Una cerveza

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Au: Normal.

Advertencias: Sad. Angts.

Ahí estabas, no sé cómo terminamos en el mismo lugar pero ahí estabas frente a mí mientras yo me encogía en mi asiento tratando de desaparecer, la cerveza en mi mano congelaba mis dedos y el olor del cigarro que se encontraba entre tus dedos llega...

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Ahí estabas, no sé cómo terminamos en el mismo lugar pero ahí estabas frente a mí mientras yo me encogía en mi asiento tratando de desaparecer, la cerveza en mi mano congelaba mis dedos y el olor del cigarro que se encontraba entre tus dedos llegaba a mis fosas nasales. Traté de disimular mi incomodidad detrás de la boquilla de aquella pequeña cerveza y distraía mi mente con la música que alguien ponía pero era como si el destino me jugase en contra y por alguna razón todas las canciones me llevaban a pensar en tí.

Mis ojos divagaban entre las personas solo para terminar encontrándose contigo, me levanté huyendo de tí sin que lo supieras o tan si quiera te dieras cuenta, entré a la cocina y busqué otra cerveza como si con eso mi mente pudiese distraerse. Respiré lentamente y bebí rápidamente sintiendo mi garganta arder, volví a mi asiento y te ví beber acompañado de alguien que supongo que es tu amigo, de la nada la música se detuvo y todos comenzaron a conversar sobre distintos temas. Me sentí sola, tu conversación llegaba a mis oídos pero yo me concentré en mis dedos helados.

Tu voz me causaba cierta nostalgia ¿Cuántas cervezas llevo? ¿Cuánto has bebido? Es inevitable que recuerde cada una de tus facetas, mi mente se empeña en recordar desde tu forma de regañarme hasta el momento de ahora dónde puedo notar lo mucho que te afecta el alcohol, tu voz sonaba más aguda y serena, no estás borracho pero sé que eso tratas.

Mi mente comenzaba a volar y mi cara se sentía ligeramente caliente, el alcohol corre en mi torrente sanguíneo y la efervescencia me hace eructar suavemente algo que me avergüenza pero por suerte nadie lo nota. Sé que debería dejar de beber pero se sentía tan bien dejar de pensar a medida que mi mente se adormecía. De manera irónica dejar de pensar me hacía tener ganas de llorar pero no me permitiría ser tan débil frente a tí. Coloqué la botella vacía junto a las otras y casi corrí al baño, no por mis ganas de vaciar mi vejiga sino más por la necesidad de huir de tu voz ¿Debería llorar? Casi no puedo pensar y mis sentidos se sienten adormecidos.

Lo único que puedo pensar estando sentada en el piso del baño es en tratar de contener mis ganas de romper en llanto, mis ojos no arden pero en mi garganta se siente ese característico nudo. Tal vez deba llorar pero mi orgullo me lo impide, no puedo dejar que notes lo afectada que estoy.

Mis movimientos se sienten de alguna forma graciosos, mis extremidades cosquillean y mis ojos pesan. Sí, no debo beber más pero solo quiero que mi mente se desconecte del resto de mi cuerpo. Lentamente salgo de la seguridad del baño y tu risa llega a mis oídos antes de que la música vuelva a sonar.

Me siento en el lugar que aparentemente había decidido sería mi pequeño refugio, desde donde te puedo ver. Tus ojos en ningún momento me encuentran, tal vez ya sabes que estoy aquí y por eso tengo la impresión de que me evitas, tal vez ni siquiera sepas que estoy aquí y lo prefiero así.

El alcohol nubla mi mente y comienzo a ser consciente del latir de mi corazón, comienzo a darme cuenta de mi respiración, el aire entrando y saliendo de mis pulmones se siente cálido pues tú colonia opaca otros olores. Deseo escapar de aquel sofoco pero me abstengo de moverme aunque sea un milímetro, en lo profundo de mi ser disfruto de tu presencia por más doloroso que sea.

Tu voz cantando sobresale y mis oídos deciden solo escucharte, no sé que cantas exactamente pero escucharte hace que mi corazón se acelere. Mis extremidades comienzan a sentirse ajenas, aprieto la mandíbula, odio sentirme así pues apenas a comenzado la noche.

A tí no parece importarte que hora sea, cada una de tus acciones me dan a entender que estás igual e incluso más afectado que yo. Siento la necesidad de fumar a pesar de que es algo que no me gusta y por alguna razón me ofreces la mitad del cigarro que tienes como si hubieses leído mi mente.

Le doy la primera calada y siento mi mente alejarse cada vez más, deseo hablarte pero siento miedo de hablar. Odio ser tan débil, tal vez por eso no valgo la pena ¿Debería esforzarme más? Las dudas siempre han sido las que que han ocasionado problemas entre yo y cualquier persona.

Me escabullo a la cocina y me preparo un trago más fuerte, debo dejar de ser tan susceptible a mis emociones. Sí, soy estúpida por haber agarrado tu suéter y colocármelo sin que te dieras cuenta, soy tan frágil ante tí y eso me molesta pero ¿Que puedo hacer?

Las palabras salen más rápido de lo que mi mente quiere, hablando torpemente cada vez que alguien me pregunta algo, un amigo se ofrece a prepararme un trago y me dirijo al baño, ya parece que el baño es mi lugar soñado de tantas veces que voy ahí. Recibo el vaso plástico que me ofrecen cuando regreso al salón y me doy cuenta que hablas con un chico recién llegado, un amigo de ambos, hablan amenamente y yo solo me hago invisible o eso trato.

Tus ojos se clavan en mí, mi cuerpo tiembla y mis ojos desean lagrimear. Sí, me equivoqué, solo puedo pensar en lo estúpida que soy, quiero hacer algo más pero soy tan frágil, tan débil. Debo pensar en algo más. El dolor recorre mi cuerpo y mi mente se adormece cada vez más.

Soy un ser detestable y aún así sonríes ¿Por qué lo hice? No lo sé. Corro lejos de ese lugar, no puedo soportar mis pensamientos, todo a mi al rededor se ve confuso y mis ojos se humedecen, unas luces se acercan a un ritmo acelerado y no puedo distinguir que es lo que se encuentra frente a mí.

Siento un impacto indoloro y mi cuerpo parece sentirte cada vez más ligero, mi respiración se hace más lenta, mi pulso se hace lento ¿Por qué me siento de la nada tan tranquila? Recuerdo tu sonrisa, tus quejas, tus lágrimas cuando descubriste mi error.

Merezco morir, tal vez, veo lentamente como mi cuerpo choca contra el suelo y mis ojos se cierran ¿Debería decirte adiós? Solo puedo decir que me siento culpable por no poder solucionar todo. Pero tú voz se oye lejana, mi mente se aleja cada vez más, mi cuerpo es pesado y el cielo está estrellado.

Respirar duele, no quiero llorar y mis ojos no son capaces de llegar a cristalizarse ¿Así se siente morir? Quiero pedir perdón pero no puedo hablar. Quizá así debían ocurrir las cosas.

El Rincón De Los RelatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora