—Shh! Te callas o te va a ir peor.— dijo tomándome por el cuello con fuerza. —A vos y a tu parejita.
Este hombre está totalmente loco, lpm. Con mi mano afirmé su muñeca para intentar alejarlo, pero solo conseguía que apretara más su agarre.
—Soltame.., p-por favor.— logré decir casi sin aire.
—No te voy a soltar, Luci.— me dice con un brillo oscuro en sus ojos. —Vos ya volverás a ser mía, solo mía.
Las lágrimas brotaban por mis ojos y corrían bajando por mis mejillas, mientras este maldito se acercaba a mi y repartía besos por todos lados.
Intentaba alejarlo, pero realmente ya no me quedaban fuerzas para seguir, le pegué en el pecho, lancé mis manos para rasguñarlo o darle una cachetada, pero él se defendía.
En un momento llegó a levantarme del piso solo con su agarre en mi cuello, cada vez se me hacía más difícil respirar. Me sentí perdida cuando, aún en el aire, Alberto pasó una de sus asquerosas manos por mis glúteos, debajo de mi falda.
—N-no...— supliqué con el poco oxígeno que me iba quedando, Alberto hizo caso omiso y continuó su camino hasta mi entrepierna.
—Ya necesitaba tocarte, mi amor.— me dijo al oído mientras seguía con besos y chupetones por mi cuello y escote.
No es posible, esto no está pasando, estoy alucinando, es solo un mal sueño, intentaba convencerme de que nada era real.
Estaba totalmente desesperada, pero no tenía aire para gritar, mis lagrimas ya no me dejaban ver nada, estaba a punto de caer inconsciente cuando sentí que Alberto corrió la tela de mi ropa interior y sin previo aviso metió tres dedos en mi.
Los sacaba y los volvía a meter con fuerza, al notar que comenzaba a suplicar por ayuda y recuperar un poco el aire me dió una cachetada, ya no podía más, creí que no se detendría jamás.
—¿Lucia?— escuché a lo lejos la voz de Guliana, mi compañera de trabajo. —¿Estás aquí?
Sentí que Alberto me tomó fuertemente la cara, enterrando sus dedos en mi piel. —Ni se te ocurra hablar.— me amenazó susurrando cerca de mi cara. —¿Entendiste, cariño?
Asentí rápidamente con la cabeza por miedo a que me hiciera algo más si no respondía como él esperaba. —¿¡Lu!?
—Escuchame bien Lucia Galán, te voy a soltar, y vas a ir con tu amiga para que se deje de joder. Le vas a decir que estabas arreglando algo acá y no dejarás que me vea.— volví a asentir — Y pobre de ti si abres la boca. No sabes lo que doy capaz de hacer.
Me bajó sin hacer mucho ruido, y me limpió las lágrimas. —No te vas a deshacer de mi, cariño.
Se quedó pegado a una pared para que Guliana no lo notara, yo salí, con las blusas en las manos.
—¡Lu, acá estás! Te estaba buscando, ya es hora de tu descanso. —me dijo con su sonrisa amplia, vio que yo no le respondí y solo agaché la cabeza para asentir. —¿Qué pasó, Lucia?— se preocupó.
—Tranquila, estoy bien.— contesté simulando una sonrisa y comencé a caminar, alejándome de ahí. Ella me seguía de cerca.
—No te ves bien, dime que te pasó.
—Nada me pasó, Guli.— volví a contestar, abriendo la caja registradora.
No me volvió a insistir por unos minutos. Salí a comer, estaba totalmente desanimada, angustiada, asustada, una mezcla de mil sentimientos horribles, no tenía apetito, ni siquiera me di cuenta cuando Alberto llegó a mi lado.
—¿Que vamos a comer?— preguntó con una sonrisa, mientras yo lo miraba aterrorizada. —Ay, que me miras así, ¿Me tenes miedo ahora? —dijo con aire de superioridad, acercándose a mi cara.
—Dejame en paz, por favor.— le pedí en un susurro.
—Pero nos divertimos tanto, linda. ¿Por qué quieres que te deje en paz?
—Tú te divertiste conmigo. Yo no.— contesté con firmeza, mirándolo a la cara.
—Se que te gustó.
—Alberto déjame comer tranquila y déjate de joder. Sos un asqueroso.
—Te dejaré comer, pero ya sabes que siempre estoy por acá.— me recordó a la vez que con una mano apretó mi glúteo. Se levantó y se fué.
Se me terminó de cerrar el estómago, así que a los pocos minutos me levanté y volví a la tienda.
—¿Sabes que de verdad no te ves bien?, cambiaste de un rato a otro.— insistió mi compañera.
—Guliana, estoy bien ¿Ok? dejate de joder un rato, quiero trabajar, ¿Puede ser?— le grité inconscientemente. Cuando me di cuenta de lo hice intenté disculparme. —Ay... Guli, y-yo.
—No, no.— me interrumpió —Ya entendí.— dijo y me dejó ahí para irse a atender lejos de mi.
Suspiré y seguí atendiendo hasta el final del día, cuando Joa pasó a buscarme. Entró a la tienda y se dirigió hasta donde yo estaba. —Buenas noches, reina.
Sonreí débilmente. —Hola, amor.
—¿Día difícil?— preguntó rodeando el mostrador para quedar cerca de mi.
—No te imaginas.— respondí pensando en todo lo que había pasado.
Se acercó tranquilamente por la espalda y me dió un beso en el cuello. —Te apuesto a que con un besitos te curo.
Me di vuelta para quedar frente a él, con una sonrisa. —Acá no, aún quedan clientes por atender.
—Más divertido.— besó mis labios.
—Noo.— me reí por lo bajo. —En el trabajo no.
—Bueno...— hizo un puchero.
—Si querés me esperas en el auto.
—Prefiero verte y estar acá cerca.
Sonreí. —Sentate ahí.— le señalé un pequeño asiento.
Él me esperó durante unos quince minutos más, viendo cómo atendería a los clientes, me movía de un lado a otro y deja ordenado el lugar antes de salir.
Salimos y nos fuimos a casa. Nos acostamos y me abrazó por la cintura para que yo me acurrucara en su pecho. —¿Ahora si me vas a decir que paso?
—¿Ah?
—No esperas que me crea que estás así solo por el trabajo, ¿Verdad?
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.ACÁ ESTÁ SU BENDITO CAPÍTULO anonimook6 marialuzbasso Pimpinela_Fans_ok
LAS AMO no se olviden.chicas espero que les haya gustado, no se olviden de dejar una estrellita y comentar.
los amoo
♡♡♡
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A tu mejor amigo [Terminada]
Fanfictiones una historia a base de una canción de Pimpinela, como supongo que varios la conocerán "A tu mejor amigo". simplemente espero que lean y disfruten, los amo❤