dejaba ir a ningún lado solo, si sabían que había música en vivo. Para los hermanos Reyes, la mujer era un peligro. Ya habían tenido problemas con ella en el pasado, cuando Franco era pobre y salía con ella.
Ahora ella estaba casada, y con el mismo sujeto que hacía la vida de cuadritos al menor de ellos.
—No soy un tonto.
—Nadie lo ha dicho, mi flaco.
—¿Pero?
—Esa mujer es peligrosa. No te quita la mirada desde que llegas hasta que te vas.
Y su marido está siempre enojado. Evita problemas, mi Franco, evita.—Yo evito los problemas, tú por otro lado, ahí andas con Sara, esa mujer no es buena señal.
—Esa mujer hace que el Juancho, pueda ver al cachorro. Y yo, bueno, ella es buena persona.
—¿Óscar, te interesa? Es decir, es la hermana mayor de Jimena. ¿No crees que hay un respeto? ¡No puedes fijarte en Sara!
—¡Oye! No, solo que ella me ayuda a distraerme. Es amable y siempre que puede trae a Juan David.
—Además, recuerda que es amiga de Fernando.
—Lo sé ¿qué le verá? El tipo es un patán.
—Ruth me dijo que ellos siempre fueron amigos, incluso se pensó que se casarían.
—Entonces ¿Cómo terminó casado con Norma? No creo que Norma se haya metido en esa relación, imposible.
—No lo sé. —negó Oscar.
—Óscar, ella no parece ser una dama común y corriente.
—Oh eso ten por seguro. Ahora vamos a disfrutar.
Franco negó, sabía que Oscar hablaba solo por hablar, nunca invitaba a ninguna de las mujeres o hombres, que se le acercaban. Y desde que andaba ayudando a Leandro, tampoco tenía tiempo, también era algo que le preocupaba. Oscar era un enamorado por la moda y la belleza. Sus amores eran pocos, pero Oscar tenía una delicada (por no decir desastrosa) forma de saber que estaba enamorado.
Negó, y volvió a centrarse en la dichosa fiesta. No era tonto para saber que las primas Rosales tenían puesto los ojos en Juan y en él, pero no le gustaba la chica. Además, aun sabía que una parte de él aun sentía cosas por Rosario, no como antes, claro esta. Se caso, porque sabía que no tenía un futuro con ella, Edwina en toda su locuras le trajo algo de alegría y le enseñó que no importaba lo más difícil que fuera el camino, se podía lograrlo.
—Franco.
—Usted ¿Qué hace aquí?
—Es una fiesta, me invitaron. Además, porque me habla así.
—Lo siento, solo que no imagine verla aquí. No pensé que su madre la dejará venir a estos lugares.
Sara sonrió—. Yo no vivo en la hacienda, así que no debo de seguir las reglas de mamá en todo. Pero no se preocupe, no vengo sola.
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Pasión Prohibida
Fiksi PenggemarEn proceso-La muerte del Sr. Elizondo llego a toda Bogotá, la verdad nadie creía que un hombre como él le llegará el final de esa forma. La mayor de sus hijas apenas se entero quiso regresar, pero no pudo. Ahora a meses de ese acontecimiento, Sara d...