19. Interludio

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Oscar maldijo a su hermano por sus burlas, y también por no ser tan bueno en cuidarlo. Bueno en lo último... ya estaba muy crecidito para ello, en fin. No quería ver a nadie.
Pero el gusto le duro poco, Juan estaba llamando a todos al comedor, ya que era hora del desayuno y tal parecía tenía un anunció que dar, anuncio muy importante por lo menos.

—Bueno, Juancho. Dinos que es tan importante. —. Oscar dijo demandante y con un tono de voz apretado del sueño.

—Toma asiento, primero, caramba.

Oscar levantó las manos en señal de paz y aceptación, y pidió algo suave de desayuno, miró como Franco se tapaba la boca con la mano izquierda. Negó, ese Flaco ya vería, ya vería.  

—Bien, quiero decirles que me casare con Norma, aun no sé cuando— se adelantó Juan al ver como sus hermanos iban a hacer preguntas. —. Norma quiere que todo se tranquilice en la hacienda. Por lo que me dijo, Sara, su hermana aun no esta viviendo en la hacienda, y Don Martín no puede hacer todo el trabajo de vigilar a su madre.

—¡Oye! Espera Juan, ellas no pueden vigilar a Doña Gabriela. Ella es una mujer madura y bueno, es su madre...

—Tal parece que no se esta sintiendo bien. Desde que Norma firmo el divorcio con Fernando, y tú te separaste de Jimena, ella no esta bien. 

—Oh, pero... ella nunca me quiso. Pensé que sería la primera en celebrar que Jimena y yo hayamos puesto fin a nuestra relación. Ya ni la veo, ni me cruzo en su camino. ¿No era lo que siempre quiso?

—Espera—. Franco miró a su hermano mayor—. No me digas que te divorciaste de Jimena por esa razón.

Juan también frunció el ceño.

—¡Claro que no! Solo que nosotros ya no estábamos bien. Solo mira al Juan,  a pesar de todo, Norma siempre se porto bien con él. Creyó en él cuando nos disculpamos.  Se porto a la altura de todos esto. Sin embargo... —Oscar suspiró, no había dado más explicaciones a sus hermanos y tal parecía que hoy iba a ser el día—. Lo que viví con Jimena fue hermoso, atractivo, excitante, la emoción era algo que vivíamos y amábamos, pero... luego todo se derrumbo, ella no aceptaba el hecho que nosotros podíamos estar juntos, siempre poniendo una excusa, me canse de esperar, me canse de ser un hombre que lucha solo por su matrimonio. Me canse de ser el único en dar y dar, y no recibir nada de ella. 

—Oscar... no pensé que te sintiera así. Lo siento tanto hermano.

Oscar negó, él que estaba mal de los tres en el amor era el mismo Franco. Fue el único en casarse como se debía, y terminó viudo. Con algunos empleados que querían verlo de idiota. Y la cantante de la cual él se enamoro estaba casada con un hombre, que Oscar estaba seguro, podía hacerle daño al Flaco, quito esos pensamientos y miro a Franco.

—No te preocupes por mi. Sabes es mejor que este soltero, así te ayudare a buscar a una buena chica. Además, de ayudar a Juan con los preparativos de la boda.

—Bueno, Norma aun no fija fecha, y Juan David esta es pequeño, no queremos llevarlo a nuestro viaje de bodas así. Así que me imagino esperaríamos un poco.

—¡Oh no, eso si que no! Por el cachorro no te preocupes, para eso tiene tíos. Y si Franco no quiere, cosa que debería es el padrino ¡estoy yo! 

—Bueno muchachos aquí la comida ya. Oscar tu avena, y café. Juan un desayuno muy bueno y para mi niño, un plato cargado, Eva dijo que tenias un día en la empresa.

—Oh sí, gracias Quintina.

—Bueno muchachos, aquí esta todo. Eva y yo estaremos en la cocina y parte de la casa, le daremos una nueva vida. Oh Franco no te molesta que redecoremos algunas estancias ¿verdad?

Pasión ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora