•Capitulo 9•

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Luego de bastante insistencia, me dejó dinero para pagar el taxi, a pesar de que yo me negaba, 15 minutos después ya estaba dentro de un móvil camino a mi casa a encontrarme con mi esposo.

En el trayecto de cerca de una hora en el auto fuí en completo silencio, lo que es bastante raro en mi, al cabo de un rato llegamos a mi casa, le pagué al taxista, entré a mi casa y ahí estaba Alberto, quien a penas me vió me abrazó con fuerza, yo me demoré en corresponderle, pero cuando lo hice ya se había separado, aún con las manos en mis hombros. —Cariño, me preocupé mucho.— dijo apartando un mechón de pelo de mi cara. —Avísame cuando salgas, por favor.

—La próxima vez lo haré, tranquilo...— digo y él me vuelve a abrazar, y deja un beso en mis labios.

—¿Te pasó algo?— pregunta preocupado.

—Estoy bien, descuida, solo estoy un poco cansada, nada más.

—Está bien, vamos a descansar, mañana te tengo una sorpresa.

—Ah, si?

—Así es, ahora, vamos a dormir.— me llevó al segundo piso. —¿Vas a la habitación de huéspedes, verdad?— preguntó con tristeza.

—No, hoy no quiero dormir sola.— su cara pareció iluminarse. —Pero eso no significa que estés perdonado, me sigue doliendo eso.

—Entiendo perfecto, tranquila.

Ambos fuimos a la habitación matrimonial y nos pusimos pijama, yo me cambié en el baño. Nos acostamos y él me abrazó por la cintura, la verdad que yo lo dejé así para no sentirme culpable de lo que había hecho hace una hora atrás con su mejor amigo. Yo no soy una persona infiel, jamás lo he sido, no sé que me pasó. Si bien Alberto se portó mal conmigo este ultimo tiempo, él no se merece que yo lo engañe.

Me dormí pensando en eso. A la mañana siguiente desperté gracias a Alberto, que había traído una bandeja de desayuno para los dos. Desayunamos hablando tranquilamente, pero según él yo aún seguía rara, lo que no me sorprende, sigo sintiéndome igual o más culpable que ayer.

Pasó la mañana, pero yo seguía en pijama, porque no tenia ganas de vestirme, mucho menos de cocinar. Fuí a la sala donde se encontraba Alberto arreglando una cosas de trabajo y le pregunté si quería pedir algo, a lo que él me respondió. —No! Te voy a sacar a comer Lu, esa es parte de la sorpresa.— me dijo.

Parte... Quizá que otra cosa me tiene preparada.

Solo me dijo que me vistiera, por que en media hora más salíamos a un restaurante, así lo hice, con algo de emoción, pues tenía la fe de poder re-enamorarme de él y olvidarme de Joaquín.

Si, así es, intentaré olvidarme de Joaquín, por mi bien y por el de Alberto.

Me puse un vestido rojo hasta más arriba de las rodillas, me dejé el cabello suelto y, como siempre, resalté la mirada. Salimos en su auto y comenzó a manejar tranquilamente, al paso de tiempo comencé a mirar a todos lados ya conocía este camino, no íbamos a cualquier restaurante, íbamos AL restaurante, al mismo de la primera cita que tuve con Joaquin.

—¿Todo bien, cariño?— preguntó mi acompañante mirándome con algo de preocupación.

Suspiré y alejé los recuerdos de mi mente, devolví la mirada a Alberto y le sonreí. —Todo bien.

—¿Segura?

—Si, si, no te preocupes.— volví a sonreírle.

—Está bien, linda.

Llegamos al restaurante, entramos, me corrió la silla y pedimos unas pastas con salsa blanca, comenzamos hablar con normalidad, nos reímos bastante, incluso se me olvidaba a ratos lo que pasó.

Luego de una hora de estar ahí, pagamos, salimos del restaurante y nos subimos de vuelta al auto. —Luci, mi amor... Ahora toca que te enteres de la segunda parte de la sorpresa.— me comenta tomándome las manos.

—A ver... estoy ansiosa por saber de que se trata.

—Decidí tomarme una semana libre de trabajo, pasaremos esta semana en una casa en el campo a tres horas de acá.— me expone con una sonrisa.

—¿De verdad?— preguntó emocionada.

—Por su puesto que si, reina, te lo mereces, a parte... yo me tengo que redimir por todo lo que he hecho y lo que no te he dado.— dice apenado.

Me acaricio la mejillas. —En ese caso... Creo que si aceptaré el viaje al campo.— contesto sonriendo.

Alberto también me acaricia la mejilla y comienza a acercarse, aún no estoy cien por ciento convencida, pero espero que esto sea lo correcto. Yo también me acerco a él y nos besamos, después de unos segundos nos separamos. —Perdóname.— susurra con los ojos cerrados.

—Ya está, fueron solo los nervios del momento.., espero.— le sigo de broma.

—Si.., lo siento, fui un idiota.

—Jajaja, ya te acepté las disculpas, cariño.— respondo con otro beso. —Y... ¿Cuándo nos vamos?

—Hoy mismo, en unas horas vamos saliendo y volvemos el domingo a casa. ¿Te parece?

—¡Si! Por su puesto.— contesté emocionada -dentro de lo que se podía-

Nos dirigimos a casa, a penas entramos subimos a arreglar unas maletas para el viaje. En una hora ya estábamos en el auto camino a casa de campo, durante el viaje no dijimos mucho, más que nada llenamos el silencio con música.

A la mitad del camino me dormí, quizá por el cansancio mental, ya que pensaba diez mil cosas por segundo, aunque seguía bastante confundida, no quería ser mala con Alberto. Él me despertó suavemente cuando llegamos, lentamente abrí los ojos y comencé a mirar al rededor, era tan hermoso todo, la casa, los alrededores...

A ver si esta semana será igual de hermosa que todo lo demás.

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chicas, no se olviden que las amo con todo mi corazón.

DATO: estoy medio apretada con los capítulos porque tenia preparados como para una semana y me los consumieron en cuatro días. :)

díganme que les pareció.

los amo

♡♡♡

A tu mejor amigo [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora