𝔼𝕝 𝕔𝕝𝕦𝕓 𝕕𝕖 𝕃𝕦𝕧𝕚𝕒『Ⅴ』

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Entre la ropa que había traído cuando salí corriendo de la familia Luxen, saqué un vestido elegante que resaltaba nobleza y no algo casual

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Entre la ropa que había traído cuando salí corriendo de la familia Luxen, saqué un vestido elegante que resaltaba nobleza y no algo casual.

- ¡Wow! Señorita, es tan bonita.

Había un buen tiempo desde que me vio con un vestido y abrió grande los ojos. Dije indiferente.

- No soy tan bonita.

Eso era mentira; Luvia, que estaba reflejada en el espejo, era realmente hermosa. Piel blanca como un jade blanco y su cabello brillante como plata puro. La belleza pura y elegante, como el papel blanco. Era como un ángel o la apariencia de un hada.

Lo que era también algo impresionante aparte de su belleza pura, era unos ojos escarlata.

Los ojos escarlata reflejaban pereza llamaban la atención cuando brillan intensamente bajo la luz que no encajaba con su apariencia elegante. Era como un arcángel del cielo pero al mismo tiempo una belleza que se comparaba a las rosas, con una aroma profundo y glamoroso.

No era suficiente para describirla, es una mujer de una hermosura fantástica. La belleza del vestido es tan hermosa como las flores en plena floración.

- Pero, ¿Por qué de repente va usar un vestido?

- Lo utilizaré porque tengo que utilizar algo bello para ganar dinero.

Ante mis palabras, Marie entrecerró los ojos.

- Oh, ¿Quiere hacer cosas malas? ¡No!

¿Qué diablos estás pensando con tu pequeña cabeza?

Me dije que te alimentaría bien en la noche.

- Salgamos.

Fuera del dormitorio, había brillantes flores por la primavera. Los estudiantes estaban charlando entre ellos aquí y allá, esperando con ansias la vida académica que recién comenzaba.

"Es fresco. Es un buen momento"

Los miré y moví mis pies.

De todos modos, no estaba interesado en la vida color de rosa de la academia. Tengo que conseguir algo de dinero.

"No voy a preocuparme por el dinero, por ahora."

Pero fue entonces.

Estaba a punto de ir al campus, pero escuché un sonido que hizo que detuviera mis pasos.

¡Zap!

- ...

Fue un golpe.

Pronto resonó una voz llorosa.

- ¡Qué demonios estás haciendo! ¡Tienes que disculparte como es debido!

- Sí, lo siento.

- De todos modos, supongo que eres una plebeya. Tks.

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