¿Que harías si después de una serie de desafortunados accidentes terminas falleciendo y siendo reencarnado en otro mundo con la misión de derrotar al rey demonio siendo tan solo una persona normal si ningún tipo de poder especial? ...ese es el caso...
Al momento de entrar con Yuuna a la habitación del jefe de la mazmorra las grandes puertas de piedra atrás nuestro se cerraron...ahora solo faltaría avanzar un poco más para que el circulo grabado en el suelo hiciera su trabajo invocando al monstruo que tendríamos que derrotar para regresar a casa
Yuuna quien se encontraba a mi lado izquierdo parecía estar dudando al momento de avanzar mientras en su cara estaba dibujada una expresión de inseguridad por lo que puse mi mano derecha encima de su hombro
"¿John...?"
"No te preocupes...saldremos de esta"
Ella toco suavemente mi mano mientras su complicada expresión desaparecía poco a poco y su mirada se suavizaba
"Gracias John...vamos"
Ella me sonrió gentilmente mientras sacaba su mano de la mía y la usaba para desenvainar su espada, yo la seguí hasta que llegamos a la mitad de la habitación donde el gran circulo de invocación empezó a brillar enormemente
"Prepárate John"
"No hace falta que me lo digas"
Ambos nos miramos mientras sonreíamos, yo retrocedí una distancia prudente para no ser un estorbo para Yuuna y vimos como del gran círculo grabado en el suelo emergía el monstruo que debíamos derrotar para salir de este lugar pero no pensé que lo que iba a salir de ahí sería algo tan peligroso
"Que...demonios..."
Del enorme circulo grabado en el suelo estaba emergiendo unos gigantescos cuernos unidos a una gran cabeza llena de escamas azules...su gigantesco cuerpo estaba rodeado por lo que parecía ser una coraza amarilla dejando muy pocas áreas al descubierto...sus extremidades también estaban cubiertas de aquella coraza haciendo resaltar sus largas garras negras...Esto sin duda alguna era lo más cercano a un dragón...lo único en los que podrías diferenciarlos sería en que los dragones tienen alas y cola
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"¡ROOOOAAAARR!"
El rugido de la gran bestia frente a nosotros era tan fuerte que casi no logro mantenerme de pie ante la gran presión del viento que provocó
