18. Destinos

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La fiesta estaba ya en su punto terminante y Sara apenas había disfrutado. Los invitados de Leandro eran personas que conoció hace años, ya casi no hablaba con ellos. Aparte de Ruth que había llegado con su novio y la jefe de la tienda, no hablo mucho. 

Leandro se porto como todo un caballero, además de estar velando de Oscar que tampoco estuvo tan feliz en la celebración. Oscar estaba tomando un poco, pero nada de que preocuparse. Franco estuvo hablando con varios inversionista que Leandro mencionó eran buenos para el negocio. 

—Creo que ya me voy, Leandro.

—¿Qué? No aun no. Mira falta algunas cosas.

Sara suspiro, estaba allí en su vestido ocre de cuero y muriendo de sueño ya que no pudo hacer nuevos amigos.  Así que solo asintió a Leandro el cual se fue muy feliz a hablar con Oscar, Sara solo los miraba, se veía que entre ellos dos había una bonita amistad.

Claro que también le podía servir para halar con Eva, esa mujer le debía varias respuestas. Así que la busco, sino iba a tener una noche divertida iba a ser una de respuesta.

—Eva, podemos hablar.

Sara la vio tensarse un poco, pero era el momento de la verdad. Sus hermanas no le habían dicho mucho, sabía cosas por su madre, pero también quería saber la perspectiva de Eva. Ella los había dejado entrar a la casa, ella era responsable de muchas cosas que en su casa estaban pasando.

—Aquí estaremos bien.

—Señorita Sara, yo.

—Vamos Eva, no estamos ya para guardar rencores, solo quiero saber los porqués de todo esto.

Eva suspiro.

—Esta bien.

[***]

Franco había visto como Sara, la hermana mayor de su cuñada Norma y ahora ex-cuñada Jimena, se iba con Eva, la siguió. Ya que dentro de él cada vez que la veía sentía que algo pasaría.

—Vamos Eva, no estamos ya para guardar rencores, solo quiero saber los porqués de todo esto. —la voz de Sara era gentil y no trasmitía rabio o dolor. 

—Esta bien. —en cambio Eva parecía resignada, lo cual Franco podía entender, Eva había trabajado muchos años con los Elizondo. Así que la traición de ella para esa familia si debía de dolerle un poco.

—¿Por qué Eva? Mamá solo comento algunas cosas, que no vale la pena repetir, pero usted...

—Ellos llegaron segados de dolor y venganza.

—Me imagino, la verdad sí. Pero aun... Entiendo que querían vengarse, y esta bien, el dolor es humano y sí, el sentimiento de venganza es comprensible ¿Pero usted? ¿Qué hizo mi madre o padre para que los apoyara?

Franco noto la respiración entre cortada de Eva ¿a caso les ayudo por algo más?

—Hace mucho tiempo, fui tan ingenua, y pensé que su madre me ayudaría , y lo hizo! claro que lo hizo. Más tarde yo... yo me arremetí, pero era demasiado tarde. Su madre ya no podía, bueno ya no se podía regresar nada.

—Pero, si mamá la ayudo, que era lo que usted deseaba... ¿porqué vengarse de algo que usted misma pidió?

—Tenía una rabia segada por años.    

Franco se escondió mejor para poder verlas. Eva estaba encorvada en su silla, y Sara a la par de ella, tan imponente como siempre, y ese atuendo le hacía verse más fuerte y dominante.

—Señorita Sara debe de saber que cuando ellos me dijeron que harían algo así con las niñas trate de disuadirlos. Y a sus hermanas.  Aunque no lo crea, ellas también estaban allí, atrás de ellos. Doña Norma aun casada se sentía atraída por Juan, él no estaba tratando en enamorarla ya que sabía que estaba casada.

Pasión ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora