Au: Época Medieval.
Advertencias: Angts.
Sentada sobre mi trono frente al gran salón podía ver a cada una de las parejas bailar, claro que me habían invitado un par de veces pero los rechazaba cordialmente debido a que ya había bailado suficiente con anterioridad con uno que otro caballero. Mis manos enguantadas acariciaban la tela de la falda de mi vestido, por suerte la noche era fresca así no me sentía tan sofocada.
Mi madre me miraba de reojo cuando algún caballero se me acercaba. Claramente me reprobaba por rechazarlos, cualquiera podría convertirse en mi prometido después de ese día, en realidad esa era la razón de aquella celebración, lo importante no era mi cumpleaños ¡Claro que no! Ese día aquella fiesta era para presentar a la "Princesa de Heraldía, futura gobernante" y claramente para gobernar hacía falta buscar un prometido para asegurar la descendencia y mi madre aprovechó está celebración como una oportunidad para invitar a cada uno de los sucesores de los reinos cercanos.
Mi padre por otro lado solo miraba con seriedad a los invitados y acariciaba una de las manos de mi madre, su postura era rígida y analizaba a todo aquel que se acercara, pensaría que es un padre sobre-protector que no dejaría que su hija este con alguien que no la merece pero sé que dentro de aquellos ojos oscuros se encuentra un hombre que analiza, compara, descarta y enumera a los mejores candidatos para un posible compromiso basándose en los posibles recursos que se puedan obtener junto con la fuerza del reino ante una posible invasión, en resumen son cosas que no me importan y de las que no quiero ser consiente en lo que se supone son mis 15 años.
Finalmente observo a mi hermano quien baila sonriente con una hermosa dama de cabellera rojiza, una de las tantas conquistas de esta noche. Sus ojos verdes como los de mi madre se cruzan con los míos y me dedica una mirada llena de burla, mis cejas se contraen en señal de molestia y lo maldigo mentalmente. Solo porque él puede escoger que camino seguir y no está atado a nadie no le da el derecho de hacérmelo saber cada vez que puede.
Un elegante guante blanco se extiende frente a mí distrayéndome de seguir lanzandole dagas invisibles a mi hermano mayor. Mis ojos recorren la mano cubierta por aquella blanca tela y me termino encontrando con un par de ojos dorados, algo tan fuera de lo común y hermoso, me pierdo en aquellas fosas de oro.
- Princesa ¿Me concedería esta pieza? -Su voz suave y grave me trae de vuelta a la realidad y me limito a asentir mientras tomo su mano-
Su rostro se me hace exquisito a la vista y me sonrojo por mis propios pensamientos, caminamos al centro del salón y sus manos mantienen un agarre firme pero ligero. La música comienza y bailamos al ritmo de ella, movimientos suaves y sincronizados, sus ojos dorados no se despegan del verdor de los míos.
- Tiene unos ojos hermosos, princesa -Susurra cerca de mi oído y su aliento cálido choca contra mi piel haciendo que se erice-
- Podría decir lo mismo de los suyos...-Me abstengo de continuar hablando debido a no saber su nombre o título-
- Me llamo Erick, princesa -Informa antes de darme una vuelta que me resulta elegante en aquel baile- solo Erick.
- Mi nombre es Anellese, no princesa -Corrijo suavemente justo cuando termina la música- es un placer, Erick.
- El placer es todo mío, Anellese -Acerca una de mis manos a sus labios y besa delicadamente sobre la tela de mi guante azul mientras hace una leve reverencia- ¿Quisiera salir de éste lugar y disfrutar de una breve charla al tomar algo de aire fresco?
- No hay nada que desee más que salir de éste lugar -Me sorprendo por mi sinceridad pero me mantengo con una expresión serena-
Caminamos en silencio hasta salir del salón para comenzar un paseo por los jardines del palacio, el aire helado de la noche golpea suavemente mi rostro y respiro profundamente sintiéndome más relajada lejos de tantas presiones.
- ¿De dónde eres, Erick? -Pregunto sin darme cuenta, sus ojos chocan nuevamente con los míos y siento mis mejillas arder-
- Es un sitio lejano el lugar de donde vengo -Su respuesta me causa curiosidad pero trato de distraer mi mente jugando con las rosas que plantaron exclusivamente para mí- cuidado, podría lastimarse.
- Estás rosas me las regaló mi padre el año pasado en mi cumpleaños, nunca me gustaron tanto las cosas llamativas, ni tener más vestidos o joyas que a penas voy a usar -Relato suavemente cada palabra y mis ojos no pueden evitar humedecerse- este año mi regalo será ser comprometida a un hombre que apenas conoceré y después me obligarán a casarme aunque no lo ame.
- Podrías llegar a amarlo, Anellese -Una de sus manos sujetó las mías apartandolas de las rosas-
Toda mi atención se dirigió a aquellos ojos dorados que parecían brillar con la luz de la luna y las estrellas, podría perderme en ellos una eternidad sin darme cuenta. Son simplemente extravagantes. Cuando sus ojos chocan con los míos siento que ve en lo profundo de mi ser, cada pequeño secreto que alberga mi alma queda descubierto ante su mirada.
De un momento a otro escucho gritos, parpadeo confundida a medida que a Erick se le forma una sonrisa que se me hace siniestra, volteo a ver las puertas que dirigen al salón, personas corren de un lado a otro, algunas salen y corren por las escaleras para perderse entre el jardín. Estoy demasiado lejos como para saber exactamente qué pasa pero obviamente no es nada bueno, cuando decido correr a ver a mis padres siento una mano que sujeta con fuerza mi muñeca. Erick ríe suavemente contra la piel de mi hombro y lo escucho aspirar mi olor.
- ¿Sabes lo fácil que es infiltrarse en una de estas fiestas? -Mis músculos se tensan y mis ojos se agrandan con confusión y temor- Todos bajan la guardia, se invitan a muchos nobles y esos nobles traen guardias que se retiran poco después, entre la multitud es fácil mezclarse.
- Yo...-Sus dedos acarician mis mejillas para luego sujetar mi barbilla, no sé en qué momento se quitó los guantes, su otra mano presiona mi hombro descubierto y siento todo mi cuerpo temblar- Tú...
- Es fácil comenzar una invasión cuando todos están concentrados en el cumpleaños más importante de la princesa -Sus labios besan mi cuello y un escalofrío recorre mi columna, estoy paralizada sin saber que hacer- tambien es ventajoso que los sucesores de otros reinos estén aquí, deshacerse de todos es más rápido que ir de reino en reino. Así que debo agradecerte, Anellese.
- Esto... No -Sin darme cuenta comienzo a sollozar-
- Oh, no llores querida, no todo es tan malo. Ya no debes casarte con alguien a quien no amas, en cambio podrás venir conmigo o caer junto con el resto de tu reino -Se coloca frente a mí y sus ojos se clavan en los míos, su sonrisa parece haberse suavizado y ahora se ve más amable pero en sus ojos está esa advertencia que me hace querer gritar- ¿Que harás, Anellese? ¿Te quedas o te unes a mí?
Su mano está extendida frente a mí, de manera elegante se inclina como si me invitase a bailar nuevamente y vuelve a clavar su mirada llena de un extraño brillo en la mía llena de temor.
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El Rincón De Los Relatos
RandomCuentos de un capítulo con alguna posible, quizá, continuación. Diferentes situaciones y universos alternos. Escenarios meramente ficticios, no se apoya la violencia de ningún tipo. Ideas 100% originales, absténgase de realizar copias o adaptacione...