Capítulo 5.

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Algunos meses después...

— ¡Puja!

— ¡Ahh!

— ¡Más fuerte!

— ¿Más? — El gruñido de Luke me distrae. — ¡Va a reventar!

— ¡Cierra la jodida boca, idiota! — Gruño a través del dolor. — ¡Intenta pasar una sandía por una abertura del tamaño de una naranja!

— Eww. — Sus cejas se fruncen de disgusto. — Va a destruirte el...

Ray gira la cabeza para mirar a Luke, quién inmediatamente deja de hablar. Ambos han sido mi apoyo las últimas horas, cada uno sosteniendo una de mis manos, solo mamá y la doctora esperando al pie de la cama.

— Muy bien, una vez más cuando sientas la contracción, no pujes antes.

— ¡Me duele! — Chillo.

— Annie... — Mamá presiona los labios para no reír.

— Eso debiste pensar antes de... Hacerte... Eso...

Oh, si. El asunto del donante de esperma de cabello cobrizo y ojos grises. Recordarlo hace que el dolor disminuya un poco, el pensamiento dando vueltas en mi cabeza.

Estoy teniendo a su bebé.

Un hijo.

Ahora tenemos un hijo.

Me rehusé a conocer el sexo del bebé hasta que naciera por la culpa, poder disfrutar del embarazo sin tener al padre del bebé cerca se sentía mal.

— ¡Ya casi! — La doctora vuelve a gritar. El dolor que casi me desgarra por dentro, de pronto se detiene como si nunca lo hubiera sentido. — ¡Es un varón!

Un suspiro de alivio, seguido de los pequeños sollozos cuando veo a mi bebé, su cara roja y arrugada cuando comienza a llorar por atención.

— Ven aquí con mamá. — Estiro los brazos para que me lo den.

— ¿Puedes sostenerlo? — Ray sonríe con sus ojos sospechosamente brillosos.

— Mierda, es pequeño. — Susurra Luke aún apretando mi mano. — Eres madre, banana.

— Lo sé.

Acuno al bebé en mis brazos mirándolo cuando levanta su vista hacia mi, sus ojos de un tono azúl oscuro como un día de tormenta.

Tiene sus ojos.

— ¿Cómo lo sabes? — Papá acaricia la cabeza del bebé.

— Por la foto, — Miento. — Mis ojos son más claros de cualquier forma.

Los siguientes días son un borrón de emoción, felicidad y angustia, pero mamá me ayuda a cuidar al bebé para que descanse y pueda tomar un baño, incluso contratan a una enfermera para que pueda ayudar.

— No puedo dejar de mirarlo.

Tomo su pequeño puño mientras el bebé lleva su otro puño a la boca, acaba de ser alimentado así que no debería tener hambre todavía.

— ¿Cuánto tiempo más vas a llamarlo "bebé"? Debería tener un nombre pronto.

— No estoy lista.

— ¿Y cuándo lo estarás? ¿Cuando tenga que ir a la escuela?

— No. — Suspiro. No puedo dejar de pensar en que estoy robando los momentos de Christian con su hijo. — ¿Lo encontraste?

Sawyer sabe de qué hablo y aún así, su ceja se arquea.

— ¿Una aguja en un pajar de 124,742 personas? Si. Lo hice.

— ¡Eres un genio! — Chillo bajito para no asustar al bebé.

— ¡Lo sé! — Niega con la cabeza. — Fue un puto lío y encontrar a un chico con la descripción que me diste, pero mi amigo lo encontró y confirmó que un chico llamado Christian estuvo de viaje al mismo tiempo que tú en California.

— ¿Puedo ver una foto? Solo para asegurarme que es él, — Agito mi mano para que Luke se de prisa. — ¡Consigue la foto!

— De cualquier forma no puedes viajar aún, y menos con un bebé sin registrar.

— Carajo.

No había pensado en eso. Lo único en lo que puedo pensar es en ponerle el nombre de papá y esperar a hablar con Christian, si él quiere ser parte de su vida y darle su apellido.

— Se llamará Raymond.

Sus cejas se arquean por encima de sus lentes oscuros mientras sigue meciéndose en la silla junto a la ventana.

— Que original.

— Cállate ya, tonto. Luke es un tonto, ¿Verdad Ray?

Mi hijo es demasiado pequeño para saber de lo que hablo, sus ojos grises recordándome a su padre y nuestra noche juntos.

— Cuando Ray cumpla dos meses, entonces iremos a Seattle a buscar a Christian.

— ¿Qué le vas a decir a tus papás?

— Lidiaré con eso cuando llegue el momento. No quiero involucrar a nadie más hasta estar segura de lo que pasará.

— ¿Y si el chico quiere custodia del bebé?

— Está en su derecho de hacerlo, es su padre. Y nos mudaremos a Seattle.

— ¿Te vas a retirar? ¿Ser una madre de tiempo completo?

— No, aún quiero actuar y hacer lo que me gusta, solo que ahora todo deberá estar coordinado por el bien de Ray.

— Necesitas una niñera. — Se queja. — Los bebés son demasiado complicados.

— ¿Y tú cómo lo sabes? No tienes hijos.

— Pero tengo ojos, tengo hermanas y amigas, esos pequeños monstruitos se convierten en cadenas.

— Estás siendo una princesa de nuevo. — Me burlo.

Sawyer pone los ojos en blanco y sale de mi habitación. Acaricio la cabecita de mi hijo hasta que se queda dormido y aprovecho el momento para hacer lo mismo, disfrutando de su olor dulce.

Estoy agotada y emocionada a partes iguales, mi preocupación ahora está sobre todo lo que podría herir a mi hijo, incluso mi vida en el ojo público.

— Me preocupa que los fotógrafos no nos dejen en paz. — Gruño tomando una toallita húmeda. — ¡Cada salida será un circo!

— Aprenderás a manejarlo. — Mamá le muestra el pañal limpio al bebé y las figuritas en él. — Así como lo hicimos tu papá y yo.

— ¿Y por qué no tuvieron más hijos?

— Porque fue lo que decidimos. — La mirada en sus ojos me impide hacer más preguntas. — ¿Estás lista para salir al mundo?

— No.

Acomodo a Ray en su sillita y le hago una seña a Sawyer para que lo levante con cuidado acomodándolo en la base que instaló en la SUV, los vidrios oscuros protegiéndolo de los curiosos.

— Estamos listos, los esperamos en la oficina de registro. ¿Papá ya viene?

— Debe estar afeitándose. Recuerda entrar al estacionamiento y esperar a que cierren las puertas, no querrás revelar tu secreto al mundo.

— Aún no.

Me despido de Carla y subo al asiento trasero junto a mi hijo, asegurándome de poner los seguros en la puerta antes de que Luke ponga el auto en marcha.

— Tengo algo para ti, banana.

— ¿Qué es?

Toma el sobre del asiento delantero y me lo entrega, la fotografía de una familia sonriente con un solo nombre al pié de la imagen...

Christian Grey.

Glamour: La Vida Secreta De Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora