Se encontraba en el baño esa mañana, hacía poco se había levantado, había pasado una noche tranquila, más sabía que le quedaba poco de ese sentimiento. Miró con cierto miedo el objeto que tenía en frente, no quería hacerlo, pero debía, era obligatorio una vez al mes al menos; inhaló fuerte para darse ánimos, acercó un pie, para posteriormente acercar el restante, y tras encontrarse ya bien ubicada, esperó unos segundos antes de ver el desafortunado desenlace, espero unos segundos más para bajar su mirada y comprobar lo inevitable, y tras hacerlo suspiró de forma cansina, como imaginó ahí estaba ese maldito número inicial, pero seguido de un número que no esperaba, estaba más elevado de lo estipulado, un par de lagrimas nacieron de sus ojos ónix mientras veía ese maldito número en la balanza, la cual muy burlona y con petulancia le indicaba que había engordado kilo y medio más de lo indicando, soltó un gruñido de molestia y lanzó una llamarada intensa de fuego contra el aparato. Cuando vio las cenizas de la balanza por el piso río con nerviosismo mientras se le escurría una gota de sudor por la nuca, en fin...habría que conseguir una nueva balanza, la tercera ya en lo que iba del embarazo...
[...]
Se estaba colocando el pantalón, el cual ya era el quinto que intentaba ponerse, y al igual que el resto terminó arriba de la cama mientras lo lanzaba con rabia al ver como no le quedaba, ni un botón le cerraba, estaba furiosa, frustrada, irritada, completamente superada con la situación, quería llorar, gritar, hacer un berrinche, lo que fuera, pero quería que aunque fuera un pantalón le quedara, terminó bajando la cabeza derrotada con su frente sombreada de negro, terminando aceptando que ya no había vuelta atrás, su nuevo peso no le permitía ni siquiera cerrarse un botón.
—¡Soy...soy...una bola de grasa!—Lloró mientras tiraba el sexto y último que le quedaba, y recogiendo la poca dignidad que le quedaba, se colocó una falda que le llegaba más debajo de medio muslo, y tras salir del cuarto un pensamiento la invadió.
<< Necesito helado para superar esto...>>
[...]
Charlie había dejado de buscar a Alastor en el ámbito íntimo, era extraño, quizás solo estaba cansada, aunque no lo aparentaba, igual no se preocupaba, ya que por fin había recuperado sus energías. Así que ahora él le demostraría de los que estaba hecho, la haría quedar completamente satisfecha. —<<Ya verás...esta vez seré yo el que domine la situación...quedarás rendida>>—Pensaba con una sonrisa torcida, imaginándose a él fresco como lechuga luego de una dosis de pasión extrema y su mujer rendida y profundamente dormida.
***Inicio de las fantasías de Alastor***
Se veía a un Alastor en perfectas condiciones desnudo recostado en la cama en una pose narcisista, completamente egocéntrico mientras se veía de forma desinteresada las garras, cubriendo escasamente sus partes íntimas con la sábana, a su lado estaba una Charlie con el cabello todo despeinado, respirando agitada y en total pose de agotamiento cubriendo su desnudez con la sábana.
—Charlotte...querida, ¿repetimos? Aún no me siento satisfecho...—Dijo con una sonrisa torcida mientras la veía de reojo, aparentando indiferencia hacia la mujer.
—Oh, Alastor...pero estoy rendida...ya van veinte veces....¡ten piedad de mi, demonio radio!—Decía suplicante y con cansancio.
—¿De verdad? ¿Ya te has cansado? Yo estoy perfectamente, podía seguir perfectamente por horas—Decía volviendo a verse las garras mientras hablaba con total y absoluta arrogancia, sin abandonar la indiferencia en sus palabras con la única intención de verse superior ante la rubia.
—¡Oh, Alastor! ¡Eres insaciable!—Decía ahora viéndolo con ojos soñadores y las manos en son de plegaria, como si realmente el fuera una entidad superior, para luego desmayarse del agotamiento.