Luz de luna

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Au: Original.

Advertencias: Ninguna.

Observé todo a través de las algas que colgaban frente a mí cara como si de una cortina se tratase, jamás me cuestioné que estuvieran ahí pues con el tiempo descubrí lo sensible que era mi visión a cualquier tipo de luz intensa y ellas me ayudaban...

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Observé todo a través de las algas que colgaban frente a mí cara como si de una cortina se tratase, jamás me cuestioné que estuvieran ahí pues con el tiempo descubrí lo sensible que era mi visión a cualquier tipo de luz intensa y ellas me ayudaban a proteger mis delicados ojos. Todo estaba consumido por la oscuridad de la superficie que se mezclaba en el horizonte con la noche y el océano parecía ser devorado por el cielo nocturno, la suave luz de la luna bañaba todo con sus tonos fríos siendo acompañada por estrellas titilantes. Pasé mi lengua sobre mis dientes filosos, había desarrollado esa costumbre con el paso del tiempo cuando sentía ansiedad, estiré mi mano hacia el cielo tratando de atrapar la luna y tenerla solo para mí pero está tan lejos que dejo caer mi mano suavemente hacia el agua. Escucho algo moverse sobre la arena y me hace arrepentirme de haberme acercado tanto a la orilla, busco entre la oscuridad a la que estoy acostumbrado y veo una pequeña silueta acercarse en mi dirección y detenerse al percatarse de mí. Espero gritos o alguna exclamación horrorizada como hicieron todos los que alguna vez me vieron pero en cambio solo encuentro una mirada del color de la noche llena de curiosidad.

No me muevo, no hago ruido, solo observo a la humana frente a mí, escucho su corazón latir calmadamente, sus siguientes movimientos son suaves como si temiera espantarme, la veo sentarse cuidadosamente a mi lado a pesar de estar mojando las telas extrañas que lleva encima, juega con el agua y la arena haciendo movimientos suaves con sus manos, la observo atentamente, ella solo está aquí sin decir nada. Vuelvo a observar la noche inmensa totalmente en silencio, solo el sonido de las suaves olas y el chapoteo irrumpen en la tranquilidad perpetua de la noche, ni siquiera el viento hace sonido alguno al soplar.

Las horas pasan y la noche comienza a ser olvidada con la claridad del día, me deslizo sobre el agua hasta estar seguro que puedo sumergirme totalmente en ella pero me detengo a ver a la humana, sigue sentada, está vez me observa nuevamente con su...

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Las horas pasan y la noche comienza a ser olvidada con la claridad del día, me deslizo sobre el agua hasta estar seguro que puedo sumergirme totalmente en ella pero me detengo a ver a la humana, sigue sentada, está vez me observa nuevamente con sus ojos oscuros como la noche, no hace algún movimiento ni sonido solo me observa mientras me alejo cada vez más y finalmente me hundo en el agua buscando la profundidad dónde la luz no puede tocar.

Me escondo dentro de mi pequeña cueva, esa en la que ninguna criatura se atreve a entrar, todos temen acercarse y eso me permite tener una solitaria tranquilidad. Me recuesto sobre un coral y siento el frío líquido que me rodea, levanto mi mano pensando en lo que hago cada noche para tratar de alcanzar la luna y dejo que caiga lentamente a un costado. Recuerdo esos oscuros ojos llenos de misterio, todo en esa humana me llena de extrañeza.

Cierro lentamente mis ojos, permitiéndome descansar durante lo que muchos disfrutan, el pensamiento de lo que llaman día se me hace lejano y extraño, solo conozco la noche fría y serena, llena de misterios y dispuesta a guardar secretos.

Cada noche que sigue pasa lo mismo, vuelvo a mi puesto de siempre en la orilla y la humana aparece en medio de la noche que tanto aprecio

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Cada noche que sigue pasa lo mismo, vuelvo a mi puesto de siempre en la orilla y la humana aparece en medio de la noche que tanto aprecio. Solo se acerca en silencio y sin importarle mojar sus telas se sienta junto a mí.

Sujeto su mano con temor a asustarla, la levanto en dirección a la luna y la hago imitar mi acción, tratar de atrapar la luna y convencerme que su luz en realidad es cálida pero de manera fría la veo estar tan lejos de mí. La humana me observa mientras mantiene su mano elevada junto a la mía, dejo que mi mano vuelva a posarse sobre la arena mientras ella deja la suya en dirección al cielo. La veo trazar formas y dibujar en el aire como si lo hiciera sobre las estrellas, tal vez trata de enseñarme algo pero solo me deleito con sus suaves movimientos. Noto las diferencias entre su mano y la mía, su piel se ve tan lisa y limpia sin escamas, mi mano con pequeñas escamas cubriendo su dorso y sus tonos contrastan con el color de piel.

La mano de ella vuelve a bajar y juega con el agua cerca de la mía, sus ojos observan el cielo y los míos la observan a ella.

Vuelvo a observar el cielo y sé que pronto el amanecer llegará, escucho movimiento detrás de nosotros y volteo, un humano nos observa pero sus ojos no son curiosos, están llenos de temor y siento que en cualquier momento huirá pero solo nos mira con algo que podría ser una mezcla de asco y miedo.

El corazón de mi humana se comienza a acelerar, ambos vemos al otro humano esperando que haga algo y lo escucho gritarle a ella en un dialecto que no entiendo, ella se levanta y parece tratar de hacer que se calme pero él solo se altera más. No puedo permitirme estar más tiempo, los primeros rayos de luz comienzan a invadir el cielo y debo huir, me detengo a observar cómo aquel humano sujeta bruscamente del brazo de mi humana, quiero ir y detenerlo pero pronto la claridad lastima mis ojos.

Nado hasta mi cueva, mi refugio, revuelvo el lugar buscando una de las pequeñas perlas que alguna vez creé a lo largo de los años. La sujeto frente a mí viendo cómo brilla suavemente con un tono verde, la aprieto fuertemente y deseo desesperadamente que vuelva a caer la noche para poder dársela a ella, tal vez ella nunca sepa el verdadero poder que tiene pero sé que la conservará a pesar de que pienso desaparecer.

Nunca desee verme como lo hago, siempre que alguna criatura o humano me veía huía pero ella solo se sentó junto a mí, tal vez sea una buena forma de hacerla recordar que soy real. Y cuando vea la luna desde otra orilla la recordaré a ella.

La noche llegó y desesperadamente nadé a la orilla, la ví llegar más rápido que nunca pero esta vez no venía sola, muchos humanos venían tras ella como si la estuvieran cazando, nos adentré en el agua y nadé rápidamente para alejarnos de todo, la ...

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La noche llegó y desesperadamente nadé a la orilla, la ví llegar más rápido que nunca pero esta vez no venía sola, muchos humanos venían tras ella como si la estuvieran cazando, nos adentré en el agua y nadé rápidamente para alejarnos de todo, la observé y pude darme cuenta de su lastimado rostro, los fuertes gritos y reclamos por parte de una multitud sonó de manera molesta. Sus ojos llenos de miedo me hicieron temblar pero cuando se aferró a mí entendí que no sólo yo podía causar ese sentimiento.

Pude sentir como el resto de los humanos trataba de alcanzarnos, de lastimarnos, como sus gritos de guerra se convertían en insultos que no entendía, sabía que ella no soportaría el frío ni se acostumbraría a la oscuridad, solo yo era capaz de soportar esa vida pero ya no quería soledad. Abrí sus labios y coloqué entre ellos la perla aún brillante, no la obligaría a ser como yo pero le daba esa opción, me miró con esa mirada llena de curiosidad con la que la ví por primera vez y tragó mi pequeño obsequio.

Sujeté su mano y nos hundí en el agua para desaparecer entre la espesura de la oscuridad dónde nadie la vería, dónde nadie le haría daño, donde ella brillaría para mí como la luz de la luna.

El Rincón De Los RelatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora