•Capitulo 16•

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—Tranquila, bonita, será cuando yo diga.

Oh, Dios mío, este hombre me tiene locamente desesperada.

Seguia torturándome con caricias, nalgas y la maldita cercanía de su cuerpo con el mío, quería más, necesitaba más de él.

Se inclinó hacia mi cuerpo, delineando mi espalda y aprendo mi cintura y cadera con fuerza, yo soltaba gemidos sin poder controlarlos, y él placer fue todavía más cuando comenzó a besar la parte baja de mi espalda. —P-por favor.— gemí desesperada. Él se puso normalmente y me penetró con fuerza. —Ah..— me tomó todo el cabello y tiró hacia atrás, volvió a inclinarse y me dejó un beso cerca de la nuca. Sin soltarme el pelo siguió penetrándome con más brusquedad y una mano en mi cadera para profundizar más el contacto.

A esta altura los gemidos salían por si solos seguidamente, no era capaz de controlarlos. Joaquín me nalgueaba con fuerza y, curiosamente, a mi me encantaba. Necesitaba probar esto para saber lo que es bueno.

Tomó una mordaza y la puso en mi boca, así logró que mis gemidos solo se hicieran murmullos de placer, seguia con las nalgadas y los apretones fantásticos. Luego de más de una hora de disfrutar decidió sacarme las esposas, me volvió a girar, me tomó por la cintura y me acercó a él con brusquedad, me abrió las piernas exageradamente, comenzó a penetrarme durísimo, parecía que no se le acaba la fuerza.

Yo no paraba de gemir y disfrutar, como me apretaba, me mordía, jugaba con mi cuerpo, todo me encantó, incluso cuando puso su mano al rededor de mi cuello para 'asfixiarme' sonreí y me mordí el labio.

Otra hora después, Joaquín y yo quedamos por fin satisfechos, nos abrazamos y nos dormimos hasta las once de la mañana siguiente,  como me dijo antes él llamó a decir que estuvo toda la noche con insomnio y mareos, yo llamé a mi jefa y dije algo parecido.

—¿Listo?— preguntó acercándose gateando por la cama a penas me vió cortar la llamada, yo estaba sentada en una orilla.

—Listo, amor.— respondí dándome vuelta. —Hoy soy toda tuya.— agregué rodeando su cuello con mis brazos.

Él me tomó por la cintura, junto nuestros cuerpos que estaban solo en ropa interior y me besó apasionadamente.

Me tuve que separar con las manos en su pecho. —¿Vamos a desayunar?— pregunté.

—¿Te puedo comer a vos?— preguntó también, besando mi cuello.

—Me comiste toda la noche, Joa.— contesté con una risita.

—Quedé con gusto a poco.— me dice y lo separé de mi sujetando sus mejillas.

—Bueno pero algo más tenemos que comer, cariño.— dejé un pico en sus labios y bajé a la cocina, él instintivamente me siguió.

Miré la cocina y sonreí, Joaquín llegó por atrás y me abrazó con amor, apoyando su cabeza en mi hombro. —¿Tienes hambre?— pregunta.

—Hm... sip.— contesto con una sonrisa.

—¿Te preparo algo?— ofreció dándome vuelta, pegándole a él para comenzar a adentrarnos en la cocina.

—Dale.— contesté con la misma sonrisa de enamorada.

Me dejó un beso suave y me llevó a sentarme mientras comenzaba a preparar todo ágilmente, en pocos minutos ya tenía sobre la mesa jugo de naranja, café, tostadas y huevos revueltos.

—Ah, pero que hábil.— le comenté sonriendo.

—Por supuesto, te lo mereces, reina.— respondió tomando mi mano y dando un beso en ella.

A tu mejor amigo [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora