Decidí no dudar en tomar un ferry a la ciudad de Linnet pronto al día siguiente. La ciudad de Linnet estaba río arriba del río Dental y tenía que ir tres días en ferry.
- ¿Vamos a embarcar hoy? Bueno, esta es la primera vez que salgo del ducado de Luxen. Estoy nerviosa.
Marie, que caminaba por la habitación del hotel, tenía una mirada emocionada.
Me di cuenta que tenía trabajo que hacer antes de siquiera comprar los boletos.
- ¿Te gustaría esperar un minuto?
- ¿Ah?
Abrí la puerta del balcón y vi la capucha que había visto ayer y me miró con asombro.
Era el escolta que me seguía.
Dije fríamente.
- ¿Señor Urbo?
- ...
Cuando no respondió, me puse frente suyo y lo miré.
¿Era por vergüenza o existía otra razón? Su rostro estaba sonrojado y entró en pánico.
- ¿Su majestad, el rey, te envió?
- ...Sí, princesa.
Finalmente, Sir, Urbo asintió y dijo con voz firme.
- Su majestad me ha ordenado mantener la seguridad de la princesa. Por favor, comprenda que aún si se niega tendré que seguirla.
- No te iba a decir que regreses.
- ¿Entonces?
Urbo tenía una mirada perpleja.
Hablé modestamente.
- Está helado, entra y tome una taza de té.
[...]
Marie estaba nerviosa cuando vio a Sir. Urbo.
Sir. Urbo era un caballero y también poseía maná. Él era mucho más poderoso que una criada normal.
- ¿Qué haremos si Sir, Urbo nos atrapa?
Marie vino a mí, trayendo con ella pos ingredientes para preparar té y susurró.
Me reí.
Incluso susurrando, Sir. Urbo escuchó sus palabras al ser poseedor de maná. Acaricié la cabeza de Marie para que no se preocupara, para luego hervir el té. En la habitación se extendió una fragancia agradable.
- Ah, gracias. Cómo puede...
Sir. Urbo parecía estar impresionado de que yo, siendo una princesa, preparará té.
Dijo después de beber un sorbo de té.
- Deténganse, deténgase y regrese al castillo.
No respondí. Solo miré el reloj de la pared.