Me salgo de mis pensamientos y recuerdo los llamados que me hizo Alberto, asique me dirigí al cuarto. —¿Qué sucede?— pregunto al entrar.Lo veo sentado en la orilla de la cama, cuando entro levanta la cabeza. —Te quiero pedir perdón, amor.— me dice suplicando con los ojos.
—Te pasaste, Alberto.— digo simplemente.
—Lo sé, te estoy pidiendo perdón.
—No.— contesto.
—¿Qué? ¿Por qué?— pregunta algo exaltado.
—Porque simplemente no me nace perdonarte, Alberto. No es algo que pase de un día a otro. Prácticamente me estabas vendiendo.
—Lo siento.— me dice con falso arrepentimiento.
—Lo sé. Iré a dormir al cuarto de huéspedes.— le informo y salgo de la habitación.
Alberto no se esfuerza en seguirme. Yo solo me voy, me pongo un pijama, apago la luz, me acuesto y cierro los ojos. No logré conciliar el sueño.
Durante casi dos horas me enganché pensando en Joaquín, en como me acariciaba y en los besos que me dió, recordaba cada momento que pasé, cada roce y... ¡La propuesta! Dios mío, ¿Iré? No, no puedo ir. ¿Y si Alberto nos ve? No sé que sería capaz de hacer si nos encuentra en una situación comprometedora, él ya me ha hecho escenas de celos y no me gustaría que pase algo así frente a Joaquín.
Cerca de las cinco de la madrugada logré caer en los brazos de Morfeo solo por el cansancio mental de haber estado pensando en todos esos miedos y preocupaciones. Desperté a las 10.³⁰ de la mañana, sintiendo que todo lo que había pasado anoche con Joaquín solo formaba parte de mis fantasías, pero sé que no era así, que todo eso en verdad había ocurrido.
Me siento como una adolescente viviendo su primer amor ¿Estaré bien? He comenzado a notar esas mariposas en mi vientre. Cada minuto estaba más nerviosa pues aún no estaba totalmente decidida sobre si ir a encontrarme con Joaquín o no.
Luego de mucho debatir en mi mente decidí que tengo que dejar esos miedos de lados y si, iré y me veré con Joaquín porque siento que algo bueno puede salir de aquí.
Miré la hora y ya iban a ser las tres de la tarde, no me he arreglado. —La puta madre.— maldigo mientras corro a la ducha.
En diez minutos ya estaba en mi habitación, mojada, con una toalla rodeando mi cuerpo y otra en mi cabello, rápidamente busqué algo que ponerme; saqué una blusa roja sin hombros, un pantalón negro y tacones del mismo color. El pelo sólo me lo sequé un poquito con la toalla y lo dejé al natural, me puse un brillo en los labios y un poco de máscara de pestañas, nada más.
Tome un bolso y salí en mi auto rumbo a aquel restaurante donde espero que esté Joaquín.
Llegué, me estacioné, miré la hora y ya eran las 15.²⁵ Dios, que tarde, espero que no se haya ido aún, pero lo dudo.
Entré y me recibe un amable camarero, le digo que alguien me está esperándome, mi esperanza llega a los suelos cuando me contesta que nadie le ha informado de eso, entonces opto por agradecerle e irme de ahí.
La felicidad vuelve a mi cuando noto que ese hombre alto y de barba perfectamente cuidada me toma delicadamente del brazo, girándome hacia él. —Yo estoy esperando a la señorita.— informa Joaquín, luego de sonreírme.
Lo escaneo con la mirada, está en un camisa blanca inmaculada, de corbata azul marino, chaqueta, pantalón y zapatos negros, su cabello peinado sin ningún pelito fuera de lugar.
—¿Me acompañas?— pregunta luego de también comerme con la mirada.
Yo sonrío y asiento. Él me toma de la mano y me guía a la mesa donde estaba sentado. Me abre la silla y me siento, Joaquín hace lo mismo y comenzamos a hablar muy animados, a los pocos minutos llega un mozo y nos toma la orden.
—Una milanesa con puré y... un jugo de naranja, por favor.— pedí.
—¿Usted, caballero?— pregunta el mozo, terminando de anotar mi pedido.
—Lo mismo que la señorita, pero en vez de jugo, una coca-cola, ¿puede ser?
—Por su puesto, en un rato les traemos el pedido.
Como bien dijo el joven, al rato llegó nuestro pedido y comenzamos a comer muy a gusto, seguimos hablando de cualquier cosa, para mi sorpresa todo se estaba dando muy naturalmente.
La estábamos pasando de maravilla, riéndonos, hablando y con miradas con las que nos decíamos de todo. —Ay, Dios.— exclama Joa mirándo su reloj de mano. —En cinco minutos debo estar en la empresa.
Un sentimiento de tristeza me invadió, no puedo creer que se haya pasado tan rápido el tiempo junto a él. Al parecer Joaquín notó mi expresión, ya que me tomó las manos, me sonrió y me hizo una seña para que saliéramos.
Pagó la comida, dejé propina y salimos. Él me tomó de la mano y me llevó casi corriendo a un callejón que estaba detrás del restaurante.
—Me encantó estar contigo, Lucia.— comentó con dulzura acercando mis manos a su pecho.
—A mi también, Joaquín.— conteste con una sonrisa.
El hombre se quiso acercar a darme un beso, pero me aparté un poco, —Alguien nos puede ver, alguien que nos conozca.— dije preocupada.
—Por eso te traje acá, linda,— acarició mi mejilla y me tomó por la cintura, acercándome a su cuerpo. —Acá no nos verán.
Relajé mis manos en su pecho y una de ellas se dirigió a su mejilla. Volvió a acercarse y esta no me aparté, le seguí el beso romántico, dulce y lento. Al separarnos dejó su frente reposando en la mía. —Ahora si me debo ir, llegaré tarde.
Nos despedimos con otro beso y salió, esperé un rato para salir yo también y no nos vieran juntos. Volvi al auto y me fui, feliz a mi casa.
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anonimook6 para vs reina ♡quiero mis caps mañana 🙂🔪
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A tu mejor amigo [Terminada]
Fanfices una historia a base de una canción de Pimpinela, como supongo que varios la conocerán "A tu mejor amigo". simplemente espero que lean y disfruten, los amo❤